Las principales embotelladoras europeas de Coca-Cola anunciaron ayer un acuerdo para fusionarse en una nueva compañía, Coca-Cola European Partners, con sede en Londres. La fusión de Coca-Cola Iberian Partners con la cotizada Coca-Cola Enterprises y la alemana Coca-Cola Erfrischungsgetränke (controlada al 100% por la multinacional estadounidense) dará lugar a la "mayor embotelladora independiente a nivel mundial", con una facturación de alrededor de US$ 12.600 millones.
El nuevo grupo, que tiene entre sus objetivos cotizar en la bolsa de Nueva York, Amsterdam y Madrid, valdrá 28.000 millones de euros (US$ 30.595 millones), incluyendo deuda, según fuentes cercanas a la operación citadas por el diario Expansión. Sin la deuda, el valor en Bolsa alcanzará los 20.650 millones de euros. Si entrara en el Ibex 35, la acción se situaría entre las diez principales del índice y al nivel de Endesa.
Coca-Cola Iberian Partners controlará el 34% de la nueva compañía y su actual presidenta, Sol Durella, pasará a dirigir Coca-Cola European Partners. La multinacional estadounidense tendrá 18% del capital. El 48% restante se reparte entre los actuales accionistas de Coca-Cola Enterprises. Estos accionistas recibirán una acción de la nueva sociedad y un pago en efectivo de US$ 14,50 por acción.
El nuevo grupo producirá y distribuirá las bebidas de la marca en trece países europeos que suman 300 millones de consumidores. La fusión permitirá generar importantes sinergias operativas que se espera se materialicen en un ahorro en costos de hasta US$ 375 millones en los tres, según las estimaciones iniciales.
Desafío a Obama
El acuerdo está estructurado como una inversión fiscal, lo que permité a Coca-Cola Enterprises, la única de las tres embotelladoras que ya está listada en bolsa, reducir su exposición a los impuestos de EEUU y crear un nuevo domicilio fiscal para la compañía. Esto hace que la fusión sea vista también como un desafío a la administración del presidente Barack Obama, que pretende frenar las inversiones que buscan escapar del elevado impuesto de sociedades de EEUU, consignó Financial Times.