El Partido Republicano de Estados Unidos cumplió ayer un sueño que perseguía desde hace décadas, al aprobar una reforma tributaria que recorta dramáticamente los impuestos que pagan las empresas al gobierno federal. La tasa, actualmente de 35% y una de las más altas de la OCDE, se reducirá a 21% a partir del próximo año.
Se trata de la primera gran victoria política para el presidente Donald Trump, quien durante su campaña había prometido rebajar a 15% los impuestos corporativos del país, además de simplificar el código tributario.
“Rompimos todos los récord. Es el mayor recorte en la historia”, manifestó el mandatario minutos después de la tramitación final del proyecto, en una conferencia de prensa desde la Casa Blanca. “Vamos a dejar de perder empresas. Vamos a deshacernos de los nudos. Y esto significará más y más trabajos”, aseguró.
La algarabía llegaba también a su partido, que tiene mayoría en ambas cámaras legislativas. Contra todos los pronósticos, el oficialismo logró sacar adelante el proyecto antes de que termine el año, en un intento por dejar atrás el bochorno que vivió en el primer semestre, cuando no logró la unidad necesaria para aprobar un sistema que reemplazara al Obamacare, el sistema de salud aprobado por el gobierno anterior y que han criticado por años.
“La administración de Trump ha puesto fin a la sobrerregulación de la economía estadounidense”, sostuvo el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, quien agregó que “EEUU comenzará a crecer de nuevo”.
Los efectos sobre el crecimiento podrían ser moderados y temporales, según los expertos. La economista jefe para EEUU de Oxford Economics, Kathy Bostjanic, prevé que el recorte tributario aporte “tres o cuatro décimas de punto” más de crecimiento en 2018, con lo que el PIB podría aumentar un 2,8%. Tras ello, dijo a DF, “el efecto comenzaría a desvanecerse. Esta ley puede impulsar la demanda agregada, no hace demasiado para aumentar la oferta agregada, así que no habrá un impacto positivo de largo plazo”.
En tanto, según los cálculos de la Oficina de Presupuestos del Congreso (CBO, su sigla en inglés), la nueva norma contribuirá con un aumento del déficit fiscal en más de US$ 1,5 billón (millón de millones) en la próxima década. La ley también reduce los impuestos de los más ricos de 39,6% a 37%, además de eliminar una serie de exenciones tributarias.
El factor político
La oposición tuvo poco y nada que hacer ante el acuerdo alcanzado el martes por el Partido Republicano que, en pocas horas, logró tramitar y aprobar el proyecto en ambas cámaras. Ayer, la votación final resultó sin sorpresas: ningún demócrata respaldó la iniciativa.
La falta de diálogo con la minoría podría poner nerviosas a las empresas que quieran aumentar su inversión en EEUU. El país enfrenta elecciones legislativas en octubre de 2018 y presidenciales en 2021. Los demócratas ya anunciaron ayer que enfocarán sus campañas en la promesa de revertir “el engaño tributario de 2017”.
“Creo que es un ambiente inestable para una rebaja tributaria, debido a la política”, dijo Bostjanic. También llamó la atención sobre la baja popularidad del proyecto, que, según una encuesta de NBC News y Wall Street Journal, sólo es respaldado por un 24% de los estadounidenses. Dos tercios de los consultados creen que la ley está diseñada para ayudar a los sectores más acaudalados.
“Eso hace (la iniciativa) vulnerable, porque es impopular y no fue aprobada con votos de ambos partidos. No me sorprendería que si los demócratas ganan el control del Congreso o de la Casa Blanca, intenten dar pie atrás, sobre todo en los beneficios a las personas más ricas”, sentenció la economista.
El riesgo de un giro político en las elecciones de octubre crece, sobre todo, con las recientes derrotas que los republicanos han sufrido en elecciones recientes. El mayor bochorno ocurrió en Alabama este mes, cuando un demócrata ganó por primera vez en 25 años y reemplazará al hoy fiscal general Jeff Sessions. El hecho fue leído como señal de debilidad del oficialismo.
