Para Mogaleadi Seabela -ingeniera en minas con una maestría en esta especialidad y experiencia en la industria del carbón y el hierro en Sudáfrica- la incorporación de mujeres en la minería no solo es una cuestión de equidad, sino que, por sobre todo, es bueno para el negocio. Como gerenta de Anglo American y presidenta de Women in Mining (WIM) de su país tiene un conocimiento directo de este impacto.
Sudáfrica es el país más desarrollado del continente africano y la minería es uno de sus pilares productivos. “Somos una nación muy diversa y dinámica. Tenemos más de 100 tribus, tenemos regiones mineras en todo el país”, cuenta la ejecutiva a DF. “La minería es importante en el desarrollo económico de la nación pero también en nuestra historia”, explica.
“Venimos de una historia de discriminación basada en la raza. Las mujeres sintieron o experimentaron una discriminación agravada, especialmente las mujeres negras. Hasta 1996 era ilegal que las mujeres trabajaran en el sector minero”, reseña. Y aunque esa situación cambió, ese lastre histórico fue difícil de subsanar, sostiene Seabela.
- ¿Qué aportan las mujeres a la minería en Sudáfrica y en la industria en general?
- Con el aumento de la incorporación de mujeres a la industria, se impulsó significativamente la seguridad. Históricamente, la seguridad no era la máxima prioridad de la industria. Nos enfocábamos en la producción y no en la adaptación ni la inclusión. La exclusión de las mujeres en la minería de Sudáfrica no habría permitido el crecimiento que muestra la industria hoy. Así que la inclusión de las mujeres es fundamental porque nos aseguramos de impulsar la seguridad, impulsar la diversidad de pensamiento e ideas, y eso genera innovación, y así es como las empresas crecen.
- ¿Hay cuotas en la minería sudafricana?
- Tenemos charlas sobre minería que establecen objetivos que las compañías mineras deben cumplir en cuanto a la cuota y el número de mujeres representadas en la industria. Ofrecen orientación sobre cuántas mujeres deben estar representadas en la empresa, de diferentes niveles y grupos demográficos. Esto también busca seguir impulsando la inclusión de los sudafricanos históricamente desfavorecidos, que son predominantemente personas de color. Estamos en el año 2025 y, según las estadísticas, hay entre un 15% y un 17% de mujeres representadas en la industria.
- ¿Cómo evalúa el cambio de legislación en tu país?
- Sin duda, eso ha sido un éxito. Hoy informamos de estas cifras -de participación de la mujer- de dos dígitos, basadas en el cambio legislativo que exige a las empresas diversificar su personal y centrarse en la diversidad de género. Además, se busca la inclusión de todos los grupos marginados, incluyendo a los jóvenes y a las personas con discapacidad. Por lo tanto, la legislación juega un papel fundamental en este cambio.
- ¿Cómo cambia la tecnología, la automatización y la IA esta tendencia?
- Vemos a más jóvenes y mujeres emprendiendo carreras en ciencias, tecnología e ingeniería, y mostrando mayor interés en participar en la economía. En la industria en particular, es un factor clave, el impulsor de las cifras es el crecimiento general de la industria, que se está volviendo cada vez más segura para todos. Y esto es posible gracias a la tecnología. Tradicionalmente, la minería era de mucha mano de obra y exigencia física y solía ser una barrera física para las mujeres. Porque todavía recuerdo cuando empecé a trabajar siendo muy joven, era más pequeña, pesaba como 50 kilos y eso puede excluirte de realizar ciertos trabajos. Pero con el avance de la tecnología, las operaciones mineras se han mecanizado, incluso se han vuelto casi autónomas, por lo que las mujeres pueden participar en todo el espectro de la cadena de valor principal.
Creo que la gente empieza a darse cuenta de que en la industria realmente se puede hacer lo que se quiera. Tenemos médicos, gestores e ingenieros de sistemas trabajando en la industria. Por eso, cada vez es más atractiva para las mujeres y los jóvenes. Además, la automatización facilita y flexibiliza el trabajo y facilita la permanencia de las mujeres. Porque uno de los mayores desafíos que enfrenta la industria es la retención.
Programas de apoyo
En este punto, Mogaleadi Seabela se explaya. "Creo que, con la tecnología, algunas barreras ya se han eliminado... antes era muy difícil para una mujer formar una familia y trabajar al mismo tiempo. Porque si se embaraza, no puede realizar trabajo físico que sea riesgoso para ella y su hijo. Estamos viendo más programas de apoyo a las madres en la industria", cuenta, aunque cree que aún hay mucho por hacer. "El entorno no siempre les facilita una vida plena, a una vida personal en armonía o equilibrio, a las mujeres que se incorporan al trabajo en la industria".
- ¿En qué tipo de empresas se produce un mayor acortamiento de la brecha de género?
- No he visto estadísticas que informen sobre las empresas involucradas, pero lo que puedo suponer es que las operaciones más autónomas, generalmente en minería a cielo abierto, son más comunes. Me gustaría creer que habría más mujeres, ya que las condiciones laborales no son las mismas que en las operaciones subterráneas. Las organizaciones con condiciones laborales más flexibles deberían poder adaptarse y ser más inclusivas para las mujeres y otros grupos marginados.
- En Chile la participación de la mujer en la minería es de 23%, pero en algunas empresas llega a 40%. ¿Tienen una meta parecida en su país?
- Es un gran hito, y creo que se basa en el liderazgo internacional. Si un líder decide diversificarse, puede superar las barreras que puedan existir para incorporar mujeres y garantizar su participación en roles clave de liderazgo y toma de decisiones.
- En Chile, la minería es en general una actividad valorada por la sociedad. ¿Lo es en Sudáfrica?
- La sociedad africana tiene un gran interés en la minería. Llevamos más de 100 años en el sector minero y, recientemente, nuestras comunidades mineras, con el apoyo de nuestra legislación, han mostrado un gran interés en participar en ella, y nos alegra mucho ver que hay quienes participan.
Se han acordado fondos comunitarios o fideicomisos con las grandes empresas mineras para garantizar el desarrollo de las comunidades mineras y empoderar a la población local para que participe activamente en la economía.
Lo que solía ocurrir en el pasado, cuando no existía legislación que lo apoyara, era que la minería se desarrollaba en una comunidad sin programas formales para apoyar la participación de la población local. Esto ocurre, especialmente en África, en el sector de los recursos: somos muy ricos en ellos, pero tenemos poco poder como pueblo porque no nos beneficiamos de la minería ni de la explotación de esos recursos. Este cambio aún es bastante lento, ya que no nos beneficiamos de ellos, por lo que la participación se centra más en las actividades mineras, pero no refinamos ni obtenemos los productos finales; por lo tanto, exportamos materias primas.
- ¿El alto precio de los minerales puede afectar la inclusión?
- Creo que la inclusión no está realmente impulsada por los precios de las materias primas. Es una decisión de liderazgo construir una organización diversificada. Los precios pueden respaldarla porque así hay más oportunidades de empleo y crecimiento empresarial.