La canciller alemana, Angela Merkel, consideró ayer las políticas económicas del primer ministro italiano, Matteo Renzi, como “valientes” pero envió señales de que las normas presupuestarias de la Unión Europea (UE) no pueden ser moldeadas para ayudar a impulsar el crecimiento del país.
Los comentarios de la jefa de Estado fueron emitidos en el marco de una reunión que mantuvo con Renzi y con el presidente francés, François Hollande, para abordar las medidas a tomar tras la decisión del Reino Unido de abandonar el bloque. Con sus palabras insinuó que existe una división entre los líderes de las tres mayores economías de la zona euro.
Y es que la economía italiana se estancó en el segundo trimestre, alejándose de las previsiones presupuestarias, y Renzi está presionando por una mayor flexibilidad de la Comisión Europea. “El pacto de estabilidad tiene mucha flexibilidad, que tenemos que aplicar de una manera inteligente”, dijo Merkel.
Renzi señaló que va a seguir impulsando sus reformas aun cuando su posición pública pueda verse afectada. “El déficit de Italia está en su punto más bajo de los últimos diez años”, aseguró. El gobierno “seguirá adelante con sus reformas estructurales y la reducción del déficit por el bien de nuestros hijos y nietos”, reforzó el premier en medio del temor que existe por el resultado del referendo de octubre que podría fortalecer a los partidos en Italia que quieren abandonar el euro.
Al respecto, Hollande dijo que el referendo por el Brexit está estimulando la incertidumbre que requiere una repuesta de los líderes de la UE, incluyendo medidas que afecten la cotidianidad, como por ejemplo más puestos de trabajo para los jóvenes.
Europa está “en la mira” tras el Brexit y las autoridades tiene que demostrar que pueden ofrecer “resultados”, dijo Merkel.
Los líderes discutieron ayer temas que incluyeron desde los refugiados, el control de las fronteras y el terrorismo, hasta el empleo y las inversiones. “Europa aún no es el lugar más competitivo del mundo en todos los sectores”, apuntó Merkel, quien afirmó que es necesaria una mayor cooperación del continente en la gestión de la crisis de refugiados e inmigrantes, y reconoció que el acuerdo firmado con Turquía es “esencial” porque, sin su ayuda, la UE no puede vencer la lucha contra el flagelo.