Tras apenas unos meses como CEO de Uber, Dara Khosrowshahi ha tenido que lidiar con una serie de escándalos que van desde investigaciones por abuso sexual en la empresa hasta el rechazo de autoridades en distintas ciudades del mundo a permitir el servicio.
El más reciente se desató ayer, cuando la empresa reconoció que, en 2016, individuos no identificados tuvieron acceso a información personal de 57 millones de personas, incluyendo a conductores y clientes. En esa oportunidad, la empresa pagó US$ 100 mil a los hackers para que borraran los datos y guardaran silencio.
"Nada de esto debió haber ocurrido y no intentaré justificarlo", aseguró Khosrowshahi en un comunicado, en el que agregó que no se ha encontrado evidencia de fraude o uso indebido de los datos.
El ejecutivo añadió que "si bien no puedo borrar el pasado, sí puedo comprometerme a nombre de cada empleado de Uber a que aprenderemos de estos errores. Estamos cambiando la forma en que trabajamos, poniendo la integridad en el centro de cada decisión y esforzándonos para ganar la confianza de nuestros clientes".
La empresa está notificando individualmente a los conductores cuyos datos fueron descargados, para ofrecer verificación de crédito y protección ante eventuales robos de identidad. También a los usuarios afectados, a quienes se les brindaría protección ante fraudes.