Se frena el consumo de bebidas gaseosas en Chile
Siguiendo una tendencia mundial, la venta de aguas se ha triplicado en una década. Ante el regulador de EEUU, Coca-Cola Andina y CCU reconocen que nueva ley de etiquetado tendrá un negativo efecto en las ventas.
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Las embotelladoras de todo el mundo se han visto afectadas por un cambio de hábito en los consumidores. Y Chile no ha estado ajeno a esto. Cada vez son más las personas que están más preocupadas por su salud y están reemplazando las gaseosas por bebidas como el té, los jugos de frutas y los batidos.
Según cifras de CCU, en los últimos dos años el consumo per cápita de bebidas carbonatadas en el país ha bajado, cerrando 2015 en los 129 litros al año por persona. En 2013, se alcanzó el peak, con 138 litros per cápita.
De esta manera, el volumen total de venta de bebidas gaseosas se ha reducido casi 5% entre 2013 y 2015. Y si hace cinco años el 58% de las bebidas gaseosas eran cola, en 2015 esa cifra se redujo al 54%.
Como contrapartida, la venta de aguas se ha disparado (triplicándose en una década), aunque aún representa un porcentaje menor de las ventas de las embotelladoras.
La baja en el consumo de gaseosas mantiene alerta a las empresas. A nivel mundial, las ventas de Coca-Cola Co cayeron por cuarto trimestre consecutivo, ya que el declive de la demanda de bebidas gaseosas en Europa y un dólar fuerte erosionaron el valor de las ventas en los mercados fuera de Estados Unidos, incluyendo América Latina.
En Chile, además hay preocupación ante la inminente entrada en vigencia de la ley de etiquetado.
"Esta ley será efectiva a partir del 27 de junio de 2016 y afectará a una parte de nuestra cartera no alcohólica. Estamos tomando medidas para mitigar el impacto de esta nueva ley, aunque no podemos asegurar que estas medidas tendrán éxito", dijo la Compañía Cervecerías Unidas (CCU, ligada al grupo Luksic, y que produce bebidas como Pepsi y Crush en Chile), en un informe presentado al regulador de Estados Unidos.
La compañía –la principal cervecera del país con su buque insigne Cristal- añadió que si se aprueban proyectos de ley aún más restrictivos, o se promulgan otras normas que restringen la venta de bebidas no alcohólicas o aperitivos dulces, se podría afectar el consumo de sus productos y, como consecuencia de ello, tener un impacto negativo en el negocio.
La obesidad
"El entorno del negocio de bebidas no alcohólicas está cambiando rápidamente, incluso como resultado del aumento de la obesidad y otros problemas de salud, lo cual podría tener un efecto adverso significativo en la demanda de nuestros productos, y en consecuencia en los resultados financieros". Esta es una de las conclusiones de Coca-Cola Andina que plasmó en el documento 20 F que entregó al regulador de EEUU.
La empresa destacó que los consumidores y los funcionarios de salud pública en la mayoría de los mercados en que participa están cada vez más preocupados sobre las consecuencias para la salud pública asociados con la obesidad, particularmente entre los jóvenes.
"Algunos investigadores, defensores de la salud y las pautas dietéticas están animando a los consumidores a reducir el consumo de bebidas azucaradas y bebidas endulzadas", destacó la embotelladora, añadiendo que el aumento de la preocupación pública acerca de estas cuestiones, la posibilidad de nuevos impuestos, regulaciones gubernamentales adicionales relativas a la comercialización, etiquetado, envasado o venta de bebidas "pueden reducir la demanda de nuestros productos, que podrían afectar adversamente nuestra rentabilidad".
"Nuestro negocio podría verse afectado negativamente si no somos capaces de mantener la imagen de marca y la calidad del producto", remató la empresa.
Pese a todo, las compañías locales aún sacan cuentas alegres, con aumentos en sus ventas y ganancias en el primer trimestre del año.