Un paso relevante en medio de las diversas iniciativas relacionadas al denominado combustible del futuro dio el miércoles pasado el proyecto "Planta de producción de hidrógeno verde para el distrito minero de Calama", desarrollado por H2 Green Mining -joint venture de Susterra y Star Energy Partners-, al lograr la Resolución de Calificación Ambiental (RCA).
Esto, tras conseguir el 3 de septiembre que la Comisión de Evaluación Ambiental (Coeva) de la Región de Antofagasta acordara calificar favorablemente la iniciativa, convirtiéndose en el primer proyecto de hidrógeno verde de escala industrial en obtener aprobación ambiental en Chile.
Con un enfoque modular, el proyecto contempla una capacidad inicial de 40 MW, que irá escalando en bloques de 20 MW hasta alcanzar los 200 MW en régimen. La inversión estimada llega a US$ 60 millones en su primera etapa, y podría alcanzar los US$ 300 millones en plena operación. La planta proyecta producir en régimen 70 toneladas diarias de hidrógeno verde.
A diferencia de otros proyectos que han captado la atención por sus millonarias cifras de inversión, que están enfocadas más bien en producción de amoníaco verde en la Región de Magallanes y que apuntan a la exportación, esta obra es de menor escala pero es para producción local y fundamentalmente para transformar la minería en minería verde.
De esta manera, el principal cliente sería la minería y los procesos que la rodean. Proponen -por ejemplo- transportar el concentrado de cobre en camiones con el uso de hidrógeno.
"Hay que actuar con realismo (...) Uno aquí no puede cantar victoria hasta el final. Nosotros tomamos esto con mucho profesionalismo, lo hicimos con harto detalle y y prueba de ello es que obtuvimos el permiso", sincera a DF el presidente de Susterra, Javier Álvarez, respecto a lo que fue la tramitación de este proyecto.
Y recalca que "hoy nadie puede pensar en que, por muy excelente que sea su presentación, esto está asegurado". "Hemos visto proyectos que se caen y tenemos el caso justamente en Antofagasta, el proyecto Bombeo Paposo que presentó Colbún", recuerda.
Conseguido el permiso ambiental, las conversaciones con los potenciales clientes toman otro peso. "Con la RCA ya uno puede iniciar un proceso de negociación con mayor realidad de que esto se va a construir. Y en ese sentido hemos estado tomando contacto con las propias mineras, con los transportistas de concentrados y con la fundición que está ahí en la zona de Calama", dice.
Si los acuerdos comerciales se pueden cerrar, se prevé que la iniciativa esté en operación el 2028. Además, este es un proyecto -dice- que en cualquier momento se puede incorporar algún socio estratégico.
Álvarez reconoce que podría intentarse hacer en otro lugar un proyecto similar al que están impulsando. Dada la capacidad minera del distrito Calama, explica que no ven que sea necesario ampliar mucho más esta planta para cumplir con una buena parte de la demanda que podría generarse en ese lugar, considerando también que el hidrógeno es muy caro si se quiere transportar en estado gaseoso, por lo que "lo más probable es que uno lo que haría es otro proyecto en otro lugar".
Si bien Calama es el lugar donde hay más minería, reconoce que también podría ser una opción en Iquique, para Collahuasi o para otros proyectos mineros grandes.
Susterra impulsa en este momento este proyecto, pero tiene en cartera iniciativas de otra naturaleza -que suman alrededor de US$ 3 mil millones de inversión- entre plantas desaladoras y almacenamiento de bombeo inverso. "Tenemos algunas iniciativas y por supuesto que todavía no son públicas porque no hemos entrado al SEIA, pero eso va a ser pronto", sostuvo. La firma prevé que el próximo año se presenten estos proyectos a evaluación ambiental.
Proyecto de ley
Álvarez sincera que será relevante esperar qué ocurre con la tramitación del proyecto de ley del Gobierno que pretende acelerar los proyectos de hidrógeno con un subsidio al usuario final si es chileno: "Creemos que esa es una muy buena noticia para nuestro proyecto, porque indudablemente que esto puede acelerar mucho los procesos de comercialización del producto y obtener el financiamiento para continuar adelante".
Y destaca: "Si eso se activa bien, es probable que haya muchos otros proyectos que sean rentables y que hoy no lo son".
Sin embargo, coincide con los críticos respecto a la polémica con el impuesto a pagar al momento de la RCA que -según asegura- "realmente es bien descabellado" y "no tiene ningún destino". Esto, explica, ya que cuando se tiene la RCA no necesariamente quiere decir que el proyecto se va a hacer. "Creo que el Gobierno ya se dio cuenta de esto y por lo tanto probablemente va a haber una rectificación sobre esos puntos. La buena noticia es que además este es un proyecto impulsado por el ministro Grau que hoy es ministro de Hacienda", comenta.
Sobre la mejor salida para resolver esta controversia, reflexiona que podría ser que, cuando se pida la patente comercial para operar, se pueda pagar ese impuesto. "Al término de la construcción o al inicio de la operación comercial, cuando hay que tener la patente, me parecería más lógico", afirma.
Añade que "los empresarios a veces no somos muy amigos de los subsidios, pero en este caso creo que el subsidio para apurar una tecnología nueva que es de futuro, me parece que es una buena medida y los subsidios mientras sean temporales y acotados y definidos, me parece que son una buena política".