Douglas Irwin: “En EEUU hay consenso en que se necesita repensar la relación económica con China”
El académico de Dartmouth y exasesor presidencial dice que la guerra arancelaria de Trump podría volverse permanente.
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La guerra comercial que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está librando contra China atravesará un punto de inflexión este fin de semana, con la cumbre que el mandatario celebrará con su par Xi Jinping.
Aunque la retórica entre ambos países da cada vez menos espacio a la esperanza de un acuerdo, el resultado se mantiene impredecible, dice el profesor de Economía de la Universidad de Dartmouth, Douglas Irwin, quien hoy ofrecerá una charla sobre la política comercial de Trump en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.
“No sabemos cuándo Trump quedará rápidamente satisfecho con algo o cuándo se aferrará a su visión”, dice el académico en entrevista con DF. “Siempre hay una posibilidad de que haya acuerdo si Xi ofrece comprar más soya o aviones. Pero hay sectores del gobierno que preferirán que no, porque hay diferencias fundamentales y profundas entre las dos economías”.
Irwin –exmiembro del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca y autor de Clashing over commerce y True trade under fire, entre otros– agrega que el mandatario cuenta con respaldo para mantener los aranceles que ya afectan a US$ 250 mil millones de importaciones del gigante asiático.
“Los aranceles a China no son tan controvertidos como los que impuso al acero”, señala. “En EEUU hay un consenso de que China se ha aprovechado y que hay temas de seguridad nacional y otros que administraciones anteriores no quisieron enfrentar. Está la sensación de hay que dar pie atrás a la relación económica tan profunda que tenemos y repensar las reglas básicas hacia adelante”.
- ¿Es un tema netamente comercial o una lucha por la hegemonía global?
- Trump ha hablado mucho del déficit comercial y no en términos suaves. Quizás sea una excusa, pero siempre la usa. Ciertamente quiere una posición dominante de EEUU en el mundo, pero sus ataques a México, Canadá o la Unión Europea que son nuestros aliados no son la forma de mantener al país en un posición de líder. De hecho perjudican el liderazgo de EEUU.
- ¿Se justifica su atención a la balanza comercial?
- Que el déficit comercial sea dañino para la economía es una idea que los economistas desde Adam Smith han rechazado. Y estos acuerdos no garantizan ni un superávit ni un déficit comercial. Sientan las normas del mercado, pero no el resultado.
- Es decir, pese al nuevo Nafta, ¿puede que siga habiendo un déficit comercial con México y Canadá?
- Sí. La renegociación del Nafta trajo muy pocos cambios al acuerdo original. Si hay algo nuevo, es un paso atrás en términos de comercio libre, porque hay más influencia del gobierno en la industria automotriz.
- ¿Logrará que los demócratas aprueben el nuevo texto, ahora que controlan la cámara baja?
- Los demócratas querrán ayudar a la industria automotriz, pero quizás no quieran darle una victoria al presidente. Pero Trump podría amenazarlos con salir del Nafta y el nuevo acuerdo definitivamente es mejor que volver a los inicios de los ‘90.
Víctimas de guerra
De no haber acuerdo esta semana, Washington se prepara para subir de 10% a 25% los gravámenes sobre gran parte de los productos chinos que ya están sujetos a aranceles. Y Trump ha asegurado, incluso, que está dispuesto a aplicarlos sobre todas las importaciones chinas.
Pero los efectos macroeconómicos no han sido dramáticos: mientras EEUU mantiene un crecimiento sano y un mercado laboral ajustado, China continúa en un ciclo de desaceleración gradual.
Las consecuencias de un conflicto prolongado, dice Irwin, “dependen del sector. Muchos productos gravados pueden conseguirse en otros lados del sudeste asiático: Camboya, Vietnam”.
No obstante, el académico –quien también se desempeñó como economista en el directorio de la Reserva Federal– advierte que “si hay aranceles sobre los productos electrónicos, teléfonos inteligentes o computadores, sería mucho más difícil cambiar esas cadenas de suministro, porque China tiene una gran ventaja para producirlos a la escala necesaria. Eso podría traer costos importantes en el corto plazo para los consumidores estadounidenses”.
- ¿Podría afectar la normalización monetaria que desarrolla la Fed?
- Sí. Si las cosas se ponen difíciles e inciertas para la economía de EEUU, la Fed podría ser más cuidadosa y quizá tomaría una pausa en las alzas de tasa. Si el mercado laboral y el crecimiento del Producto Interno Bruto se estancan, incluso con con una inflación moderada, podrían retrasar las alzas.
- ¿Qué pueden hacer los países de Latinoamérica en este escenario?
- Hay oportunidades y riesgos. A medida que EEUU se aleja de China, por ejemplo en temas agrícolas, es una oportunidad para Argentina. Los precios de la exportación podrían subir y China les compraría más. Pero a medida que China se desacelera y si la guerra comercial acentúa esa desaceleración, es mala noticia para Chile y quienes envían productos a China.