“Me preocupa que la profesión económica se haya disparado en el pie”, señaló en entrevista con Bloomberg el presidente del Comité de Revisión Económica y de Desarrollo de la OCDE, William White, en referencia a los esfuerzos de las instituciones monetarias y políticas de todo el mundo para retomar el crecimiento económico. “La gente ha asegurado tener soluciones que son simples y efectivas cuando la verdad es que las soluciones que han propuesto podrían funcionar como podrían no hacerlo”, dijo.
La preocupación de White es compartida por las autoridades de las mayores economías globales: años de tasas de interés históricamente bajas, y en algunos casos negativas, no han logrado revitalizar a los grandes países del mundo y, en ese escenario, tanto EEUU como Europa y Japón se preparan para un período prolongado de crecimiento exiguo, mientras China no logra retomar el ritmo de antaño.
Con el kit de herramientas casi vacío, el mundo monetario ha estado pidiendo mayor acción desde la política fiscal, una solicitud de la que ha hecho eco la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde.
La petición podría finalmente tener respuesta el próximo año. En EEUU, el presidente electo Donald Trump ha prometido una fuerte inversión en infraestructura y recorte de impuestos, mientras en Japón el presupuesto 2017 refuerza los gastos fiscales. La defensa de la austeridad, que alguna vez encabezó la canciller alemana Angela Merkel, podría comenzar a quedar atrás.
El impulso abenómico
Un bosquejo del presupuesto delineado por el primer ministro japonés, Shinzo Abe, para el próximo año fiscal –que comienza en abril– aboga por intensificar el papel fiscal en el crecimiento económico, según consignó ayer Bloomberg, que tuvo acceso al documento.
Según la agencia, el borrador no menciona los niveles o metas de gasto, pero sí explicita los principios que guiarán el presupuesto: la importancia del gasto en el cuidado de los adultos mayores y de los niños, así como la inversión en investigación y desarrollo, son puntos principales de la propuesta.
El documento también resalta la necesidad de mejorar los ingresos y condiciones laborales de las personas, diciendo que es necesario implementar políticas para asegurar que no decaiga el progreso en dichas áreas.
El gasto fiscal es la “segunda flecha” del programa de crecimiento de Abe, pero su implementación ha sido esporádica. En agosto de este año, el primer ministro propuso un paquete de estímulo de US$ 252.000 millones, pero apenas un cuarto de ello correspondía a un desembolso nuevo.
En declaraciones recogidas por Bloomberg, el economista senior de SMBC Nikko Securities, Koya Miyamae, celebró las directrices delineadas en el borrador del presupuesto, que podría ser aprobado por el gabinete la próxima semana. “Es más fácil destinar fondos a las cosas relacionadas con reformas estructurales en el presupuesto inicial”, señaló.
Gasto y proteccionismo
En tanto, la primera economía mundial vive días de incertidumbre: mientras el mercado ha dado la bienvenida a los planes de Trump de gastar US$ 550.000 millones en infraestructura, también hay temores frente a las políticas proteccionistas que puso sobre la mesa durante su campaña, que incluyen el establecimiento de aranceles comerciales para China y México, así como un fuerte control a la inmigración.
“Mi preocupación está por el lado de los suministros”, dijo el director del programa de política monetaria de la Universiad de George Mason, Scott Summer. “Si él ralentiza el comercio o la inmigración, eso tiene consecuencias sobre la oferta”, señaló.
La derogación o revisión de acuerdos comerciales como el Nafta (en el que participan México y Canadá) o el TTIP (con la Unión Europea) podrían frenar la producción global integrada de bienes y servicios, generando la temida estanflación: un incremento de los precios debido a los obstáculos impuestos al comercio internacional, acompañado de una lenta expansión de la economía global.
A nivel local, Estados Unidos también debe poner atención a su déficit fiscal, que a la luz de las propuestas de Trump en campaña, según ONGs, podría aumentar fuertemente en los próximos años.
Por ello, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, dijo la semana pasada que si el Estado decide aumentar el gasto, debería apuntar a inversiones que impulsen el crecimiento de largo plazo y la productividad, sin dejar de mirar el balance fiscal.
Fracturas europeas
Europa, en tanto, es una interrogante política y económica. Luego de que el Reino Unido decidiera abandonar la Unión Europea, el gobierno británico se esfuerza por ganarse la confianza del empresariado, mientras el fantasma del proteccionismo pesa en las elecciones legislativas de Alemania y las presidenciales de Holanda y Francia.
La mayoría de los países tiene sus políticas monetarias en un mínimo histórico y el emisor de la eurozona, el Banco Central Europeo, ya entró en terreno negativo, sin que ello haya logrado reactivar la economía de la zona.
El profesor de la Universidad de Dartmough y ex consejero de la presidenta de la Fed, Andrew Levin, dijo a Bloomberg que, en este escenario, la forma tradicional de hacer las cosas en macroeconomía se verá cuestionada. “Prácticamente todo lo relacionado con política monetaria y fiscal estará sobre la mesa pronto”, sentenció.
Theresa May promete un gobierno "descaradamente pro empresas"
La primera ministra británica, Theresa May, aseguró ayer a los líderes de negocios de la Confederación de la Industria Británica (CBI, su sigla en inglés) que su gobierno "será descaradamente pro empresas", haciendo todo lo posible para que el Reino Unido fuera de la Unión Europea (UE) sea el lugar "más atractivo para invertir y desarrollarse". A cambio, pidió que las firmas actúen responsablemente y participen en los esfuerzos de las autoridades a construir la confianza del "país que funcione para todos". "El cambio está en el aire", advirtió ayer May, refiriéndose a la elección de Donald Trump como presidente de EEUU, agregando que en este momento hay que mostrar un determinado liderazgo global para crear una nueva era de una globalización más justa, a través de la elaboración de nuevos puestos de trabajo y ayuda a las comunidades.
Durante su presentación, May respondió a las inquietudes de los empresarios que expresó el presidente de la CBI, Paul Drechsler, acerca de qué va a pasar después de dos años de negociaciones, cuando el país salga de la UE y las empresas puedan "encontrarse atrapadas en una tierra de nadie en términos regulatorios".
"Soy consciente de que hay asuntos que debemos mirar, que la gente no quiere estar al borde del precipicio, que quieren saber con algo de certeza cómo van a ir las cosas en adelante, y esa será parte del trabajo que haremos durante la negociación", señaló. "Todos aquí presentes sabemos que no es solamente la elección entre Brexit duro y Brexit suave; es sobre cómo las empresas y el gobierno trabajan juntos para obtener el mejor acuerdo posible, el acuerdo correcto para el Reino Unido y para sus empresas", agregó.
Anteriormente, Daily Telegraph había dicho que May anunciaría un recorte de los impuestos a las empresas a un nivel por debajo del 15% de EEUU para atraer a las compañías al país. Sin embargo, la primera ministra dijo que el gobierno anterior ya anunció que bajará el tributo a 17% (ahora está en 20%) para el año 2020, y aseguró que otra información al respecto es una "especulación".
Mientras tanto, las empresas siguen mostrando confianza en el país británico. Entre las compañías que anunciaron planes de expansión están Facebook, Google, Apple y Nissan.
