BCE se prepara para un nuevo estilo
Ahora que parece cada vez más probable que Mario Draghi, actual presidente del Banco Central de Italia...
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por RALPH ATKINS Y GUY DINMORE
Ahora que parece cada vez más probable que Mario Draghi, actual presidente del Banco Central de Italia, se convierta en el próximo presidente del Banco Central Europeo muchos piensan que la entidad experimentará un cambio de estilo significativo, aunque no necesariamente cambiará el rumbo estratégico.
Bajo la dirección de Jean-Claude Trichet, cuyo mandato de ocho años expira el 31 de octubre, el BCE se hizo una reputación de combatir la inflación al estilo del Bundesbank. Durante la crisis de la deuda de la eurozona, la acción del BCE fue crucial: inyectó liquidez a enorme escala en los sistemas bancarios de Grecia, Irlanda, Portugal y España, pero luego insistió en que los políticos tomaran medidas por su cuenta.
Draghi, que ayer obtuvo el respaldo del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy (con la conformidad de Berlín), para su nominación, fue el funcionario del Tesoro que abrió el camino para que Italia se uniera el euro en 1999. En las entrevistas que ha concedido recientemente se lo ha visto impaciente por retirar las medidas excepcionales que el BCE tomó para apoyar los sistemas bancarios y las economías durante la crisis. Su argumento es que la mejor manera de que los gobiernos logren el apoyo del mercado financiero es con políticas fiscales creíbles.
“Si la comunicación es precisa, la acción en materia de políticas firme y se percibe que el compromiso es duradero, es seguro que los mercados no van a ser hostiles”, dijo en diciembre al Financial Times. Más recientemente, Draghi insinuó que apoyaría nuevos incrementos en las tasas de interés del BCE, tras la decisión que tomó este mes la entidad de comenzar a ajustar la política monetaria antes que la Reserva Federal de Estados Unidos.
Su mensaje duro ha contribuido a que se lo mire con mejores ojos en Alemania, donde la preocupación popular por las finanzas públicas de los miembros del sur de la eurozona, incluyendo a Italia, está profundamente arraigada. Draghi “sabe exactamente qué es lo que los alemanes quieren oír”, comentó Ulrich Kater, del Deka Bank, en Francfort.