Durante los últimos años, sobre todo a partir del estallido social de 2019, los inversionistas chilenos de alto patrimonio aumentaron las solicitudes de ciudadanía en Estados Unidos.
Sin embargo, junto con la residencia en dicho país, existe un riesgo poco calibrado: quedan sujetos a la estricta normativa tributaria de EEUU sobre ingresos generados en cualquier parte del mundo.
Quienes obtienen la residencia deben declarar y pagar impuestos por todas sus rentas y activos, incluidas las inversiones que mantienen en Chile.
“Esto abarca sueldos, dividendos, rentas de propiedades, intereses e incluso ganancias por la venta de activos, ya sea en Chile o en otro país”, explicó a DF el socio del estudio de abogados Álamos, Álvarez y Aldunate, Felipe Álvarez.
“Muchos descubren esta situación al realizar trámites y se dan cuenta de que nunca han declarado, lo que constituye evasión tributaria, un delito en EEUU”, sostuvo Zaidan de Ulloa y Cía.
Debido a que en Chile esta obligación es prácticamente desconocida, puede derivar en sanciones severas. Las multas pueden alcanzar hasta el 50% del patrimonio no informado y parten en US$ 10 mil por cada formulario omitido.
“Muchos descubren esta situación al realizar trámites y se dan cuenta de que nunca han declarado, lo que constituye evasión tributaria, un delito. En la mayoría de los casos no hay dolo, simplemente ignorancia”, advirtió la socia de Ulloa y Cía, Adriana Zaidan.
La vía de regularización
Sin embargo, existen métodos para conciliar la situación. Una de ellas es presentar las declaraciones atrasadas y pagar las multas correspondientes. Sin embargo, los abogados advierten que este camino puede ser muy costoso.
“Clientes nuestros tienen participación directa e indirecta en 20 o 30 sociedades, por lo que las multas pueden llegar fácilmente a US$ 400 mil”, explicó Zaidan.
Ante la magnitud de estos casos, la autoridad tributaria de EUU, el IRS, creó un programa llamado Streamlined Filing Compliance Procedures, diseñado para ayudar a contribuyentes que no viven en EEUU, pero que tienen residencia y no cumplieron con reportar ingresos o activos en el extranjero a regularizar su situación.
La exigencia no solo abarca declaraciones de rentas e inversiones, sino que también las cuentas corrientes y hasta los ahorros en fondos de pensiones (AFP).
Cumplidos los pasos, la situación tributaria queda en regla y el contribuyente debe seguir declarando anualmente.
“El mayor valor del programa es que permite ponerse al día de forma ordenada y con sanciones muy reducidas o incluso sin multas, lo que marca una gran diferencia frente a las fuertes penalidades que normalmente se aplican”, enfatizó Álvarez.
Asimismo, existe el streamlined domestic, que funciona como una especie de amnistía para quienes viven en EEUU. En este caso, la multa es general y equivale al 5% del patrimonio, precisó Zaidan.
Asesoría legal al alza
La magnitud de las sanciones ha impulsado la demanda por asesoría legal. En Ulloa y Cía han acompañado más de 40 procesos de regularización. “Son personas que debieron acogerse al programa y que requieren asesoría para demostrar al IRS que no hubo dolo en su falta de declaración”, señaló Zaidan. Explicó que han visto casos de personas que tienen que pagar hasta US$ 6 millones en impuestos.
Sin embargo, el peso de las multas y la complejidad de los trámites ha llevado a muchos chilenos con residencia a considerar renunciar a ella para evitar obligaciones fiscales.
No obstante, esa opción no es sencilla. “Para renunciar uno debe tener cinco años de declaraciones en regla, por lo que la renuncia no elimina la obligación de regularizar primero”, recalcó Zaidan.
En qué casos ocurre
El boom de solicitudes de visas de inversión, de trabajo y de residencia permanente llevó a que más chilenos pasen a ser considerados residentes fiscales en EEUU. Esto, porque basta con permanecer más de 183 días en ese país para tributar por la renta de fuente mundial.
“Un chileno también puede ser considerado residente fiscal y, por lo tanto, verse obligado a tributar sobre su renta mundial, aun sin tener la green card”, detalló Álvarez.
Los escenarios son diversos. Uno de los más comunes se da en familias que migraron a EEUU a estudiar en los ‘80, cuyos hijos nacieron allá y luego volvieron a Chile. Al ser ciudadanos estadounidenses por nacimiento se convierten automáticamente en contribuyentes, muchas veces sin saberlo. Así, terminan incurriendo en evasión tributaria.
El socio fundador de Moraga y Cía, Álvaro Moraga, explicó que con la entrada en vigor del Tratado de Doble Tributación existe una excepción importante: si un ingreso ya fue declarado y gravado en uno de los dos países, el contribuyente chileno que pagó impuestos en EEUU no tendrá que volver a tributar por ese mismo ingreso en Chile.