Un categórico apoyo de 90% recibió el planteamiento realizado en agosto por el Panel de Políticas Públicas de la Universidad Católica respecto a si “debieran moderarse las alzas en el salario mínimo en el próximo período presidencial para enfrentar el desempleo”.
Realizada en alianza con Radio Pauta y Diario Financiero, la consulta reunió las respuestas de 35 panelistas entre economistas y no economistas de distintas sensibilidades políticas, que entregaron sus comentarios sobre cómo equilibrar un aumento de la remuneración que se define como mínima en el país y la generación de puestos de trabajo.
Lo anterior, precisamente en un contexto donde el desempleo en el país se ha acercado al 9% en las últimas mediciones trimestrales realizadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), convirtiéndose en uno de los temas de disputa en el marco de la carrera por llegar al sillón presidencial a partir del próximo año.
Considerando una escala de 1 a 5, el grado de acuerdo con el respaldo a la afirmación puesta sobre la mesa promedió 4,4 puntos en los hombres y 4 entre las mujeres.

Por sensibilidad política, la visión de aquellos panelistas de centroizquierda alcanzó un 3,9 y los de centroderecha 4,5; mientras que por disciplina, entre los economistas se observó un 4,7 y entre aquellos de otras profesiones fue un 3,9.
Para el profesor de la Escuela de Gobierno UC, Harald Beyer, las respuestas “son contundentes, un 90% está de acuerdo”.
En su opinión, este hecho puede asociarse al escenario de la desocupación nacional “está en un nivel relativamente alto, sobre todo, en los trabajadores menos calificados, los jóvenes y los con menos educación, que -de alguna forma- han visto deterioradas sus condiciones de empleo”.
Cuando partió la actual administración, el mínimo era de $ 350 mil brutos y, a partir de una serie de negoaciones con la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) fue subiendo. Este año se acordó un nuevo aumento a contar del 1 de mayo de 2025 hasta $ 529 mil y desde el 1 de enero de 2026 lo hará a $ 539 mil.

CRISTINA BITAR, CONSEJERA DE COMUNIDAD MUJER. “Moderar las alzas puede proteger la empleabilidad, especialmente en las PYME que no siempre pueden absorber los aumentos de costos laborales”.
Alejandro Ferreiro, presidente de Chile Transparente. “La prioridad debiera ser bajar el desempleo y no acostumbrarse al 9%. Es más, el salario mínimo debiera indexarse a futuro bajo una fórmula que considere inflación, productividad y nivel de desempleo“.
Los criterios que importan
Lo que se pide, según lo expuesto por Beyer, es una moderación en el incremento del sueldo mínimo y tratar de que a futuro se vincule más bien a “productividad, crecimiento económico y otras condiciones que pueden influir en su evolución”.
En esta línea, ejemplifica que en países como Inglaterra y Alemania hay comisiones técnicas que tratan de sugerirle al Gobierno de turno criterios para elevar el monto cada vez que toca reajustarlo.
“Típicamente, miran cosas como: ¿qué ha pasado con la productividad?, ¿qué ha pasado con el desempleo de las personas menos calificadas? y, al mismo tiempo, ¿qué es lo que ha pasado con las condiciones salariales de la economía?”, precisó.
Aquí menciona que algunos comentarios de los panelistas tienen esa aspiración: “Que Chile vaya avanzando en esa senda y, probablemente, ese es un camino apropiado”.
Clarisa Hardy, Instituto Igualdad y exministra. “Lo prudente es dar una señal que relacione el salario mínimo a las condiciones económicas del momento y que se haga explícito que el énfasis en el crecimiento va de la mano con mejoras salariales”.
Vittorio Corbo, expresidente del Banco Central. “Desde 2022 el salario mínimo subió un 19,1% real, por encima de cualquier estimación de aumento de productividad. La atención tiene que estar en aumentar empleos formales y reducir informalidad”.
