El presidente Donald Trump logró dar un giro radical a la política interna estadounidense al conseguir que la Cámara de Representantes aprobara este jueves un paquete fiscal de US$ 3,4 billones (millones de millones) que recorta impuestos, limita el gasto en programas de protección social y revierte gran parte de los esfuerzos de Joe Biden para desarrollar una economía basada en energías limpias.
Con 218 votos a favor y 214 en contra, la decisión de la Cámara da luz verde a la legislación que Trump bautizó como su "Grande y Bello Proyecto de Ley", justo antes del 4 de julio, fecha límite que el mismo mandatario había establecido.
Los líderes de la Cámara tuvieron que mantener abiertas las votaciones de procedimiento previas durante horas para convencer a un pequeño grupo de reticentes de que apoyaran la legislación.
Sin embargo, en sus primeras declaraciones tras la aprobación en la Cámara, Trump señaló que "al revisar el proyecto de ley, fue muy fácil convencerlos de que aprobaran... El mayor recorte de impuestos de la historia, excelente para la seguridad, excelente para la frontera sur... cubrimos prácticamente todo".
El mandatario aseguró que "es el proyecto de ley más grande de su tipo jamás firmado, y convertirá a este país en un cohete. Será realmente grandioso".
Trump firmaría el proyecto de ley a las 5 de la tarde del viernes en Washington, según la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, cumpliendo así con el plazo autoimpuesto del 4 de julio.
El presidente utilizó al máximo su influencia sobre el Partido Republicano, mediante amenazas de primarias, sesiones de cabildeo en la Casa Blanca y reuniones sociales en campos de golf para superar la resistencia, tanto de los conservadores de línea dura, preocupados por el impacto de la medida en la deuda pública, como de los republicanos moderados de estados clave, preocupados por la magnitud de los recortes a Medicaid, el programa de salud para las personas de menores ingresos.
Pero al final, solo dos republicanos, Thomas Massie de Kentucky y Brian Fitzpatrick de Pensilvania, se unieron a los demócratas para oponerse al proyecto.
Maratónica sesión nocturna
A principios de semana, el vicepresidente, JD Vance, tuvo que emitir un voto de desempate en el Senado para que la cámara alta aprobara el enorme paquete fiscal.
La victoria llegó tras una maratónica sesión nocturna en la Cámara de Representantes, marcada por retrasos e intensas presiones, mientras Trump atacaba en redes sociales a los legisladores republicanos que demoraban su respaldo.
El líder republicano de la Cámara de Representantes, Steve Scalise, dio el crédito a Trump por haber roto el estancamiento, convenciendo a los reticentes durante la noche de que no habría más cambios en el proyecto de ley. “Cuando el presidente termina de negociar, se acaba el juego: es hora de votar”, afirmó.
El presidente del Comité de Medios y Arbitrios, Jason Smith, elogió el enfoque popular del paquete, calificándolo como una ley “para quienes no cuentan con grupos de presión en Washington”.
"Se trata de restaurar la cordura en una ciudad que la ha perdido, de recortar gasto superfluo y frenar el despilfarro. Si puedes trabajar, debes hacerlo", dijo Smith. “Las familias trabajadoras no deben pagar por las malas decisiones de Washington”.
Los demócratas, por el contrario, dicen que el proyecto de ley privará de asistencia de salud a millones de personas para financiar recortes de impuestos para los ricos.