La reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe se ha ralentizado desde 2012 y la región sigue estando rezagada en cuanto al acceso de grupos vulnerables, como los niños, a servicios básicos, dijo un informe del Banco Mundial.
Entre 2000 y 2014, la pobreza extrema (personas que viven con menos de US$ 2,5 al día), se redujo de 25,5% a 10,8%, pero desde 2012 el ritmo de esa reducción ha sido mucho más lento debido a la desaceleración económica, señaló el organismo.
Además, la desigualdad descendió de manera marginal y sigue siendo elevada. América Latina es una de las regiones con mayor desigualdad en el mundo.
“En este último par de años la pobreza se ha reducido en alrededor de un punto porcentual por año y eso es la tercera parte de lo que se venía reduciendo la pobreza durante los años más positivos del comienzo del siglo”, dijo a Reuters Oscar Calvo, gerente de la práctica de Pobreza y Equidad del BM.
Según el informe, la región avanzó entre 2000 y 2014 en la matrícula escolar y los servicios de electricidad al hacerlos casi universales, sin embargo, aún está rezagada en el acceso a servicios básicos como saneamiento y agua potable, lo cual afecta el desarrollo de los niños.
El Banco Mundial ha establecido el 17 de octubre como el Día Mundial para lograr el fin de la pobreza.
Precios de alimentos
Por su parte, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), advirtió ayer que el cambio climático también puede contribuir a incrementar la pobreza. Este fenómeno ya está afectando a la agricultura y la seguridad alimentaria, por lo que si no se toman medidas urgentes, millones de personas más sufrirán hambre y pobreza, advirtió la entidad ayer.
De no producirse cambios, el número de pobres podría aumentar entre 35 millones y 122 millones para 2030 en comparación con lo que sería un futuro sin cambio climático, según su informe bienal sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación.
La agencia dijo que la menor productividad agrícola y la escasez de alimentos podrían elevar drásticamente los precios de estos productos, afectando a regiones que ya tienen altos índices de hambre y pobreza, sobre todo en África subsahariana.