El plan de Cencosud de levantar un nuevo centro comercial en Vitacura tiene a la compañía de la familia Paulmann en el centro del debate.
Tanto revuelo ha causado esta iniciativa-que se emplazará a pasos del Colegio Saint George’s-, que tanto las municipalidades de Vitacura y Huechuraba como los vecinos de la zona, han manifestado su rechazo al proyecto.
US$ 125 millones es la inversión de este centro comercial
Las críticas son diversas y van desde el impacto que tendría en la vida y costumbres de los vecinos, hasta los mayores tiempos de desplazamiento que generaría. El último descargo fue por parte de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), que sostuvo que la información entregada por el titular del proyecto no es suficiente para evaluar adecuadamente si la iniciativa afectará o no a la Asociación Indígena Dhegñ-Winkul.
Estas observaciones han levantado interrogantes sobre la viabilidad de este proyecto de US$ 125 millones y sobre la conveniencia de seguir apostando por su desarrollo.
Pese al ruido, académicos y expertos del sector coinciden en que el centro comercial es viable desde el punto de vista técnico y normativo.
Es más, ejecutivos de Colliers, GPS Property, Grupo Casal y una académica de la Universidad de Los Andes enfatizaron que no hay impedimentos estructurales que justifiquen su rechazo. Desde su perspectiva, este es un ejemplo más de lo que han debido enfrentar grandes proyectos de inversión en Chile, donde la tramitación ambiental suele ser “extensa y engorrosa”.
“La viabilidad no depende de los cuestionamientos iniciales o de la oposición vecinal, sino de la capacidad de la empresa para cumplir con los estándares legales, técnicos y ambientales”, dijo Sergio Correa, de Colliers.
Como referencia, los expertos consultados pusieron sobre la mesa casos emblemáticos como el Mall Plaza Egaña, el Mall Vivo Ñuñoa, el Mall de Castro en Chiloé e incluso el mismo Costanera Center, ligado a Cencosud. Todos, indicaron, pasaron por procesos similares de oposición vecinal, presiones políticas y judicializaciones, y finalmente lograron concretarse.
“Cuando se cumplen las normativas y se gestionan correctamente, es posible avanzar exitosamente (...) La viabilidad no depende de los cuestionamientos iniciales o de la oposición vecinal, sino de la capacidad de la empresa para cumplir con los estándares legales, técnicos y ambientales”, recalcó el gerente inmobiliario de Colliers, Sergio Correa.
Consultados al respecto, tanto la Municipalidad de Vitacura, como Cencosud, no se refirieron al tema.
Nuevos frentes
A pesar de que los expertos concuerdan en que el proyecto tiene todo para materializarse, no descartaron que el holding de la familia Paulmann se enfrente a nuevas complicaciones.
El socio fundador y gerente general de Grupo Casal, Diego Castillo, explicó que “si el proyecto se aprueba por las vías formales, lo más probable es que enfrente recursos ante tribunales ambientales, reclamos en Contraloría, o alguna otra forma de judicialización. También puede haber nuevas exigencias desde la autoridad local o desde el SEA, dependiendo de cómo avance el proceso”.
De hecho, la gerenta inmobiliaria de GPS Property, Claudia Sepúlveda, recordó lo ocurrido con Mall Vivo Ñuñoa, que tras obtener su Resolución de Calificación Ambiental favorable enfrentó reclamaciones de la comunidad por la “debida consideración de observaciones ciudadanas”.
“Esto no pone en riesgo la viabilidad del proyecto, pero sí puede generar retrasos si no se gestionan adecuadamente. Lo importante es que Cencosud tenga una supervisión constante de que todas las obras cumplen con los permisos otorgados y con las normas técnicas, ambientales y de seguridad”, recalcó el ejecutivo de Colliers.
Afinar estrategia
Para minimizar riesgos y sacar adelante la iniciativa en el menor tiempo posible, los expertos coincidieron en que Cencosud debe ajustar su estrategia.
La directora del Máster en Dirección Inmobiliaria del ESE Business School de la Universidad de los Andes, Verónica Niklitschek, enfatizó que probablemente la compañía deba alinearse con una visión de planificación urbana de mayor escala, además de proponer un proyecto innovador que convierta los desafíos del entorno en atributos positivos.
En esa misma línea, Correa planteó que la empresa debería comunicar de manera más activa los beneficios del centro comercial, tanto para el entorno inmediato como para la economía en general, destacando la generación de empleo, la atracción de inversión y el dinamismo comercial.
Desde Grupo Casal, Castillo subrayó que una comunicación transparente y un diálogo abierto con los vecinos, sumado a un enfoque que busque integrar el proyecto al entorno, suelen facilitar los procesos y reducir los conflictos. “Desde esa perspectiva, cualquier ajuste en la estrategia que permita mejorar la relación con el entorno y avanzar de manera colaborativa puede ser positivo tanto para Cencosud como para la comunidad”, señaló el gerente de Grupo Casal.
Según el cronograma de la empresa, la construcción del proyecto debería iniciarse a mediados de 2026, para así estar operativo a fines de 2028.