"Algunas normas vigentes tienden a incentivar el uso de combustibles contaminantes"
Representante gremial dice que es necesario revisar algunas normas, si es que el Gobierno quiere dar una señal que permita el desarrollo de tecnologías más limpias en el país.
Por: | Publicado: Viernes 30 de julio de 2010 a las 05:00 hrs.
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Gustavo Orellana V.
Sólo hace poco más de un año que el terminal de GNL de Quintero recibía su primer buque con gas, dejando atrás la fuerte dependencia que tenía el país del recurso proveniente de Argentina.
Para la industria de distribución de gas, agrupada en AGN Chile, esto representa un verdadero hito, que se refrenda con cifras duras: mientras en la etapa más álgida de la crisis del gas sólo llegaban al país cerca de 500 mil m3 diarios del hidrocarburo a la zona central -que no alcanzaban ni siquiera para satisfacer un tercio de la demanda domiciliaria de Santiago- hoy el abastecimiento llega a 6,3 millones de m3 diarios sólo vía GNL Quintero y con señales de crecer aún más.
Para lograrlo, la industria está pujando porque se corrijan algunas asimetrías legales, que mantienen beneficios para combustibles más contaminantes.
-¿El sector está preparado para un eventual aumento fuerte en el consumo de gas?
Sí. La industria chilena del gas natural está hoy absolutamente preparada para enfrentar un aumento en el consumo del combustible, gracias a la plena operación de la planta de GNL Quintero desde septiembre del año pasado. Este complejo nos conecta a una red global de abastecimiento, por lo que ya no dependemos de un solo país proveedor. No obstante, sigue abierta la posibilidad de complementar las importaciones de GNL que llega a Quintero con el gas argentino, ya que la infraestructura para traerlo ya está construida.
Además, una vez terminada la última fase del proyecto, GNL Quintero estará en condiciones de almacenar más de 330 mil m3 de GNL, volumen que, una vez regasificado, equivale a unos 200 millones de m3 de gas. El consumo peak de Santiago en invierno es sólo el 1% de eso.
-Para que aumente el consumo, ¿qué cambios legales son necesarios?
Hay al menos tres ámbitos que debieran ser revisados: transporte, calefacción y generación eléctrica, ya que en esas áreas las normativas vigentes o que se están discutiendo actualmente, tienden a incentivar el uso de combustibles más contaminantes. En el segmento vehicular, existe un sesgo tributario a favor del diésel versus otros combustibles más limpios, como el gas natural vehicular (GNV) ($55 de impuesto específico al litro de diésel versus $71 el m3 del GNV). Lo anterior es un contrasentido, ya que el GNV es un combustible más limpio, pero está gravado con un impuesto que es un 29% mayor. Lo anterior debe ser tenido en cuenta por la autoridad, especialmente al momento de definir las bases de licitación para los sistemas de transporte público.
Además, existe otro tipo de normativas que creemos deben revisarse, como la restricción de la antigüedad máxima para que un auto sea convertido a sistemas que le permitan utilizar GNV.
Otro punto que debería revisarse es el mayor beneficio que recibe la parafina en los mecanismos de estabilización de precios de los combustibles respecto a los demás. Esto distorsiona las señales de precios que entrega la autoridad, en este caso a favor de un combustible más contaminante, como es la parafina, cuyo consumo -como es de público conocimiento-, está creciendo exponencialmente en los sectores más acomodados del país, con lo que se termina subsidiando a un sector de la población que no lo necesita.
También, y ya que aún no entra en vigencia, es conveniente contemplar en la normativa de emisiones para las centrales termoeléctricas que estas unidades deberían tener un regulación pareja, que considere las emisiones totales y no un límite por combustible que se use.
-¿Dónde hay espacios para aumentar la demanda de gas?
"GNL Quintero, en cuya propiedad participa una de nuestras asociadas (Metrogas), está entregando todo el gas que requiere la zona central, en volúmenes que en los últimos meses promedian los 6,3 millones de m3 diarios. Estos despachos aumentarán una vez que se concreten algunos proyectos que ya están definidos, como el de gasoductos virtuales y también en la medida que la propia demanda así lo requiera.
