La contralora general de la República, Dorothy Pérez, planteó este jueves la importancia de que se cumplan las normas en el país o que, en el caso contrario, haya rápidas sanciones.
“Uno de los problemas que tenemos en Chile, es que no hay consecuencias y eso es algo que debe corregirse”, dijo la abogada en el seminario “el desafío de hacer lo correcto”, el que fue organizado por la Unión Social de Empresarios y Emprendedores Cristianos (USEC).
La autoridad, quien ha ganado especial notoriedad pública tras detectar a miles de funcionarios públicos que viajaron fuera del país mientras estaban con licencia médica, advirtió sobre el riesgo de que ante irregularidades “no puede ser que no termine sucediendo nada”.
“La gente se siente agraviada, porque no siempre se cumple (la norma), pero nosotros lo estamos haciendo”, dijo.
“Lo positivo es que ahora la Suseso (...) encontró que hay 80 mil personas que fueron identificadas” por mal uso de licencias, destacó Pérez.
Y a propósito del caso de las licencias médicas fraudulentas, admitió que “hubo una explosión de indignación ciudadana; y lo que la gente pide es sanciones inmediatas”. Ante ello, recordó que “hubo mil personas que al día siguiente perdieron su empleo y hay ocho mil sumarios administrativos en trámite”.
Al mismo tiempo, destacó que “lo positivo es que ahora la Suseso, luego del cruce que les dijimos que hicieran, encontró que hay 80 mil personas que fueron identificadas” por mal uso de licencias en el sector privado.
Al abordar las razones de las faltas, Pérez habló de lo que llamó elb “triángulo del fraude”. Las tres puntas las relacionó con que “las personas cometen una irregularidad, no necesariamente algo terrible, porque ven una oportunidad o por una presión financiera y con la justificación de que todos lo hacen, que es solo una vez”.
Por ello, agregó que se deben poner controles: no puede haber oportunidad y las jefaturas de finanzas deben ejercer control; la segunda punta es la presión por resolver alguna emergencia; y la tercera punta es la justificación”.
La contralora dijo que incluso “hay estudios neurológicos y del cerebro, que dicen que la amígdala que responde frente al peligro y la vergüenza se va modificando frente a conductas incorrectas o fraudes. Al principio, le da vergüenza, luego no tanto y llega un punto en que la amígdala -como un elástico- se vence y no tiene reacción”.
Eso es lo que hay que prevenir con controles oportunos para evitar este triángulo, dijo Pérez.
“Reinstalar los valores”
En el seminario también participó el presidente de Ultramar, Richard von Appen, quien sostuvo que hacer lo correcto en el sector privado “no debería tener complicación, porque debiera estar ligado a los valores. Eso se debe reflejar en nuestro comportamiento como líderes en las empresas, la empresa es al final un pequeño país, valores como el respeto y apreciar a las personas. Tenemos que volver a sentarnos y reunirnos, la principal preocupación hoy es la soledad y debemos volver a sentirnos cercanos, reunirnos y conversar”.
Agregó que “tenemos que partir que, como seres imperfectos, vamos a cometer errores, para eso es importante que existan controles, pero no podemos partir siempre que todo será yendo contra la norma”.
En su opinión, “la mayoría de los empresarios tratamos de hacer bien las cosas, pero cometemos errores, y para eso está la Contraloría y las leyes. Pero la cantidad de controles que hay es una reacción a problemas que hubo y eso está ahogando la actividad empresarial, y hoy veo empresarios que frente a todos los permisos que tienen que sacar, lo que hacen en algunos casos es posponer y luego cancelar proyectos”.
Enfatizó que “la permisología es una reacción a algo que se quiere controlar todo, pero la forma de resolver esto es volver a reinstalar los valores, que nacen primero en la familia”.