Wall Street ha advertido de que una parte de la que hasta ahora se ha hablado poco del proyecto de ley de Donald Trump, que permite al gobierno aumentar los impuestos a las inversiones extranjeras en EEUU, podría trastocar los mercados y afectar negativamente a la industria estadounidense.
La Sección 899 del proyecto de ley, aprobado por la Cámara de Representantes la semana pasada, permitiría a EEUU imponer más impuestos a empresas e inversionistas de países que considere que tienen políticas fiscales punitivas.
Los inversionistas, las empresas estadounidenses con propietarios extranjeros y las empresas multinacionales con presencia en EEUU podrían verse afectadas, lo que podría frenar la inversión corporativa y desencadenar una retirada de los activos estadounidenses.
Esta tendencia, acelerada por las políticas arancelarias de la administración Trump, llega en un momento en que EEUU depende más que nunca de los inversionistas extranjeros para adquirir su creciente cartera de deuda pública. "Esto resulta alarmante para el mercado, con una confianza ya de por sí deteriorada, sobre todo entre los inversionistas extranjeros", declaró Greg Peters, codirector de inversiones de PGIM Fixed Income.
"Se trata de heridas autoinfligidas en un momento en que existe una gran deuda que necesita financiamiento aquí. Así que el momento es totalmente inoportuno", añadió.
Los analistas de Morgan Stanley afirmaron que la Sección 899 seguramente afectaría al dólar, añadiendo que "desincentiva la inversión extranjera". Por su parte, JPMorgan señaló que tenía "implicaciones significativas tanto para las empresas estadounidenses como para las extranjeras".
La medida se dirige a países con lo que Estados Unidos ha calificado de "impuestos extranjeros injustos". Según el bufete de abogados Davis Polk, la mayoría de los países de la UE, Reino Unido, Australia, Canadá y otros del mundo se verían afectados.
Para los inversionistas extranjeros, la Sección 899 aumentaría los impuestos sobre dividendos e intereses de las acciones estadounidenses y algunos bonos corporativos en 5 puntos porcentuales, todos los años y durante cuatro años. También impondría impuestos sobre las carteras estadounidenses de fondos soberanos, que actualmente están exentos. "Las consecuencias a largo plazo van a ser bastante severas para las multinacionales que operan en Estados Unidos", advirtió Jonathan Samford, presidente de la Global Business Alliance, un grupo comercial que representa a las multinacionales extranjeras más grandes que invierten en Estados Unidos.
Tim Adams, CEO del Instituto de Finanzas Internacionales, que representa a 400 de los mayores bancos e instituciones financieras del mundo, afirmó que "en un momento en que el gobierno busca activamente la inversión extranjera en EEUU para fomentar la creación de empleo, la formación de capital y la relocalización de la capacidad manufacturera, esto podría ser contraproducente".
Adams añadió que "cualquier interrupción del flujo de capital y la inversión extranjera directa podría tener consecuencias negativas imprevistas para las empresas estadounidenses, el empleo y la competitividad económica".
Aunque los inversionistas extranjeros en acciones estadounidenses y algunos bonos corporativos podrían enfrentarse a impuestos más altos, no está claro si ese impuesto se extendería a la deuda del Tesoro, según varios analistas e inversionistas. Los intereses devengados por los bonos del Tesoro suelen estar exentos de impuestos para los inversores que residen fuera de Estados Unidos, y cambiar esto representaría un giro radical con respecto a la política actual.
"La Sección 899 es legalmente ambigua en cuanto a un posible impuesto sobre los bonos del Tesoro", declaró Lewis Alexander, analista jefe del hedge fund Rokos Capital Management. Un impuesto a los bonos del Tesoro podría ser contraproducente, ya que cualquier ingreso potencial probablemente se vería afectado por el consiguiente aumento en los costos de endeudamiento, con la venta de la deuda por parte de los inversionistas.
Pero incluso si la deuda pública no estuviera sometida a impuestos directos, la Sección 899 representaría otra preocupación para los tenedores internacionales de deuda estadounidense, ya que muchos desconfían del enorme déficit del país y de las políticas arancelarias, que cambian constantemente.
"Nuestros clientes extranjeros nos llaman, presas del pánico por esto. Aunque no ha quedado del todo claro si las tenencias de bonos del Tesoro estarán sometidas a impuestos, nuestros inversores extranjeros ya dan por sentado que sí", declaró un director de un importante fondo de bonos estadounidense.