La bolsa de Atenas cayó ayer un 3,4%, afectada por la caída de más de 10% del sector bancario, después de que el Banco Central Europeo restringiera la financiación de Grecia.
El movimiento no fue bien recibido por el primer ministro Alexis Tsipras, que afirmó que Grecia "no se dejará chantajear". "Es un acto de presión política para alcanzar un acuerdo con rapidez", dijo. Tratando de aportar calma, explicó que el sistema financiero es seguro, que los bancos habían tenido acceso a fondos de emergencia del BCE, y que pueden utilizar 10.000 millones de euros adicionales por encima del actual tope si es necesario.
La última reunión del ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, fue con su homólogo alemán, Wolfgang Schaeuble. Sin acuerdo ni simpatía, la autoridad alemana mostró su escepticismo hacia las propuestas del gobierno heleno y consideró "no realistas" las promesas que afectan a terceros países.
En un documento de política que circuló entre funcionarios de la UE y al que tuvo acceso Reuters, Alemania dijo que Grecia debe cumplir los términos del rescate de 240.000 millones de euros pactado, y no deshacer privatizaciones previstas y recortes en el salario mínimo, en las pensiones y en la fuerza laboral del sector público.