Por K.Caniupan/J.Catrón
En completo hermetismo, las negociaciones para zanjar la situación financiera de La Polar viven horas decisivas.
Todo está hoy en manos de tres hombres claves, quienes tienen el mandato para definir una propuesta, antes de la junta extraordinaria de accionistas de mañana, que permita hacer viable a la multitienda.
Es así como César Barros, presidente de La Polar y quien representa a la administración, y Felipe Porzio, gerente de finanzas corporativas y socio de LarrainVial, en representación de los acreedores; definen los últimos detalles del acuerdo.
Si bien fuentes conocedoras de las tratativas señalan que existiría un interlocutor representando a los accionistas -ya que sólo un inversionista es el mayoritario con apenas el 10% y es prácticamente imposible contactarse con los cientos que tienen entre 1% y 5% y llegar a un acuerdo de forma individual-el mencionado ha negado su participación en las negociaciones.
Lo que sí es claro es que al ser La Polar una empresa sin controlador, llevar a cabo negociaciones uno a uno se torna engorroso, por lo que se estaría buscando tener la aprobación de los mayores accionistas, entre los que se encuentra ILC, el brazo financiero de la Cámara Chilena de la Construcción.
Avance negociaciones
El timón de las conversaciones que se desarrollan previo a la junta extraordinaria de accionistas de mañana lo tiene César Barros.
Para esto, ha sostenido una ronda de conversaciones con los princiales inversionistas, buscando puntos que permitan armar una propuesta que genere consenso y sea aprobada por los accionistas.
Este martes se le simplificó el escenario, cuando la Comisión de Acreedores de La Polar eligió a Porzio como interlocutor válido del sector.
De esta forma, el foco de Barros sólo estaría en encontrar consenso entre los principales accionistas del retailer.
Fuentes conocedoras de las tratativas destacan los avances, que han permitido acercar las posturas, pero advierten que no está siendo fácil llegar a un consenso.
Mientras los agentes del retailer habrían manifestado que estarían dispuestos a aceptar canjear la deuda por el 66,7% de la propiedad, algunos de los acreedores estarían firmes en el 75%.
Sin embargo, conocedores del proceso explican que una tasa que permitirá canjear la deuda de los bonos senior y junior por un 71% de la multitienda sería la que permitiría ver humo blanco.
A sólo 24 horas
Todo está dispuesto para que este viernes se concrete la primera etapa del acuerdo, que se sellaría con la aprobación del acuerdo por parte de los accionistas.
Si bien en algún momento de las negociaciones, algunos bonistas estaban dispuestos a dejar caer a la multitienda, ya que la tasa de canje no les parecía justa, hoy los ánimos estarían alineados en hacer viable a la multitienda.
Sobre todo, después de la exposición que realizó este martes la administración a la Comisión de Acreedores, en la cual advirtieron que podrían caer en default este mes.
No obstante, el diálogo siempre ha contado con la intención genuina de consensuar una solución, sólo que esta vez, la presión impuesta por la empresa agregó urgencia de las conversaciones.
Posible quiebra
En un principio, los acreedores no estaban dispuestos a ceder más del 80% ya que si la compañía quebraba, los accionistas se quedarían sin nada, por lo que esta opción era más atractiva que una liquidación.
No obstante, fuentes comentan que el fantasma de la quiebra en una situación como ésta, después de haber rescatado a la multitienda del escándalo de las repactaciones, es más temido por razones políticas.
Primero, por la señal que se enviaría al mercado tanto local como internacional.
Además, le agregaría ruido a la imagen país, dañando el mensaje de estabilidad y de “las cosas funcionan”, que las cosas están en orden.
Y no sólo eso, sino que si se propicia la quiebra de La Polar, quienes apostaron en la renegociación, el plan aconcagua y la gestión tras el escándalo serían los grandes perdedores.
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UN LARGO CAMINO PARA RENEGOCIAR LA DEUDA DEL RETAILER
En abril de este año, La Polar comenzó a dar luces sobre la necesidad de reestructurar su deuda para mejorar el nivel de endeudamiento, tal como se lo planteó en la reunión de ese mes a sus acreedores.
Y la propuesta que eligió la multitienda fue emitir un bono corporativo local, el más largo de la historia, convertible en acciones por un monto que iba entre $ 80 mil millones (US$ 144,2 millones) y $ 100 mil millones (US$ 180,25 millones).
Este bono tendría dos características: no tendría intereses ni amortizaciones, y contemplaba un vencimiento único al año 2113; es decir, una extensión de 99 años. De esta forma se incentivaba la conversión del bono en acciones de la compañía, dicen entendidos.
Sumado a ello, el retailer propuso a los accionistas realizar un aumento de capital para dar respaldo al mismo bono convertible.
A comienzos de junio, se llevó a cabo la junta de accionistas que debía aprobar la propuesta y determinar cuál sería la tasa de canje de la deuda. En la oportunidad, los inversionistas dieron el vamos a esta alternativa proponiendo capitalizar la deuda por el 50% de la entidad.
Pero en la oportunidad, se leyó una carta redactada por una mayoría de los bonistas de la serie F, en la cual manifestaban su desacuerdo con la propuesta del directorio, indicando que existían otras dos alternativas: un canje por 80% o continuar con los pagos, pero en caso de no contar con capital para pagar, hacerlo mediante acciones.
Tras esto, en las juntas de tenedores de bonos fue rechazada la propuesta aprobada por los accionistas y se votó entregar las propuestas alternativas al directorio.
Tras esto, se suspendió la junta de acreedores.