La resaca de la crisis financiera está dando mucho trabajo a los tribunales norteamericanos, donde acaba de llegar la demanda penal de la Justicia de Estados Unidos contra SAC Capital. Es uno de los hedge fund estrella de Wall Street, propiedad del multimillonario Steven Cohen, protagonista del mayor escándalo por uso de información privilegiada de las últimas décadas.
“Este caso solo puede ser descrito como un desenfrenado fraude por uso de datos confidenciales”, asegura Preet Bharara, fiscal federal del Distrito Sur de Nueva York. Califica la estafa de “cuantiosa, generalizada y a una escala sin precedentes en la industria de los fondos de alto riesgo”.
Igual de histórica ha sido la investigación contra SAC que iniciaron hace una década el FBI y la Comisión de Valores (SEC, por sus siglas en inglés). El requerimiento acusa a la firma de Cohen, muy activa en el sector tecnológico y farmacéutico, de usar información privilegiada entre 1999 y 2010 de compañías que cotizan en bolsa para generar cientos de millones de dólares. En la demanda se cita a Yahoo y 3Com Corporation.
“Imán para tramposos”
No es casualidad que en el texto de los juzgados también figure que SAC, que para la Justicia de Estados Unidos es un “imán para tramposos”, tenga vínculos con implicados en otro hito en la historia de este tipo de fraudes: el caso Galleon. Los 11 años de cárcel y la multa de US$ 10 millones para su fundador, Raj Rajaratnam, supusieron la mayor condena por información privilegiada desde los años 80.
Se penaba así la ganancia de US$ 50 millones con transacciones relacionadas con datos privados de compañías, afectando a la cotización de firmas como Goldman, Intel, IBM o AMD.
Se compara así al conocido como “caso Boesky”, nombre del gurú que en 1986 fue condenado a pagar
US$ 100 millones y a 3 años y medio de prisión después de embolsarse US$ 50 millones en los mercados de forma ilícita.
El ejecutivo adquiría compañías en crisis mientras compraba información privilegiada, como hacía otro de los apodados como “señores de la avaricia”: Charles H. Keating, cerebro de la mayor crisis bancaria de los años 90. Pasó cuatro años entre rejas por contribuir a la bancarrota de Lincoln Saving &Loans, entidad que presidía, con la que causó un daño al gobierno de US$ 3.000 millones.
La historia dio paso después al escándalo protagonizado en 2001 por Martha Stewart (la televisiva “gurú de la decoración” en EEUU) y Samuel Waksal, que supieron antes que el mercado que la FDA (la autoridad sanitaria de EEUU) iba a rechazar su solicitud para poner a la venta un medicamento de ImClone.
Fueron descubiertos vendiendo un gran número de acciones de la firma, por lo que Waksal fue condenado a siete años y pagar US$ 4,3 millones. Stewart pasó cinco meses en prisión y abonó US$ 195.000.
Otro de los grandes fallos fue el de Jeffrey Skilling, ex director ejecutivo de Enron, con una pena de 24 años de cárcel en 2007. Diez de los 28 cargos contra la empresa respondían a fraudes por información privilegiada en un caso histórico que acarreó una sanción en 2006 de US$ 45 millones. Al igual que en Enron, en escándalos tan populares como la caída de Lehman Brothers o la estafa piramidal de Bernard Madoff abunda el abuso de datos privados de grandes sociedades cotizadas.
Sólo un año después, Joseph Nacchio, presidente ejecutivo de Qwest Communications entre 1997 y 2002, fue declarado culpable por uso indebido de información privilegiada en operaciones de venta de acciones por más de US$ 50 millones. Su condena fue de seis años de prisión y su multa, de US$ 19 millones.
Aquel caso coincidió con el del ex funcionario de Credit Suisse Hafiz Muhammad Zubair Naseem, quien fue culpado de filtrar información privilegiada sobre nueve adquisiciones que le permitieron embolsarse
US$7,8 millones en 2008. Fue condenado a diez años de cárcel.
Le sucedió Christopher Balkenhol, ex vicepresidente de Oracle, que adquirió acciones de empresas que estaban en los planes de compra de la firma informática antes de que se hiciera público el interés por las mismas. Obtenía la información de su esposa, que también trabajaba en Oracle como asistente de los principales directores. Acordó el pago de US$ 198.000 para cerrar el caso, por el que pagó una multa civil de US$ 100.000.
Nuevos casos
Esta seguidilla de escándalos ha llevado a la Justicia de Estados Unidos a tachar estos fraudes como una “epidemia”.
Es la historia que nunca acaba, pues ahora el caso de SAC amenaza con salpicar a más hedge funds y empresas tecnológicas, lo que podía dañar la reputación de los
US$ 1,2 billones que tienen los fondos en puntocom. La SEC persiguió en 2008 el récord de 61 casos de información privilegiada. Desde entonces, las investigaciones siguieron una senda descendente que se truncó el año pasado, con 58 delitos. La plaga se expande.