Economía y Política

Escalona pone en jaque liderazgo de Bachelet

La desafiante actitud de quien ha sido uno de sus más cercanos ha puesto a prueba la capacidad de la candidata para ordenar a su propio sector.

Por: | Publicado: Sábado 18 de mayo de 2013 a las 05:00 hrs.
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Por Blanca Arthur



Con el senador Camilo Escalona como su principal protagonista, el conflicto al interior del PS ha escalado a tal extremo que no sólo tiene al partido enfrentado a una aguda crisis, sino que está poniendo en entredicho el liderazgo de Michelle Bachelet.

En lo único que existe coincidencia es que, por las características que ha adquirido este lío, ella está complicada e incluso molesta, aunque se ignora si adoptará o no una actitud más decidida para solucionar un problema que amenaza con afectar su candidatura presidencial.

Conocida fue desde el comienzo la postura de Bachelet de inclinarse por la realización de primarias como mecanismo de participación ciudadana. Por eso, desde que fracasó el acuerdo del pacto opositor para que sus candidatos a parlamentarios fueran elegidos por medio de dicha fórmula, el tema ha estado en el centro de su preocupación.

La actitud de los partidos de no ser capaces de conciliar sus posturas para participar en las primarias legales, golpeó fuerte a la abanderada PS-PPD, que no dudó en mostrarse decepcionada por la mala señal que se le daba al país. En ese momento, sin embargo, ella deslindó su responsabilidad, desestimando que la falta de acuerdo cuestionara su liderazgo, para lo que argumentó que, al no ser la candidata de todos los partidos de la oposición, no se le podía exigir que fuera la encargada de ordenar las filas.

Completamente distinta es, sin embargo, la situación actual. Porque luego de haberles exigido a los presidentes de los partidos que ella representa para que las realizaran de acuerdo a sus normas internas, se enfrenta a que la gran rebelión surge no sólo desde su propio partido, sino básicamente de quien ha sido uno de sus hombres más cercanos, como es Escalona.

La decisión de éste de no competir con el potente líder local, Rabindranath Quinteros, para dirimir la candidatura a senador por Los Lagos, ha puesto a Bachelet ante el dilema de si ejerce su liderazgo e impulsa las primarias o espera que su partido tome la decisión, aun a costa de que ésta sea contraria a la posición que propicia.

La actitud del senador


Es difícil entender la actitud de Escalona de aparecer incluso desafiando a la candidata presidencial, si se considera, entre otras cosas, cómo se jugó por la tesis de la lealtad durante su gobierno con el fin de contener que las críticas del PS no afectaran la gobernabilidad.

Entre las explicaciones que se dan en el socialismo para la pertinaz conducta que ha asumido, es que el duro parlamentario parte de la base que es necesario que él se mantenga en el Senado para cumplir un papel similar en un posible nuevo gobierno de Bachelet, por lo que no podría exponerse a perder el cupo a manos del ex alcalde Quinteros, que es lo que se supone que ocurriría en una competencia entre ambos.

Con ese fin, Escalona ha jugado todas sus cartas intentando que su partido desestime la realización de primarias, de manera despejarle el camino para ir a la reelección.

Pero de acuerdo a lo que indican los mismos socialistas, el problema es que la conducta que asumió para conseguir su propósito ha excedido los límites, al punto de que se lo sindica como el gran responsable de exacerbar el conflicto interno sin medir los costos, ni para el partido, ni para la candidatura de Bachelet.

Uno de los cuestionamientos que se le hacen a Escalona, es que aun cuando fuera cierto el argumento de que las primarias no legales en la región carecerían de garantías por el manejo que podría hacer su declarado enemigo interno, el diputado por la zona, Fidel Espinoza, los términos que ha empleado -como afirmar que no está disponible para una “farsa”- no han colaborado para encontrar una solución.

Por el contrario, la realidad confirma que tanto con sus dichos, como con actitudes como anunciar una querella por posible cohecho en contra de parlamentarios por eventuales pagos durante la tramitación de la Ley de Pesca -apuntando al mismo Espinoza, además de la también socialista, Clemira Pacheco- sólo han profundizado la crisis a extremos que impiden percibir siquiera cómo se podrá solucionar.

