Tan importante como la Reserva Federal, o incluso más, los resultados de Nvidia se perfilan como el evento clave para el mercado accionario hacia fin de año.
La firma de semiconductores publicará su balance trimestral el próximo 19 de noviembre. Desde el año pasado, sus reportes han provocado movimientos significativos en el S&P 500 y el Nasdaq, con alzas de hasta 3% al día siguiente de la presentación de resultados.
A diferencia de las decisiones de la Fed, que suelen ser internalizadas previamente por el mercado, Nvidia ha hecho costumbre superar las expectativas de los analistas tanto en utilidades como en sus proyecciones de inversión y ventas.
En palabras de Mike Dixon, estratega de Horizon Investments, los resultados de Nvidia “se han convertido en un evento macroeconómico en sí mismo”. Con US$5 billones de capitalización de mercado, Nvidia es la empresa más grande del mundo. Pero además es el símbolo y abanderada del boom de la Inteligencia Artificial que ha sido el gran motor del mercado, agrega Dixon. Ese rol le ha justificado un ratio precio/utilidad de 55, que se compara con 28 para el S&P500.
En esta oportunidad, el informe de la tecnológica coincidirá con un clima de incertidumbre sobre las elevadas valoraciones de las firmas ligadas a la inteligencia artificial y sobre si las millonarias inversiones realizadas se traducirán efectivamente en las utilidades esperadas.
Dos eventos agravaron el temor. El primero fue el anuncio de que Michael Burry, el inversionista que acertó en adelantar la crisis hipotecaria de 2008 en EEUU, construyó una posición corta (apuesta a que la acción caerá) por US$187 millones contra Nvidia y por otros US$900 contra Palantir. Según Burry, hay una burbuja en el sector de IA y las empresas de chips y hardware (como Nvidia) están sobrestimando el retorno esperado por sus inversiones, mientras las “hiperescaladoras” (Meta, OpenAI, Microsoft, etc..) están subestimando la depreciación de sus activos para inflar la proyección de sus utilidades.
El segundo golpe al sector llegó desde JPMorgan, en el que se plantea que las hiperescaladoras deberán generar US$650.000 millones en ingresos anuales para obtener un rendimiento del 10 % sobre las inversiones que se proyectan en el sector hacia 2030.
En el caso de Nvidia, sus ingresos anuales alcanzaron US$130.500 millones el año pasado. En los dos primeres trimestres de este año ya suman US$90.800 millones y se proyectan que reportará US$54.000 millones de ingresos en el tercer trimestre.
Eso implicaría un crecimiento de 50% respecto al tercer trimestre del año anterior.
Las señales
Analistas e inversionistas tendrán la mirada puesta en cualquier señal de desaceleración en la demanda por los chips H100 y sus procesadores Blackwell, hardware de alta capacidad, demandados para el desarrollo de modelos más avanzados de Inteligencia Artificial. También se buscarán respuestas a los conflictos geopolíticos y las restricciones para sus productos en China y la amenaza de la administración estadounidense de restringir las exportaciones de la tecnología más avanzada de la firma, citando temas de seguridad nacional.
El CEO de Nvidia, Jensen Huang, recientemente ratificó su pronóstico optimista y declaró que la demanda por sus productos para IA sigue “muy fuerte”. Pero hay cuellos de botella que comienzan a preocupar al mercado, que buscará una explicación mayor sobre cómo planea la compañía cumplir con esa demanda de sus clientes.
La clave del reporte y de las declaraciones posteriores de Huang estará en su “guideline”, su proyección de crecimiento hacia el próximo año.
“Si Nvidia da un guideline de contratos hacia adelante, menor de lo que espera el mercado, efectivamente el rally (accionario) se puede caer. No significa que Nvidia no vaya a crecer. Podría ser que diga: creceremos un 30% el próximo año. En condiciones normales sería increíble, pero probablemente decepcionaría al mercado que espera siga creciendo a un 50%. Eso podría generar una caída de 10%-15% en la acción y arrastrar al resto del mercado”, afirma Klaus Kaempfe, gerente de inversiones de Credicorp Capital.
Caída en cadena
Alianzas y negocios recientes en la industria de IA están creando una estructura circular que aumenta el riesgo de una caída en cadena. Nvidia ha comprometido inversiones por unos US$121.000 millones, en OpenAI, Intel, xAI y Nokia, entre otras.
Pero también se produciría un efecto contagio. “Si empezamos a dudar de Nvidia, también empezamos a dudar de Amazon, de Apple, de Meta, empezamos a dudar de las compañías de energía que han visto subir sus acciones de forma importante por sus contratos para proveer a los centros de datos…”, agrega Kaempfe.
Considerando, además, que la inversión en la infraestructura para la IA ha sido el gran motor de la inversión en EEUU este año, el “efecto contagio” podría tener también una arista macroeconómica.
El nerviosismo en torno al “Nvidia day” se ha reflejado en el precio de la acción, que entre el 10 y el 13 de noviembre acumuló una caída de 7,2%. El papel transa en US$185,56, un 12% por debajo de su récord del pasado 29 de octubre.
A pesar de la incertidumbre, analistas mantienen una mira optimista. Citi elevó recientemente el precio objetivo de la acción de US$210 a US$220. Por su parte, Rick Schafer, que sigue la acción para Oppenheimer, elevó su precio objetivo de US$225 a US$265. “Nvidia sigue estando en la mejor posición para ser la gran ganadora en el campo de la inteligencia artificial”, sostuvo en una nota a clientes. Desde UBS, Timothy Arcuri, confía en que Nvidia superará las expectativas tanto en ventas como en márgenes, le da a la acción un precio objetivo de US$235, un 26% más que sus niveles actuales.
El reporte del 19 de noviembre será una prueba para todo el relato en torno a la IA que ha sostenido al mercado en los últimos dos años. Si Jensen Huang confirma que la demanda sigue firme y que la capacidad de producción está a la par, el nerviosismo reciente podría ser solo un bache natural en el rally de las tecnológicas. Pero si el “guideline” se queda corto, aunque sea levemente, se agravarán las dudas en torno a las altas valoraciones de las siete magníficas y las demás empresas vinculadas a la promesa de la revolución de la IA.