El Consejo del Banco Central evaluó bajar la tasa de interés en su Reunión de Política Monetaria (RPM) de noviembre, pero finalmente los consejeros determinaron, por unanimidad, mantanerla en 4,5%.
Según las minutas todos los Consejeros coincidieron en que las noticias conocidas desde la publicación del IPoM de diciembre eran coherentes con el escenario base allí descrito y reafirmaban su validez.
En el plano externo, concordaron en que no se apreciaban mayores cambios, mientras que en el plano local, todos los Consejeros apuntaron que el crecimiento del Imacec de octubre había sorprendido al mercado, que esperaba un aumento algo mayor. Destacaron también que se consolidaba un menor dinamismo de la inversión y una caída de los inventarios.
Al mismo tiempo, aseguraron el consumo continuaba creciendo, impulsado por el aumento de los ingresos laborales y la
disponibilidad de crédito a los hogares, al mismo tiempo que los indicadores de confianza se mantienían optimistas.
Respecto de la decisión de política monetaria, todos los consejeros concordaron en que las opciones planteadas por la División Estudios eran las más plausibles. Un consejero señaló que una tercera baja consecutiva podría ser interpretada erróneamente como una señal de preocupación del consejo por el ritmo de ajuste en la demanda interna.
Además, esta pausa permitiría reunir más antecedentes y evaluar mejor la necesidad y oportunidad de nuevos ajustes en la TPM.
Un consejero indicó que la opción de recortar se podía sustentar en que todavía existía cierto espacio para acomodar la política monetaria a las nuevas condiciones. De ser así, estimaba que sería conveniente completar dicho proceso con relativa prontitud. Sin embargo, el panorama no había cambiado sustancialmente ni en materia de actividad ni de inflación, más allá de sorpresas muy puntuales. Si se procediera a un nuevo recorte, este sería sorpresivo para el mercado y se podría interpretar que las últimas cifras llevaron al Banco Central a reevaluar las condiciones enfrentadas, lo que no coincidía con el análisis realizado.
Un Consejero señaló que en esta ocasión era apropiado mantener la TPM, por cuanto era coherente con el diagnóstico de la situación económica actual y con la comunicación reciente del Consejo, en particular, con el IPoM. La opción de bajar en esta oportunidad se justificaría ante una desaceleración más rápida de la que se estaba observando y/o con una inflación más baja.