Brasil viene enfrentando desde hace algunas semanas una severa crisis sanitaria, que ya registra decesos y decenas de intoxicados por consumo de alcohol adulterado con metanol, situación que amenaza con golpear un mercado de licores valorizado en más de 86.900 millones de reales (unos US$ 16.277 millones). El gobierno advierte que el origen de la contaminación aún no ha sido identificado y llamó a la población —incluyendo a los turistas— a extremar las precauciones.
Según datos oficiales del Ministerio de Salud, hasta el 2 de octubre se había registrado 59 casos sospechosos de intoxicación por metanol. De ellos, 11 fueron confirmados en laboratorio y 42 continúan bajo análisis. El foco del brote se concentra en el estado de São Paulo, que acumula 53 notificaciones.
Las autoridades también reportaron una muerte confirmada relacionada con el consumo de alcohol adulterado, mientras que otros siete fallecimientos siguen siendo investigados: tres en la capital paulista, dos en Pernambuco y dos en São Bernardo do Campo.
"Verifique el origen de la bebida. Es fundamental saber de dónde proviene. Si está en un bar, no acepte bebidas de desconocidos y trate de verificar su origen. Además, evite las bebidas espirituosas, especialmente las incoloras. Esto es aún más importante en estos momentos", recomendó el ministro de Salud, Alexandre Padilha.
Bebidas adulteradas
El metanol, el principal protagonista de la crisis sanitaria en Brasil, es un alcohol no apto para el consumo humano y puede provocar desde ceguera irreversible hasta la muerte. Las entidades sanitarias señalaron que los síntomas incluyen náuseas y dolor abdominal, pero pueden avanzar a visión borrosa, convulsiones e incluso, un coma.
Ninguno de los casos detectados en Brasil corresponde a personas que hayan bebido metanol de forma intencional: la intoxicación ocurre porque este alcohol altamente tóxico, utilizado en combustibles, solventes industriales o anticongelantes, se mezcla ilegalmente con bebidas alcohólicas para aumentar su rendimiento, y luego se venden en bares, restaurantes o eventos.
Golpe a la industria
El presidente del Sindicato de la Industria de Bebidas del Estado de Minas Gerais (SindBebidas MG), Mário Marques, cree que la creciente preocupación entre los consumidores podría frenar los ingresos de la industria. "Estamos intentando hacer varios anuncios para que los consumidores no tengan que preocuparse por comprar el producto adecuado", afirmó Veja.
Los medios brasileños reportan que las intoxicaciones por metanol, especialmente en la ciudad de Sao Paulo, ya empieza a afectar al comercio minorista de bares y restaurantes. Los dueños de bares reportan una reducción en el consumo, la cancelación de reservas y una mayor desconfianza de los clientes respecto al origen de sus productos.
El Grupo Hungry, propietario de tres bares en Sao Paulo, y con una facturación de 17 millones de reales anuales, ya está sintiendo el impacto directo de la crisis: “Ya estamos vendiendo muchas menos bebidas”, afirmó al medio Exame.
Algunos clubes nocturnos y organizadores de fiestas en Sao Paulo prohibieron la venta de tragos y cócteles con bebidas espirituosas como gin, vodka y whisky.
El mercado de bebidas alcohólicas en Brasil movió 86.900 millones de reales en 2023, poco más de US$ 16 mil millones al tipo de cambio actual, pero los expertos del sector proyectaban que se más que duplicara a cerca de US$ 40 mil millones para 2028, según reportes de Global Data.
La producción de bebidas alcohólicas venía mostrando señales de recuperación desde 2024 y la industria proyectaba un crecimiento promedio anual de 3,4% para los próximos años, aunque estos incrementos obedecen en parte a segmentos más estables, como cervezas, vinos y bebidas de consumo masivo; mientras que el segmento de destilados y licores está más expuesto a choques puntuales, como el que hoy ocupa la atención pública.
Mercado ilícito y presiones fiscales
Un estudio de la Federación de Hoteles, Bares y Restaurantes del Estado de Sao Paulo ofrece una idea del impacto económico de la crisis. Según el documento, 36% de las bebidas en circulación en Brasil podrían ser falsificadas, adulteradas o contrabandeadas, lo que presenta una pérdida anual de 85 mil millones de reales para la industria licorera.
En la misma línea, la Asociación Brasileña de Combate a la Falsificación (ABCF) divulgó un informe que estima pérdidas de 88 mil millones reales sólo en el sector de bebidas en Brasil debido a la falsificación, contrabando y piratería, incluyendo 29 mil millones de reales en evasión fiscal.
La industria licorera brasileña opera bajo una de las cargas tributarias más altas del mundo. Según Correio Braziliense, los impuestos federales y estatales pueden representar más del 80% del precio final de los destilados. Esta presión fiscal deja poco margen de maniobra: eleva el punto de equilibrio de las empresas, reduce su capacidad de absorber caídas en la demanda y hace que cualquier baja en el consumo golpee directamente sus utilidades.
También es un incentivo perverso para adulterar las bebidas con metanol, un tipo alcohol industrial que paga menos impuestos que el etanol, por ejemplo, y es de fácil acceso.
La situación podría complicarse aún más con la nueva reforma tributaria, que incluye la creación de un “impuesto seletivo” dirigido a productos con mayor riesgo sanitario. Esto significa que bebidas con alto grado alcohólico —como vodkas y whiskies— podrían enfrentar alzas adicionales, a diferencia de cervezas o bebidas más ligeras. Expertos de Tax Group y Repórter Brasil advierten que esta combinación de demanda debilitada, costos fiscales elevados y nuevas presiones regulatorias deja al sector con márgenes más estrechos y mayor vulnerabilidad ante crisis como la provocada por el brote de metanol.