No obstante, precisa que “siempre hay una tensión aquí, porque si logro subir los salarios mínimos, mejoro las condiciones de los trabajadores menos calificados y eso beneficia a un grupo. Pero claro, hay otros que eventualmente podrían perder, entonces, una comisión más independiente tiene la capacidad de evaluar los dos lados y hacer recomendaciones al Estado”.
El académico sostiene que “indudablemente Chile tiene un problema de productividad de sus trabajadores. Eso lo vemos a través de distintos indicadores, por ejemplo, las competencias lectoras y numéricas, sobre todo los que están solamente con educación secundaria o menor; y para ellos bajan las posibilidades de obtener salarios más elevados”.
Como país, dice Beyer, se necesita pensar bien cómo se resuelve estas tensiones. “Queremos que nuestros trabajadores tengan mejores ingresos, pero sabemos que tienen problemas de productividad. No tenemos un buen sistema de capacitación, por ejemplo, para lograr que los trabajadores eleven sus competencias y, de alguna, forma puedan posicionarse”, opina y destaca que “todo esto es integral. Pero si uno no aborda esto desde distintas perspectivas, esto seguirá afectando las posibilidades de empleo de los trabajadores menos calificados”.
El concepto de salario vital
Sobre la posibilidad de establecer un salario vital de $ 750 mil, como lo propuso la exministra del Trabajo, Jeannette Jara, en el marco de la primaria presidencial del oficialismo en que se impuso en representación del Partido Comunista, el académico reparó en la transición que ha habido sobre la materia ahora que es la carta a La Moneda de todo el bloque de centroizquierda.
Beyer advierte que no sólo ha retrocedido respecto a la idea de subirlo solamente vía salario mínimo, “sino que ha empezado a hablar de que esto se tiene que combinar con subsidios, de forma tal de apuntar a un ingreso mínimo, no necesariamente un salario mínimo”.
Dado lo anterior, se pregunta: “¿Cuál es el diseño específico de ese modelo? Es algo que habrá que analizar más en detalle, pero es algo que ya viene instalándose en Chile desde hace algún tiempo y, probablemente, una comisión como la que proponen algunos miembros del Panel podría ayudar a definir esa combinación”.
ÁLVARO ROJAS, EXRECTOR U. DE TALCA y exministro. “Debiera vincularse con aumentos en su productividad”.
Harald Beyer, escuela de gobierno de la Universidad Católica: “Queremos que los trabajadores tengan mejores ingresos, pero sabemos que tienen problemas de productividad y no tenemos un buen sistema de capacitación, para que eleven sus competencias”.
Desempleo: “La brecha entre hombres y mujeres aumentó, lo que es una mala noticia”
Harald Beyer también abordó los últimos resultados publicados por el INE respecto a que la tasa de desocupación nacional se mantuvo en 8,7% en el trimestre mayo-julio frente al mismo lapso de 2024, mientras que la de los hombres bajó de 8,3% a 7,9% y la de mujeres subió de 9,1% a 9,7% en términos anuales. “Hay varios fenómenos ocurriendo en el mercado laboral que son preocupantes. Una es esta oportunidad de empleo para los menos calificados, pero también hay datos que aporta el INE respecto a la creación y destrucción de empleo”.A su juicio, “esto es muy importante para las mujeres, porque las mujeres entran y salen más frecuentemente de la fuerza de trabajo que los hombres. Entonces, cuando se reduce la tasa de creación de empleo, tienen menos oportunidades de obtener un empleo y eso hace subir su tasa de desempleo”.El año pasado, agregó que la tasa de crecimiento de puestos de trabajo promedio fue de 2,5%; mientras que ahora “vamos en 0,5% promedio, entonces, esos cambios hay que entenderlos mejor y explican un poquito, el hecho de que en las mujeres siga creciendo su tasa de desempleo, mientras que la de los hombres bajó y, por lo tanto, la brecha entre hombres y mujeres aumentó, lo que es una mala noticia”.