Se complica escenario


Con su última arremetida, Escalona incluso impulsó a que la bancada de diputados se hiciera partícipe del conflicto, luego de que sus integrantes decidieran expresar su molestia pidiéndole a la mesa que preside Osvaldo Andrade que realice primarias con el argumento de que ésa es la posición que sostiene Bachelet.

En este escenario, desde el socialismo reconocen que la persistencia del parlamentario ha puesto en un difícil trance al propio Andrade, quien ha ideado fórmulas para prescindir de las primarias en Los Lagos con el propósito de beneficiar a su antiguo aliado.

En su difícil tarea, al presidente del PS no le ha ido lo bien que esperaba, porque la última propuesta aprobada por la Comisión Política que acordó explorar la posibilidad de que Quinteros postulara a la Cámara, con el argumento de que se necesitan las mejores duplas para obtener más parlamentarios, fue rechazada por éste, lo mismo que por Juan Gabriel Valdés en Los Ríos -la otra circunscripción en disputa- a quién se le hizo una propuesta similar con el fin de entregarle el cupo al diputado Alfonso De Urresti.

En medio de este confuso panorama, se adelantó la reunión que la Comisión Política debía realizar el lunes para las próximas horas, instancia que deberá decidir si se realizan o no primarias, lo que significa básicamente definir el futuro de Escalona.

Los cálculos indican que, efectivamente, la Nueva Izquierda, que él lidera, podría imponer su postura con el propósito de blindarlo, pero en el socialismo apuntan a que no por eso se solucionará la crisis, ni tampoco que -precisamente como consecuencia de ésta- el senador tenga su reelección asegurada en la región que representa.

Dudas sobre candidata 


Por todos los alcances que tiene este episodio, nadie desconoce que ha complicado seriamente tanto a Bachelet, como a su entorno próximo, donde asumen que aun cuando no habría minado su respaldo popular, porque la gente separa su imagen de la de los partidos, la crisis en el PS ha sido un golpe que escapó a todos sus cálculos.

Una muestra de la inquietud que ronda en el bacheletismo fue la arremetida comunicacional del vocero de su comando, Álvaro Elizalde, manifestando que los partidos no han estado a la altura del liderazgo de la ex presidenta, planteamiento con el que coincidió, en los mismos términos, el senador Ricardo Lagos Weber -quien también es parte de su equipo- el que además aseguró que se jugaría por la realización de primarias, como ella lo ha planteado.

Con estas afirmaciones podría deducirse que la tesis de la candidata es influir en su partido para que exista competencia en las regiones en conflicto, aun cuando ello pueda significar un riesgo para quien fuera su principal escudero.

Como es imposible confirmarlo, porque ella no lo explicita, se trata de la posibilidad que plantean quienes indican que Bachelet está molesta por las dificultades en que la ha puesto Escalona con su desafiante actitud. Pero no pocos apuntan a que, dada la deuda de gratitud que le tiene, comparta la postura de Andrade de encontrar una fórmula que lo beneficie, posibilidad que se sustentaría en la insistencia de éste en que su fórmula responde al interés de Bachelet de obtener el máximo de parlamentarios.

Un reclamo general se extiende, en todo caso, entre distintos sectores socialistas que no forman parte del escalonismo, como además en el PPD, en contra de la indecisión de la candidata, en lo que se apunta también al comando de campaña acusándolo de impericia por no actuar de acuerdo a las serias consecuencia de lo que está pasando.

Como existe coincidencia en que son decisiones personales de ella en las que difícilmente se puede influir, los dardos se dirigen finalmente hacia la candidata. Gran parte del mundo político considera inexplicable que, sabiendo los problemas que la situación le podía crear, Bachelet no interviniera de manera decidida para impedir que el conflicto que asomó tras el fracaso de las primarias legales, terminara en una crisis en la que su otrora hombre fuerte, pusiera en jaque su liderazgo.

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