España va esbozando poco a poco sus planes para rebajar la prima de riesgo: solicitar formalmente ayuda al Mecanismo Europeo de Estabilidad, firmar su condicionalidad, pero no usar el dinero para comprar bonos a no ser que sea estrictamente necesario, según confirman fuentes conocedoras de la situación.
Con ello, el Banco Central Europeo ya podría comprar deuda directamente en el mercado secundario.
Este plan encaja con una de las premisas que el ministro de Economía Luis de Guindos ha venido repitiendo en las últimas semanas: que España solo necesita que el BCE compre deuda en el mercado secundario, pero no requiere que el fondo de rescate acuda a las subastas.
De este modo, España solicitaría un programa preventivo del MEDE, que permitiría usar el dinero para cubrir las subastas del Tesoro. El mero hecho de pedir el rescate haría que España se sometiera a la condicionalidad, ya que tendría que firmar un Memorando de Entendimiento (MOU por sus siglas en inglés), en el que se comprometería a un programa de reformas. Sin embargo, el Gobierno espera que al tratarse de un programa preventivo, no pretender usar el dinero y haber puesto en marcha ya la práctica totalidad de las reformas aconsejadas por la Comisión Europea, el MOU en cuestión apenas incluya medidas nuevas.
La otra incógnita por despejar sería el cuándo va a pedir España formalmente la ayuda. Para ello, el Gobierno está esperando tener la certeza de que ningún país va a bloquear la petición. Además, Alemania también estaría muy cómoda con el retraso porque prefiere no ir al Bundestag una semana sí y otra también para someter a votación los rescates de Grecia, Chipre y España. En el plan ideal de la canciller alemana, se agruparían las tres peticiones de ayuda en una sola votación, lo que limitaría el desgaste político interno de la canciller Ángela Merkel. Fuentes comunitarias fijan en noviembre ese momento.