Con expectación y cautela se siguen los eventuales “efectos energéticos” en Chile del conflicto en Medio Oriente. Esto, teniendo en cuenta que el precio del petróleo y el valor del tipo de cambio tienen impacto tanto en los precios del mercado interno de combustible como en el mercado eléctrico.
60% del gas natural que importa Chile viene de Argentina
Desde la consultora Valgesta, Ramón Galaz ve que aún es muy temprano para proyectar el efecto, dado el cambiante escenario: “En lo inmediato, se puede esperar un alza en el precio del petróleo, cuya magnitud dependerá de cómo escale el conflicto. Si este se mantiene y se observa un alza más prolongada, ello impactará en el precio de las bencinas”.
También están en juego las cuentas de luz, que podrían sufrir alzas si el conflicto se retoma. Esto tendría que ser asumido por el próximo Gobierno y se sumaría al alza promedio nacional del 7,1% que se dio en mayo producto del impacto del dólar.
Según explica el gerente general de Systep, Rodrigo Jiménez, en Chile el tipo de cambio influye directamente en los contratos eléctricos con clientes regulados, y algunos de estos contratos también están indexados a los precios de los combustibles. “Si el conflicto en Medio Oriente provoca un aumento en el valor del dólar o en los precios internacionales de los combustibles, es probable que estos efectos se vean reflejados en las próximas fijaciones del Precio de Nudo, lo que podría traducirse en alzas en las cuentas de electricidad”.
Sin embargo, “esos potenciales efectos recién se podrían observar en la primera fijación de 2026, que incorporará el tipo promedio entre abril y septiembre de 2025”.
Jiménez añade que esta situación también podría impactar el mercado spot, tal como ocurrió en 2021–2022, cuando el alza en el tipo de cambio y los precios de los combustibles -en parte debido a la guerra en Ucrania y otros factores- “resultó en mayores costos marginales y sistémicos para las firmas generadoras, los cuales también podrían traspasarse parcialmente a clientes libres”.
Desde la Comisión Nacional de Energía (CNE) reconocen que “es prematuro predecir el efecto directo en Chile” y que “no es posible predecir cómo evolucionará el conflicto y por consiguiente los mercados”.
“Más allá de la coyuntura geopolítica del conflicto en Medio Oriente, la CNE está permanentemente monitoreando las distintas variables que inciden en los procesos de fijación tarifaria”, indicaron.
¿Y el gas?
El presidente ejecutivo de la Asociación de Empresas de Gas Natural (AGN), Carlos Cortés, destacó que el sistema chileno de abastecimiento de gas natural se apoya en una matriz robusta y flexible, que combina importaciones desde Argentina -que suman aproximadamente el 60% del total importado durante el 2025-, con la recepción de GNL desde múltiples orígenes, principalmente EEUU, a través de los terminales de Quintero y Mejillones: “Esta infraestructura dual permite al país reducir su exposición a riesgos geopolíticos”.
Y recalcó: “Si bien no se han registrado disrupciones logísticas que afecten directamente a Chile, el contexto internacional podría tener efectos sobre variables de precio asociadas a nuestros contratos, como el Brent o el Henry Hub. En ese sentido, la existencia de acuerdos de largo plazo -como los que rigen el mercado chileno- contribuye a entregar estabilidad y certidumbre a los distintos segmentos de consumo”.