Panorama

Benedicto XVI en tres tiempos: su voz en sus encíclicas

Por: | Publicado: Viernes 15 de febrero de 2013 a las 05:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

El amor cristiano, la necesidad humana de esperanza, y un repaso al desarrollo, con una profunda mirada crítica, son los grandes temas que el papa Benedicto XVI plasmó en las tres encíclicas que escribió durante el pontificado que tendrá fin, por propia voluntad, el próximo 28 de febrero. Diario Financiero hizo una revisión de los artículos publicados por Humanitas desde el año 2006 acerca de estos textos, y destacó algunos de los pensamientos que el Sumo Pontífice escribió en ellos.


“Deus Caritas Est”: la primera 



Para la primera encíclica, el Arzobispo de Concepción en 2006, Antonio Moreno Casamitjana, reflexiona en el editorial de Humanitas nº 42, que ”Benedicto XVI ha comenzado su pontificado enviando a la Iglesia una encíclica que va al centro mismo de nuestra condición de cristianos: hemos descubierto el amor que nos hace hijos suyos, y el sentido de nuestra misión en el mundo es anunciarle esta Buena Noticia”.


Algunos extractos:

• La caridad siempre será necesaria. “El amor –caritas- siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa. (…) El Estado que quiere proveer a todo, que absorbe todo en sí mismo, se convierte en definitiva en una instancia burocrática que no puede asegurar lo más esencial que el hombre afligido -cualquier ser humano- necesita: una entrañable atención personal. Lo que hace falta no es un Estado que regule y domine todo, sino que generosamente reconozca y apoye, de acuerdo con el principio de subsidiaridad, las iniciativas que surgen de las diversas fuerzas sociales y que unen la espontaneidad con la cercanía a los hombres necesitados de auxilio. La Iglesia es una de estas fuerzas vivas: en ella late el dinamismo del amor suscitado por el Espíritu de Cristo. Este amor no brinda a los hombres sólo ayuda material, sino también sosiego y cuidado del alma, una ayuda con frecuencia más necesaria que el sustento material. La afirmación según la cual las estructuras justas harían superfluas las obras de caridad, esconde una concepción materialista del hombre: el prejuicio de que el hombre vive «sólo de pan» (Mt 4, 4; cf. Dt 8, 3), una concepción que humilla al hombre e ignora precisamente lo que es más específicamente humano“ (Carta Encíclica “Deus Caritas Est”, n°28).

“Spe Salvi”: La fe es esperanza



Benedicto XVI aborda un tema clásico del cristianismo, pero lo confronta con las respuestas que la filosofía y política han dado a la necesidad humana de la esperanza. En 2007, el redactor de Aceprensa, Diego Contreras, analizó el texto y destacó:



• “La fe es esperanza”, dice el Papa, haciéndose eco de la tradición bíblica, en la que con frecuencia ambos términos son intercambiables. En realidad, afirma más adelante, la actual crisis de fe es crisis de esperanza. (…) esas consideraciones no pretenden ser sólo una reflexión más o menos académica, sino una invitación al examen de conciencia. “Es el momento de preguntarnos ahora de manera explícita: la fe cristiana ¿es también para nosotros ahora una esperanza que transforma y sostiene nuestra vida? ¿Es para nosotros ‘performativa’, un mensaje que plasma de modo nuevo la vida misma, o es ya sólo ‘información’ que, mientras tanto, hemos dejado arrinconada y nos parece superada por informaciones más recientes?”.

• En el núcleo de la encíclica está el análisis que el papa hace de cómo la esperanza cristiana fue reemplazada en la época moderna por la esperanza en el reino del hombre. (…) “Ahora se llama: fe en el progreso”.

• El papa no tiene una visión negativa ni de la ciencia ni del progreso. (…) “si el progreso técnico no se corresponde con un progreso en la formación ética del hombre, con el crecimiento del hombre interior, no es un progreso sino una amenaza para el hombre y para el mundo”.

“Caritas in Veritate”: reflexión en torno al desarrollo



El 29 de junio de 2009, Benedicto XVI dio a conocer su tercera y última encíclica de su pontificado. En ella, recalca la complejidad creciente que ha adquirido la vida social, tanto a nivel nacional como internacional, con el protagonismo de empresas pequeñas, medianas y transnacionales, con y sin fines de lucro, de organizaciones de cooperación y de solidaridad que desarrollan una economía de comunión y una amplia gama de organismos de variado tipo que no sólo demandan para sí mismas el ejercicio de ciertos derechos sociales, sino que velan también por la justa distribución de las responsabilidades.


Algunos destacados de Caritas in Veritate.
• La Iglesia no hace política: “La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer y no pretende ‘de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados’. No obstante, tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación”(...) “Para la Iglesia, esta misión de verdad es irrenunciable” (n. 9).

• El progreso, una vocación: “El progreso, en su fuente y en su esencia, es una vocación: ‘En los designios de Dios, cada hombre está llamado a promover su propio progreso, porque la vida de todo hombre es una vocación’. Esto es precisamente lo que legitima la intervención de la Iglesia en la problemática del desarrollo“ (n. 16).

• El hombre, primer capital: “Quisiera recordar a todos, en especial a los gobernantes que se ocupan en dar un aspecto renovado al orden económico y social del mundo, que el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad” (n. 25).

• Lucha contra el hambre: “En la era de la globalización, eliminar el hambre en el mundo se ha convertido también en una meta que se ha de lograr para salvaguardar la paz y la estabilidad del planeta. El hambre no depende tanto de la escasez material, cuanto de la insuficiencia de recursos sociales, el más importante de los cuales es de tipo institucional” (n. 27).

• Crecimiento demográfico: “No es correcto considerar el aumento de población como la primera causa del subdesarrollo, incluso desde el punto de vista económico” (n. 44).

• Familia: “Se convierte en una necesidad social, e incluso económica, seguir proponiendo a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y del matrimonio, su sintonía con las exigencias más profundas del corazón y de la dignidad de la persona” (n. 44).

• Solidaridad y educación: “Una solidaridad más amplia a nivel internacional se manifiesta ante todo en seguir promoviendo, también en condiciones de crisis económica, un mayor acceso a la educación que, por otro lado, es una condición esencial para la eficacia de la cooperación internacional misma” (n. 61).

• Bioética: “La bioética es un campo prioritario y crucial en la lucha cultural entre el absolutismo de la técnica y la responsabilidad moral, y en el que está en juego la posibilidad de un desarrollo humano e integral. Éste es un ámbito muy delicado y decisivo, donde se plantea con toda su fuerza dramática la cuestión fundamental: si el hombre es un producto de sí mismo o si depende de Dios” (n. 74).

• Nuevas formas de esclavitud: “Las nuevas formas de esclavitud, como la droga, y la desesperación en la que caen tantas personas, tienen una explicación no sólo sociológica o psicológica, sino esencialmente espiritual. El vacío en que el alma se siente abandonada, contando incluso con numerosas terapias para el cuerpo y para la psique, hace sufrir. No hay desarrollo pleno ni un bien común universal sin el bien espiritual y moral de las personas, consideradas en su totalidad de alma y cuerpo” (n. 76).

Lo más leído