DOLAR
$954,92
UF
$39.485,65
S&P 500
6.600,35
FTSE 100
9.208,37
SP IPSA
9.007,14
Bovespa
145.594,00
Dólar US
$954,92
Euro
$1.128,48
Real Bras.
$180,03
Peso Arg.
$0,65
Yuan
$134,32
Petr. Brent
67,66 US$/b
Petr. WTI
63,75 US$/b
Cobre
4,62 US$/lb
Oro
3.688,52 US$/oz
UF Hoy
$39.485,65
UTM
$69.265,00
¿Eres cliente nuevo?
REGÍSTRATE AQUÍPor: Equipo DF
Publicado: Jueves 10 de julio de 2014 a las 05:00 hrs.
Se suponía que el Mundial sería la presentación en sociedad para Brasil, la superpotencia futbolística revelándose también como una potencia económica y geopolítica.
Los hinchas que llegaran a Brasil y los espectadores serían testigos no sólo de un mes de un fútbol fabuloso, sino también del crecimiento económico que sacó a 35 millones de brasileños de la pobreza en la última década.
Imágenes de estadios brillantes y en especial la construcción de trenes rápidos y nuevos y pacíficos barrios pobres serían la vidriera de la izquierda brasileña, ganando imitadores en América Latina, África y otros lados.
Y, por supuesto, el equipo anfitrión ganaría su sexto título mundial.
Por ello, la derrota por 7-1 del martes en la semifinal contra Alemania fue algo más que uno de los resultados más sorprendentes en la historia deportiva. Fue un gran golpe a la confianza del país, el último de una serie de sueños que no se hicieron realidad.
La otrora boyante economía brasileña se ha estancado y ha estado acosada por tres años de alta inflación, sin un final visible. Su influencia diplomática se redujo mientras otros países latinoamericanos son testigos de sus problemas y adoptan un camino más agresivo de reformas pro-mercado. (Reuters)
Desde su mirada única sobre el arte contemporáneo hasta su incansable búsqueda de la excelencia, Patricia comparte su historia, su visión sobre el rol del arte en la sociedad y cómo ha construido un espacio fundamental para la escena artística chilena.