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El nuevo director ejecutivo de la petrolera Pemex afirma que México es el nuevo “Medio Oriente”

Emilio Lozoya se pone de pie y camina hacia un armario en...

Por: | Publicado: Jueves 28 de febrero de 2013 a las 05:00 hrs.
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Por J. P. Rathbone y A. Thomson


Ciudad de México


Emilio Lozoya se pone de pie y camina hacia un armario en su oficina en la sede principal de Pemex en México.

“¿Ve esto?”, pregunta el graduado de Harvard de 38 años, sosteniendo un vial de vidrio con un pálido líquido adentro. “Esto es oro puro. Es tan bueno como puede llegar a ser”.

El optimismo de Lozoya es contagioso a medida que contempla la muestra de petróleo de alto grado que cree que es emblemática del futuro de México. Para destacarlo, produce un informe de banca de inversión que describe la región como “el nuevo Medio Oriente” del mundo.

La producción de gas de esquisto en el norte de la frontera ya ha reducido los costos de energía en EEUU, estableciendo un escenario para el resurgimiento en manufacturas que muy pocos imaginaron sólo hace cinco años. Lozoya cree que lo mismo es posible en México.

El país ya es conocido por su habilidad manufacturera, es el mayor productor del mundo de pantallas planas, y las exportaciones manufactureras llegaron a US$ 300.000 millones el año pasado. Pero él cree que México puede hacerlo mejor aún.

“Habrá una industrialización en México que no existía antes”, declara Lozoya, director ejecutivo de la compañía petrolera estatal. “Después de todo, compartimos la misma geología con EEUU”.

Sin embargo, sacar este líquido dorado fuera del territorio mexicano está cargado de problemas. Por una parte, desde que el ex presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó el sector en 1938, el petróleo ha sido un tema con carga política en la segunda mayor economía de Latinoamérica. Cada 18 de marzo, millones de niños desfilan alrededor de los patios de sus colegios para celebrar el evento histórico.

Envuelto en ese orgullo nacional, México tiene uno de los regímenes de petróleo más cerrados en el mundo, y Pemex está restringido constitucionalmente de participar en joint ventures y contratos de participaciones riesgosas con compañías privadas.

Ahí está entonces el desafío de dar vuelta a Pemex, una de las compañías petroleras más ineficientes en el mundo. En 2004, la compañía extrajo 3,4 millones de barriles de petróleo diarios (bpd) y tenía 138.000 mil empleados. Actualmente, produce menos de 2,6 millones bpd y tiene 160.000 trabajadores.

Los expertos dicen que un problema particular es la autonomía operacional de las cuatro divisiones de Pemex. Creada hace 20 años con el objetivo de mejorar la transparencia, la estructura, en cambio, ha llevado a cuatro Pemex por separado, cada uno con su propios centros administrativos, legales y de compras, una réplica cara e innecesaria.

En el frente político, Enrique Peña Nieto, el nuevo presidente, ha conseguido acuerdos básicos entre los tres principales partidos mexicanos, que han firmado el llamado “Pacto por México”. Aunque los detalles son vagos, representa un reconocimiento a lo largo del espectro de que se necesita un cambio. 
“Es una contradicción en términos de que México, un gran productor de energía, ahora importe gas natural y gasolina”, destaca Lozoya.

En cuanto a los problemas internos de Pemex, también hay espacio para el optimismo. Uno es la designación de Lozoya, cuyo padre fue un ministro de Energía. A diferencia de anteriores CEO de Pemex, su cercana relación con el presidente también es una señal de la determinación de Peña Nieto de cambiar la firma.

Lozoya se esfuerza por enfatizar la profundidad del grupo de talento de Pemex, pero admite que tiene trabajo que hacer colocando a la empresa en forma, aunque él parece disfrutar el desafío. “Quería el empleo, porque la ejecución es primordial”, dice el ex financista de capital privado.

Desde que fue nombrado hace dos meses, el especialista en vuelcos corporativos ya ha reemplazado a un tercio de la administración. Estrellas ascendentes en Pemex se encuentran en importantes posiciones. Un ex consultor de McKinsey está trabajando en operaciones. Un ex miembro del FMI está en el departamento de Finanzas. Además, dado que casi un quinto del personal de Pemex son miembros no sindicales esto sugiere que Lozoya podría ser capaz de recortar la plantilla sin quedar mal con el gran y poderoso sindicato de la firma.

Incluso en el peor escenario donde las reformas no ocurren, Lozoya asegura que Pemex logrará aumentar la producción a 3 millones de bpd a fines de su administración en 2018. Pero el presidente y él han fijado sus miradas mucho más alto que esto. Él saca un mapa que muestra uno de dos gaseoductos que traerán gas natural barato desde EEUU para alimentar la industria en México.

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