El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha sido considerado por mucho tiempo como el mejor "Plan B" del Partido Demócrata si la segunda campaña de Hillary Clinton resulta ser tan mala como la primera.
Con las preocupaciones por su caída en las encuestas creciendo cada día, algunos demócratas senior creen que es momento de que Biden se convierta en el Plan A. El político ha dicho públicamente que tomará una decisión cuando termine el verano (boreal), pero el periódico New York Times reportó hace unos días que tanto él como sus cercanos estaban activamente explorando entrar en la carrera por la Casa Blanca.
Los diez precandidatos republicanos más populares en las encuestas ya tuvieron su primer debate la semana pasada y el oficialismo ni siquiera ha terminado de definir sus apuestas para suceder a Barack Obama, con Clinton corriendo prácticamente sola. Hasta ahora, la mayor amenaza a la campaña de la esposa del ex presidente Bill Clinton es el senador Bernie Sanders, de Vermont, un autoproclamado socialista, cuyo apoyo ha subido en los estados donde se realizarán los primeros caucus, como Iowa y New Hampshire.
Este impulso de Sanders le ha restado popularidad a Hillary: su apoyo ha caído significativamente desde que lanzó su campaña en abril y ahora sólo un 40% de los estadounidenses manifiesta que la encuentra honesta o confiable, según cifras citadas por Financial Times. Asimismo, la incapacidad de Clinton para distanciarse de controversias -como el uso de su email privado durante su período como secretaria de Estado y los cuestionamientos a los vínculos financieros de su familia con la Fundación Clinton- siguen molestando a algunos demócratas.
Es en este contexto que surge con fuerza el nombre de Biden. El NY Times, citando a fuentes cercanas a él y sus asesores, publicó que el equipo de Biden estaba contactando a líderes demócratas y a donantes que no se han comprometido con Clinton o que estaban preocupados por sus opciones en la elección.
Un día después de esa nota, la columnista Maureen Dowd sumó antecedentes escribiendo que la historia comenzó meses antes del fallecimiento de Beau Biden, el hijo mayor del vicepresidente, en mayo. Beau, quien fue fiscal general de Delaware, le pidió a su padre que le prometiera que iba a postular a la presidencia antes de morir de un tumor cerebral.
El mes pasado, The Wall Street Journal reportó que John Cooper, un recaudador de fondos para las dos carreras presidenciales de Obama, se unió al Super PAC Draft Biden 2016 para persuadir a Biden, quien ya intentó ser la carta demócrata para la Casa Blanca en 1988 y 2008. Al Super PAC se sumó también Josh Alcorn, asesor de Beau.
Carácter cercano
Uno de los mayores atributos de Biden es su honestidad y espontaneidad. Mientras crecen los críticas a la autenticidad de Clinton, por su carácter frío y sus respuestas estudiadas, el vicepresidente dice exactamente lo que piensa, sea oportuno o no.
Eso le ha reportado momentos vergonzosos, como cuando en 2010 le dijo al oído al presidente Obama, quien se refería a la reforma a la salud, que ese era "un acuerdo jodidamente grande", lo que fue escuchado por todos los presentes.
Pero también le ha valido momentos de emoción, como cuando en un discurso que realizó en 2012 para las familias de los soldados caídos se refirió a la muerte de su esposa y su hija en un accidente, lo que lo dejó viudo a los 30 años y a cargo de dos niños pequeños cuando iba a empezar su primer período como senador en el Congreso.
En un ambiente político donde un personaje frontal y políticamente incorrecto como Donald Trump lidera las opciones republicanas, la espontaneidad de Biden se ha convertido en una virtud.
Sin embargo, uno de los obstáculos para que Biden se decida a postular es que tiene una buena relación con Clinton y que respeta el deseo de su partido de colocar a una mujer en la Casa Blanca.
Otro obstáculo es que podría quedarse sin tiempo. "Se está quedando un poco atrás", aseguró Tom Henderson, el líder del partido en el condado de Polk, a CNN. "La mayoría de las campañas usan el verano para establecer el equipo y están listos para poner en marcha la organización en el otoño (boreal)", agregó. "Si espera demasiado, es probable que sea demasiado tarde".
No sólo el tiempo favorece a Clinton, también el financiamiento: en sus primeros tres meses y medio de campaña ya ha recaudado US$ 47 millones. Su equipo gastó US$ 2 millones de ese dinero en lanzar avisos biográficos en televisión para mostrar el lado más humano de la ex secretaria de Estado. Asimismo, su campaña tiene a equipos establecidos en Iowa, New Hampshire, Carolina del Sur y Nevada y contrató a 51 colaboradores temporales para reclutar a voluntarios y cortejar a demócratas en los otros 46 estados.
Por ahora, Biden tiene un apoyo escaso, ubicándose por detrás de Sanders, y a una distancia de más de 45 puntos de Clinton, según un promedio de encuestas recopiladas por Real Clear Politics.
"Él ciertamente tiene más que ganado el derecho a competir si decide hacerlo, aunque sería algo muy difícil", afirmó Dan Pfeiffer, un ex asesor senior de Obama que trabajó de cerca con Biden desde 2008, a CNN.