“Chile tiene un complejo de inferioridad en innovación”
vivek wadhwa asegura que el país tiene grandes emprendedores.
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Vivek Wadhwa, actual vicepresidente académico y de innovación de Singularity University, cree que innovar es tan importante para la sociedad, que a nivel global debiera comenzar a promoverse la creación de economías basadas en esta área. Para ello, en su papel de investigador de esa casa de estudios, el experto insta a sus estudiantes y, en general a las personas, a liderar proyectos novedosos mediante programas que fomenten sus ideas y les permitan estar especialmente preparados para enfrentar el éxito y el fracaso.
“Muchas personas no se atreven a emprender porque les falta capacidad para tomar riesgos y tienen un gran miedo a fracasar. Es necesario cambiar esa mentalidad y comenzar a aprovechar todas esas herramientas tecnológicas que están a disposición de quienes desean emprender”, dice el especialista.
En ese sentido, el también impulsor del proyecto Start-Up Chile, que trae a emprendedores internacionales para generar innovación en nuestro país, afirma que los chilenos tienen todas las capacidades para promover grandes iniciativas, pero que “tienen un complejo de inferioridad en esta materia. No hay suficiente capital de riesgo para emprender porque no creen en ellos, pero la innovación que hacen es tan buena como en otras partes del mundo”, asegura.
Según Wadhwa, los emprendedores locales también le temen al fracaso, pero deben entender que “fracasar es como hacer un MBA que te enseñará a hacer las cosas bien en el futuro”.
Tecnologías para todos
El experto asegura, además, que a medida que las tecnologías se han hecho más accesibles, se han masificado y hoy cualquier persona puede crear innovaciones que impacten al mundo. “Las tecnologías se han democratizado y la I+D se ha globalizado, ampliando las capacidades computacionales. Se espera que en esta década haya más avances que en toda la historia de la humanidad”, dice. Y concluye que en el futuro esos avances podrían nacer en una favela en Brasil, en los cerros de Valparaíso o en cualquier lugar del orbe.