Pese a la serie de estímulos concedidos recientemente, Brasil repetirá este ejercicio la combinación de bajo crecimiento y alta inflación observada en los dos años anteriores. La mayoría de los economistas consultados por Valor dijeron que ese resultado se explica por los errores del gobierno, que, para un escenario distinto, volvió a adoptar la dosis de incentivos al consumo que llevó al país a una rápida recuperación de los efectos de la crisis global de 2008.
Junto al diagnóstico incorrecto, evaluaron que uno de los principales problemas de la coyuntura no está directamente vinculado a la política económica, y sí al modo en que el gobierno se comunica con el mercado. Como ejemplo, se refirieron a las declaraciones divergentes de autoridades sobre el cambio, reproches públicos a sectores considerados muy lucrativos y el anuncio de metas fiscales y de crecimiento que, hasta ahora, no se cumplieron.
Además de relevar los principales indicadores de Brasil, Valor Data pide de tanto en tanto análisis más profundos a las consultoras y departamentos económicos de instituciones financieras. En esta ocasión, se presentaron tres temas. El objetivo central era entender si los economistas consideran que hubo errores de conducción a partir de la llamada nueva matriz macroeconómica, formada por intereses más bajos, cambio más devaluado y política fiscal anti-cíclica. Se les preguntó también si existe espacio para correcciones que permitan acelerar la actividad antes de las elecciones de 2014.
Thaís Marzola Zara, economista jefe de Rosenberg & Asociados, dijo que insistir con políticas de expansión de la demanda, incluso con el mercado de trabajo con casi pleno empleo, puede haber sido el principal error de la nueva matriz. El gobierno subestimó el endeudamiento de las familias y no anticipó que la menor expansión de la población ocupada en un escenario con mucho empleo llevaría a un crecimiento más débil de la masa salarial. “Estos factores estructurales impactaron con una desaceleración en el consumo”, dijo. Otros errores fueron la falta de tacto en la relación con el sector privado y los frecuentes anuncios de metas que no se alcanzaron, agregó.
“El intento del gobierno de acelerar el crecimiento, sin ver que las condiciones de fondo habían cambiado y demandaban una nueva estrategia, mostró limitaciones, generó más inflación y minó la confianza en la economía”, afirmó Paulo Pereira Miguel, economista jefe de Quest Investimentos. Como factores que impulsaron el crecimiento en los últimos años y no están más presentes, mencionó el alza de los precios de las exportaciones por la economía china y el avance del crédito para consumo.
Los incentivos implementados en los campos fiscal, monetario y cambiario generaron distorsiones que afectaron el potencial de crecimiento, señaló Daniel Moreli Rocha, de Indusval & Partners. “El escenario de inflación alta, constantes alteraciones de alícuotas de impuestos, intervenciones en sectores clave de la economía y más volatilidad cambiaria terminó por contaminar las inversiones”.
José Francisco de Lima Goncalves, economista jefe del Banco Fator, afirmó que el uso discrecional de exenciones y desgravaciones, combinado con la expansión de la deuda por la capitalización de empresas estatales, puede haber sido el error más grande que cometió el gobierno, porque “no redujo la inflación, no recompuso la inversión ni sustentó el consumo”.