Por C. Bastías / P. Ojeda
Durante Enexpro 2013, el mayor encuentro de exportadores del país, el ex presidente del Banco Central, Vittorio Corbo, definió una serie de desafíos para que la economía chilena pueda alcanzar el desarrollo. Uno de esos retos era lograr que la economía local pueda sobrevivir con un precio del cobre más bajo y avanzar hacia una diversificación de nuestro catálogo de exportaciones.
Sin embargo, esta visión no es sólo particular de Corbo, es una idea compartida de manera transversal en el mercado, y que toma fuerza, sobre todo, en lo que respecta a impulsar los envíos de servicios.
Según cifras del Banco Central, en 2012 Chile exportó US$ 12.626 millones en Servicios, de los cuales US$ 3.699 millones corresponden a Servicios de mayor valor agregado (los denominados “Servicios no Tradicionales”).
En ese contexto, el Jefe del Departamento de Comercio de Servicios de ProChile, Osvaldo Marinao, explica que los servicios son un área que puede ser considerada como un motor de empleo de alto valor agregado.
“Su desarrollo puede tomarse como un indicador del avance de un país que ya ha cumplido de manera exitosa las primeras fases de exportación, y que hoy puede apostar por un rubro más sofisticado como servicios. Exportar servicios significa exportar inteligencia y valor agregado”, dijo Marinao.
Algo similar opina el presidente de la Coalición de Exportadores de Servicios de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) , Juan Antonio Gálmez. “En la CCS estamos convencidos de que el camino para lograr mayor dinamismo en nuestras exportaciones es impulsando decididamente la internacionalización del sector Servicios (...) Chile tiene el clima propicio para ser un polo generador de servicios, ya que el contexto de seguridad política y económica ha favorecido el posicionamiento como destino offshore”.
Por su parte, el economista de la Universidad de Chile, Alejandro Alarcón, destacó que este es un tipo de envío mucho menos volátil que las materias primas o que las exportaciones tradicionales, por lo que “ayudaría mucho a suavizar el ciclo económico” del país.
Otra ventaja es que no se requiere gran infraestructura y se puede avanzar en conocimiento, ingeniería, retail, arquitectura y diseño, ingeniería antisísmica, entre otros.
Barreras a superar
Pese a los grandes pasos que se pueden dar en materia de exportaciones de servicios, los economistas destacan que hay una serie de barreras por superar para poder aumentar su dinamismo y volumen.
Según Gálmez, hay “algunos retos de más largo plazo, como desarrollar el capital humano a través de mejoras significativas en la educación que permitan cambiar la estructura productiva del país a una que se concentre en áreas de alto valor en tecnología e innovación”, y otros más de corto plazo, como “preocuparse, en serio, de que su sector servicios escale niveles de mayor internacionalización y, para ello, las políticas públicas deben enfocarse en que las empresas (muchas de ellas PYME) puedan transitar desde el mercado local al global”.
Para superar lo anterior, el economista de la CCS sostuvo que es clave que las medidas del gobierno incorporadas en el Programa Impulso Competitivo lleguen a buen puerto. “Es urgente para este sector la eliminación de las barreras imperantes en la normativa aduanera que regula los servicios de exportación. De esta manera posibilitar que las empresas de servicios no exporten impuestos que incrementan artificialmente los precios y que en la práctica se traduce en pérdidas efectivas de competitividad internacional. Los exportadores de servicios deben contar con un régimen similar al establecido para los exportadores de mercancías”.
Totalmente de acuerdo se mostró Alarcón con el tema de la inversión en capital humano. “Si bien no se requieren mucha inversión en infraestructura, sí se requiere de mucha inversión en capital humano, y esa es la más importante”, concluye.