En los últimos años ya van más de cuatro demandas millonarias interpuestas ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) en contra de Google en Chile, incluido el requerimiento de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) que apunta a la multinacional con sede en California.
¿La razón? De acuerdo con distintos medios de comunicación, como Copesa, Cooperativa y El Mostrador, la gigante tecnológica -y una de las empresas más grandes del mundo- atenta contra la libre competencia al abusar de su posición cuasi monopólica en los mercados de búsquedas y de publicidad.
Por su parte, tanto la FNE como la Asociación Ciudadana de Consumidores Informados y Organizados (Accion Consumidores) acusaron a la firma estadounidense de imponer restricciones a los fabricantes de aplicaciones para que usen otras tiendas virtuales y métodos de pago en el sistema Android.
Es una tendencia mundial que ha ido profundizándose en la medida en que las grandes tecnológicas van conquistando nuevos países.
En conversación con DF, el abogado estadounidense y experto en materias de competencia, Herbert Hovenkamp, -también conocido como “el decano del antitrust”- sostuvo que “la mayoría de estos grandes productos digitales se distribuyen en todo el mundo y, como resultado, todas las jurisdicciones se ven afectadas por ellos. Por esto, nos encontramos con este fenómeno tan engorroso y complicado en el que exactamente el mismo conjunto de prácticas antimonopólicas se cuestiona en, seis, ocho o 10 países diferentes casi simultáneamente, por lo que es mucho más difícil perseguir delitos de competencia”.
“Nos encontramos con este fenómeno tan engorroso y complicado en el que exactamente el mismo conjunto de prácticas antimonopólicas se cuestiona en, seis, ocho o 10 países diferentes casi simultáneamente, por lo que es mucho más difícil perseguir delitos de competencia”, planteó Hovenkamp.
- ¿Es la supremacía de Google en los distintos mercados un problema de competencia?
-Dentro de EEUU el tamaño (de una empresa) no es un problema, pero el comportamiento anticompetitivo sí lo es. Con frecuencia, en situaciones como esta, una sola empresa -como Google-, acaba dominando simplemente porque la combinación de productos y recursos que ofrece es mejor que la de sus alternativas. Pero cuando hay una empresa que domina el mercado, siempre hay que prestarle mucha atención y examinarla para detectar posibles comportamientos anticompetitivos. La gran advertencia es que las leyes de competencia no deben empeorar las cosas. Si le dices a la gente que la buena noticia es que hemos desmantelado Google, pero que la mala noticia es que este producto va a ser mucho más caro o que no va a funcionar tan bien, eso no es una victoria.
- ¿Qué deben hacer los organismos de libre competencia para enfrentar estos desafíos?
- Cuanto más desarrollada está la economía, mayor es el problema. Las leyes antimonopolio deben crearse o aplicarse en mercados que presenten problemas de competencia, como la falta de crecimiento, cuotas de mercado rígidas, con muchos acuerdos de fijación de precios o tasas de innovación muy bajas. En ese sentido, las autoridades de competencia deben buscar infracciones graves que se dan en cierta medida en los mercados digitales, aunque no tanto como en el comercio tradicional. Deben dejar de confundir o interpretar como comportamiento anticompetitivo o exclusorio lo que, en realidad, no es más que empresas que están aprovechando los menores costos o los mejores recursos que ofrece internet.
- ¿Cómo se identifican conductas exclusorias en estos mercados?
- Por definición identificar el poder monopolístico es mucho más difícil en los mercados digitales que en los tradicionales. Las métricas son un problema muy grande, acertar con ellas parece ser especialmente crítico en esos mercados y es algo a lo que nos enfrentamos constantemente.
- ¿Es necesaria una entidad supranacional para enfrentar estos desafíos?
- No estoy seguro. La política sería un gran obstáculo. Lo ideal sería que se pudiera crear una autoridad de ese tipo, pero si cada país tiene que aportar su propia opinión y hay una gran variedad de voces contradictorias sobre cuáles son los objetivos y las finalidades de esta autoridad de competencia, no creo que eso mejore nada en absoluto.
Es muy difícil para estas empresas digitales cumplir con múltiples directivas incoherentes. Por lo tanto, el país que tiene las directivas más severas suele ser el que acaba imponiéndose, porque la única forma en que la empresa puede cumplir es cumplir con las directivas de ese país. Hoy en día se está avanzando hacia una especie de consenso bilateral en el que hay un enfoque eurocéntrico y otro centrado en EEUU, y la mayoría de los países tienden a seguir uno u otro. El enfoque eurocéntrico es más agresivo en los mercados digitales y toma más medidas para frenar el desarrollo digital, mientras que el estadounidense es más tolerante.