Seminario revela claves para realizar innovación corporativa de impacto
Valorizar desafíos innovativos antes que las ideas y aprender de los errores, es fundamental para generar y gestionar un portafolio de proyectos.
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Por Sebastián Vega M.
La posibilidad de implementar sistemas de innovación corporativos que generen un fuerte impacto, por medio de un proceso que enfatice en desafíos más que en ideas, fue el eje central del Seminario de Emisores 2012 “El desafío de la innovación”, que tuvo lugar en el Hotel W y que fue organizado por la Bolsa de Comercio de Santiago.
El profesor y director del Master de Innovación de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), Carlos Osorio, entregó importantes claves sobre el diseño y ejecución de estrategias que potencien una cultura innovativa en las empresas, en una exposición que contó con la presencia de diversos actores del ecosistema local, entre los que destacaron Edgardo Ochoa (BCI), Sergio Rademacher (Sonda) y Francisco Lozano (Arauco), quienes luego expusieron sus experiencias en el panel (ver recuadros).
“Un primer punto de aprendizaje aparece cuando se genera un portafolio de proyectos de innovación, donde hay que partir por identificar desafíos, no ideas”, señala Osorio. Explica que un error muy común es entregar a estas últimas una probabilidad de éxito superior a la real, en un mecanismo cognitivo orientado a validarlas, lo que -según sus estadísticas- produce un 75% de los fracasos que se dan al inicio de un plan de innovación corporativo.
En cambio, “cuando comienzan los desafíos, se empieza a focalizar la innovación en un problema por resolver. Los equipos tienden a aglutinarse sobre un propósito común, que es conseguir una solución a ese problema”, puntualiza el académico de la UAI, especificando que este método permite descubrir más eficientemente activos y competencias, análisis de tendencias, procesos y factores críticos, además de reconocer metas y fronteras.
Lo anterior tiene vínculo directo con el avance de una cultura de innovación, donde las compañías permean capacidades y desarrollan una “organización ambidiestra”, explorando nuevas formas. “Tiene que ver con el espíritu de los niños, que juegan y aprenden mediante fallas, que es la única manera de aprender. Los errores alimentan el proceso de aprendizaje”, finaliza Carlos Osorio.