Algunos suscriptores de la agencia crediticia Standard and Poor’s (S&P) recibieron ayer una choqueante noticia: la calificación de Francia, que hasta ahora se había mantenido firme en lo más alto con su impecable triple A, bajaba de rango y desataba la preocupación.
Sin embargo, lo que parecía una nueva señal de la inminente recesión que se cierne sobre el Viejo Continente, no fue sino un error técnico, según la calificadora. En un breve comunicado, S&P explicó que la equivocada emisión del cambio de ranking no tiene relación con que se esté estudiando realizar una devaluación de la deuda francesa. Según consignó la agencia, la economía gala mantiene tanto su nota AAA como su panorama estable.
A pesar de la aclaración de S&P, el efecto sí se sintió en la bolsa parisina: el CAC pasó a terreno negativo luego de conocerse la noticia, cerrando con una caída de 0,34%.
El error dista de considerarse un evento de pequeña envergadura. Luego de conocerse el impasse, el ministro de Finanzas de Francia, Francois Baroin, demandó una investigación tanto de las autoridades regulatorias de su país como de Europa sobre el mensaje de S&P, sus causas y posibles consecuencias.