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Operadoras colombianas del Transantiago no despegan en ranking de cumplimiento a marzo

Unos US$ 33,5 millones al año suman los descuentos y multas que se aplican a las compañías, por fallas en la regularidad y frecuencia.

Por: Lourdes Gómez B. | Publicado: Lunes 20 de junio de 2016 a las 04:00 hrs.
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Uno de los aspectos que más ha golpeado a las empresas del Transantiago ha sido el nivel de cumplimientos de sus servicios en los índices de frecuencia y regularidad, algo que les pega directamente en el bolsillo.

Y es que luego de la renegociación de los contratos del 2012, el gobierno introdujo esta herramienta con el fin de incentivar mejoras en la operación. Así se les aplican descuentos y multas que van de acuerdo con el nivel de cumplimiento, las que pueden llegar hasta los $ 6 mil millones al año, unos US$ 9 millones.

En el último ranking del sistema, informe que contempla el trimestre enero-marzo, arrojó que Subus, empresa colombiana que la semana pasada solicitó una reestructuración de sus pasivos amparándose en la Ley de Insolvencia y Reemprendimiento, ocupa el séptimo lugar, el más bajo de todas las operadoras del sistema en los indicadores de regularidad. En este índice, que calcula el tiempo real transcurrido entre buses de un mismo recorrido, Subus registra niveles por debajo del 80%, el mínimo exigido por la autoridad en los horarios de punta mañana y tarde. En el promedio del día completo, la empresa controlada por Fanalca, anota un 79,5% de cumplimiento. Además, registra el mismo nivel de cumplimiento del período enero-marzo 2015, donde ocupó el quinto lugar, por lo que no se ve una mejora.

“Subus ha mantenido su baja regularidad en la operación y a pesar que hemos recurrido a la reasignación de servicios con ellos, no hemos podido generar un cambio en su forma de operar”, comenta Guillermo Muñoz, director de Transporte Público Metropolitano (DTPM).

En este índice, su par colombiana Alsacia, que opera los servicios 100 y es controlada por el grupo GPS, ocupó el sexto lugar con una importante mejora, superando a Subus.

“En general se experimenta una mejoría de Alsacia Express, que habían estado bastante bajo los últimos años”, agrega Muñoz.

Otra de las compañías que destaca por los niveles de incumplimiento en regularidad es Red Bus, que presenta retrasos en hora punta tarde.

En el lado opuesto, la empresa STP, que opera la zona F y el servicio 2013e y de capitales chilenos, lidera con cumplimientos del 86,5%.

Frecuencia

La otra variable son los índices de frecuencia, que miden la cantidad efectiva de buses que cada empresa dispuso en sus recorridos versus lo exigido. En este periodo todas las empresa cumplen con índices por sobre el 90%, el mínimo exigido por la autoridad. Este ranking lo lidera Metbus, empresa que se ha mantenido por encima del 98,7% de cumplimiento.

Las empresas que permanecen en lo últimos puestos, con mayores grados de incumplimiento, son Alsacia en el promedio total del día con cifras que superan levemente el 93%, mientras que en la hora punta mañana es la empresa STP, quien presenta los peores índices, y Subus en la hora punta tarde.

Muñoz explicó que el plan de monitoreo en conjunto con las empresas están arrojando las mejoras del sistema. “Hace tiempo que venimos trabajando con los gerentes de operaciones de las compañías y eso va rindiendo frutos, vemos semanalmente los puntos más críticos y vamos analizando las dificultades de operación, los factores que están incidiendo y los mecanismos de solución”, explicó Muñoz.

Si se comparan los índices de las empresas con igual trimestre anterior, destaca Alsacia y Express -ambas operadas por el grupo GPS-,

que anotaron un salto de hasta 3% en los índices de regularidad. En frecuencia, las operadoras que presentaron una mejora de hasta 1% son Vule y Express.

El resto de las empresas se ha mantenido constantes o presentaron leves caídas.