Sólo hace poco más de un año que el terminal de GNL de Quintero recibía su primer buque con gas, dejando atrás la fuerte dependencia que tenía el país del recurso proveniente de Argentina.
Para la industria de distribución de gas, agrupada en AGN Chile, esto representa un verdadero hito, que se refrenda con cifras duras: mientras en la etapa más álgida de la crisis del gas sólo llegaban al país cerca de 500 mil m3 diarios del hidrocarburo a la zona central -que no alcanzaban ni siquiera para satisfacer un tercio de la demanda domiciliaria de Santiago- hoy el abastecimiento llega a 6,3 millones de m3 diarios sólo vía GNL Quintero y con señales de crecer aún más.
Para lograrlo, la industria está pujando porque se corrijan algunas asimetrías legales, que mantienen beneficios para combustibles más contaminantes.
-¿El sector está preparado para un eventual aumento fuerte en el consumo de gas?
Sí. La industria chilena del gas natural está hoy absolutamente preparada para enfrentar un aumento en el consumo del combustible, gracias a la plena operación de la planta de GNL Quintero desde septiembre del año pasado. Este complejo nos conecta a una red global de abastecimiento, por lo que ya no dependemos de un solo país proveedor. No obstante, sigue abierta la posibilidad de complementar las importaciones de GNL que llega a Quintero con el gas argentino, ya que la infraestructura para traerlo ya está construida.
Además, una vez terminada la última fase del proyecto, GNL Quintero estará en condiciones de almacenar más de 330 mil m3 de GNL, volumen que, una vez regasificado, equivale a unos 200 millones de m3 de gas. El consumo peak de Santiago en invierno es sólo el 1% de eso.
-Para que aumente el consumo, ¿qué cambios legales son necesarios?
Hay al menos tres ámbitos que debieran ser revisados: transporte, calefacción y generación eléctrica, ya que en esas áreas las normativas vigentes o que se están discutiendo actualmente, tienden a incentivar el uso de combustibles más contaminantes. En el segmento vehicular, existe un sesgo tributario a favor del diésel versus otros combustibles más limpios, como el gas natural vehicular (GNV) ($55 de impuesto específico al litro de diésel versus $71 el m3 del GNV). Lo anterior es un contrasentido, ya que el GNV es un combustible más limpio, pero está gravado con un impuesto que es un 29% mayor. Lo anterior debe ser tenido en cuenta por la autoridad, especialmente al momento de definir las bases de licitación para los sistemas de transporte público.
Además, existe otro tipo de normativas que creemos deben revisarse, como la restricción de la antigüedad máxima para que un auto sea convertido a sistemas que le permitan utilizar GNV.
Otro punto que debería revisarse es el mayor beneficio que recibe la parafina en los mecanismos de estabilización de precios de los combustibles respecto a los demás. Esto distorsiona las señales de precios que entrega la autoridad, en este caso a favor de un combustible más contaminante, como es la parafina, cuyo consumo -como es de público conocimiento-, está creciendo exponencialmente en los sectores más acomodados del país, con lo que se termina subsidiando a un sector de la población que no lo necesita.
También, y ya que aún no entra en vigencia, es conveniente contemplar en la normativa de emisiones para las centrales termoeléctricas que estas unidades deberían tener un regulación pareja, que considere las emisiones totales y no un límite por combustible que se use.
-¿Dónde hay espacios para aumentar la demanda de gas?
"GNL Quintero, en cuya propiedad participa una de nuestras asociadas (Metrogas), está entregando todo el gas que requiere la zona central, en volúmenes que en los últimos meses promedian los 6,3 millones de m3 diarios. Estos despachos aumentarán una vez que se concreten algunos proyectos que ya están definidos, como el de gasoductos virtuales y también en la medida que la propia demanda así lo requiera.