Ojos en la Fed
El mayor crecimiento económico y el impulso a la demanda podrían, a su vez, acelerar el lento ritmo de los precios al consumidor, que son la principal piedra en el zapato para que la Reserva Federal aplique nuevas alzas de tasas.
Con una inflación aún por debajo de la meta de 2%, el banco central prevé aumentar los tipos de interés tres veces el próximo año, desde su nivel actual de entre 1,25% y 1,5%. Este año ya aplicó tres incrementos.
“Hay una posibilidad de más inflación, pero quizás cuatro alzas es mucho pedir”, señaló a DF el analista asociado de la consultora de riesgo Eurasia, Jeffrey Wright.
Por su parte, Bostjanic manifestó que la reforma fiscal “podría llevar a la Fed a aplicar más alzas de las que hubiera aplicado de otra manera, lo que también mitigaría el estímulo”.
A pesar de que la posibilidad de una baja de impuestos llevó a la bolsa estadounidense a romper récord tras récord, ayer el Dow Jones, el S&P 500 y el Nasdaq cerraron con bajas leves, de entre 0,05% y 0,09%. El administrador de portafolio senior de Washington Crossin Advisors, Kevin Caron, explicó que “uno esperaría que el mercado celebrara que se aprobó la reforma, pero en realidad mucho de esto se ha anticipado durante el último año. El mercado ha recibido lo que ya había incorporado a precios”.
Situación chilena
La reforma tributaria impulsada en 2014 por la presidenta Michelle Bachelet estableció un alza gradual del impuesto de primera categoría, es decir, el que se aplica a las empresas, desde un 20% a un 27%, tasa que comenzará a regir a partir del 1 de enero de 2018. En su campaña, el ahora presidente electo Sebastián Piñera prometió reducir el gravamen corporativo al promedio OCDE, cercano al 24%, pero por ahora no hay una propuesta concreta.
Tras reforma de pensiones, Macri anota sólidos avances de su proyecto tributario
El presidente de Argentina, Mauricio Macri, busca mover rápido las reformas de su gobierno para estabilizar la economía del país y ayer consiguió avanzar una reforma tributaria que rebaja la tasa a las empresas y aumenta la carga de las personas.
La iniciativa reduce de 35% a 25% la tasa impositiva de las empresas en los próximos tres años, al tiempo que elimina deducciones para jubilados de privilegio en una serie de cargos, además de establecer un gravamen a los retiros voluntarios de cargos directivos.
La Cámara de Diputados aprobó la ley ayer con 146 votos a favor, 77 en contra y 18 abstenciones. El Senado inició el mismo día la discusión de la medida y la Casa Rosada apuntaba a que pudiera convertirse en ley la próxima semana.
"Estamos ante la reforma más ambiciosa y profunda que se ha hecho en las últimas décadas", dijo a periodistas el legislador oficialista Luciano Laspina. Agregó que entre los principales objetivos de la ley está "incentivar la inversión, formalizar el mercado laboral, mejorar la competitividad, mejorar la equidad y la eficiencia del sistema tributario y luchar contra la evasión", agregó.
El proyecto también reduce el IVA de algunos tipos de carne y establece un impuesto de 14% a las cervezas industriales y de 8% a las artesanales. En tanto, las bebidas espirituosas tributarán 26% y las que contengan cafeína o taurina pagarán un gravamen de 10%.
De forma paralela, la recuperación económica comienza a acelerarse. Según datos divulgados ayer, el PIB del país creció un 4,2% anual en el tercer trimestre, tras avanzar un 2,7% en el segundo.
Coletazos previsionales
El impulso reformista de Macri ha generado fuertes protestas en el país que, hace apenas unos meses, convirtió a su partido, Cambiemos, en el de mayor representación en el Congreso. Buenos Aires fue remecida el lunes y martes por masivas protestas contra una reforma previsional aprobada esta semana, que cambia la fórmula de cálculo de los ajustes de pensiones, amarrándolos más a la inflación.