Multas y descuentos

Según explica Muñoz el sistema opera bajo una norma donde las empresas que no cumplen con el 100% de su plan operacional tienen descuentos y, si no alcanza el mínimo exigido, se le aplican multas adicionales. Estos descuentos suman cifras que van entre los $ 20 mil millones hasta los $ 22 mil millones al año, es decir unos US$ 33 millones, según lo registrado en 2015.

Es por ello que uno de los factores que más han puesto en aprietos financieros a las operadoras colombianas, es el nivel de mermas en sus ingresos por no cumplir con lo dispuesto en el plan de operaciones.

Según cifras aproximadas de 2015, Express anotó descuentos por $ 6 mil millones, mientras que Subus anotó mermas por $ 5 mil millones. Ambas compañías registran un tamaño de operación similar con 59 servicios y una dotación que supera los 1.200 buses.

En tanto Alsacia, con una operación de 35 servicios y una flota de 750 buses, estuvo afecto a descuentos por unos $ 4 mil millones en el año.

Julio Toyos, jefe de Asuntos Corporativos de Subus, explicó que el índice no refleja las diferencias que existen entre las compañías como las distancias de kilómetros recorridos de los servicios o la distancia de traslado de los buses desde las terminales a su punto de partida.

“Solo 11% de nuestra flotas tiene su punto de partida en los terminales, el resto debe trasladarse para iniciar su recorrido, los que son determinantes y este ranking te compara como si fueran operaciones iguales”, dijo.

En tanto en Alsacia y Express comentaron que las mejoras responden a un trabajo de mantención de la flota que supera los 9 años de operación, y en promedio tienen 850 mil kilómetros, aumentando la tasa de inhabilidades de los buses.

Subus y Alsacia: los factores que confluyen en las crisis financieras 

No es novedad que las operadoras del Transantiago están en un delicado equilibrio financiero. Si bien cuentan con ingresos constantes que permiten mantener su operación, estos no son suficientes para hacer frente al nivel de deudas que registran. En 2014, Alsacia se amparó en el capítulo 11 de la ley de quiebras en Estados Unidos para renegociar con sus bonistas una deuda de US$ 347 millones con vencimiento al 2018, mientras que Subus intenta hacer lo mismo para reestructurar una deuda de unos US$ 180 millones al alero de la nueva ley de Insolvencia y Reemprendimiento.

Las razones


Entre los aspectos que inciden en los malos resultados de Subus, es la mala gestión de los servicios que opera. Fuentes del gobierno estiman que el ingreso de la zona G en 2012 a su administración, generó mayores dificultades en su operación. Esto se ha traducido en altos nivel de incumplimiento y una escasa contención de la evasión, que supera 30%.


La empresa aduce los incumplimientos a fallas estructurales del sistema, entre ellos el control de la evasión, la mantención de zonas pagas y la falta de infraestructura.


En el caso de Alsacia, según explican desde el gobierno, ha venido registrando una escalado aumento de costos reflejado en sus gastos de administración. La compañía pasó desde los $ 8,6 mil millones al cierre de 2012 a $ 16,3 mil millones al cierre de 2015.


En la firma explican que clave en esta alza han sido las negociaciones colectivas que la compañía ha llevado a cabo. La primera en 2013, cuando se registró el primer salto y otra en 2015, gatillada por cambios en los criterios de la Dirección del Trabajo que permitieron adelantar las negociaciones colectivas. Esto provocó las huelgas registradas el año pasado y con un alto costo financiero.


Esto se suma, aseguran en la firma, a los altos niveles de recursos que implica la mantención de la flota que supera los 9 años, la más vieja del sistema. Esto ha significado un incremento de un 25% de sus costos de mantención. Otra factor determinante son los indices de evasión, que en el caso de Alsacia llegan al 31,8%, a lo que se suma la falta de infraestructura.


Para el gobierno, ni la evasión, ni la falta de infraestructura son razones suficientes para justificar el detrimento económico de las compañías, esto porque aseguran que ambas empresas son las que registran mayores obras viales del sistema. Por otro lado, precisan que la evasión es una variable que cada operadora debe manejar y establecer los mecanismos necesarios para disminuirla.


Estos son argumentos que están en juego en las negociaciones con la autoridad.

 

 

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