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El temerario de los cielos apunta hacia EEUU


Tom Enders está acostumbrado a manejar situaciones de alto riesgo.

Por: | Publicado: Lunes 24 de septiembre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por Andrew Parker



Tom Enders está acostumbrado a manejar situaciones de alto riesgo. El ex comando de paracaidistas convertido en director ejecutivo, de 53 años, tiene la reputación de mantenerse enfocado y frío bajo presión, el tipo de hombre que se cambia de un fino traje a un overall, antes de saltar de la parte trasera de la gigante aeronave militar A400M manufacturada por EADS, la compañía pan-europea aeroespacial que dirige, no una vez, sino dos.

Sin embargo, en un hermoso día de verano el mes pasado, una de sus actividades deportivas no tuvo un final tan feliz, cuando se estrelló al descender en un avión sin motor, desgarrándose los ligamentos de sus brazos. Las protecciones plásticas que le pusieron sus doctores hicieron que sus colegas lo compararan con RoboCop.

Enders espera ahora que sus saltos en paracaída, más que su primer intento de vuelo sin motor, sirva como metáfora para la más audaz movida de su carrera empresarial: la propuesta de fusión por 38.000 millones de euros (US$ 49.324 millones) de EADS con BAE Systems para crear el grupo aeroespacial y de defensa más grande del mundo por ingresos.

Desde cualquier punto de vista es una movida audaz que involucra muchos desafíos. Los políticos en Europa y en EEUU necesitan ser convencidos; los inversionistas necesitan ser persuadidos del caso financiero para crean un titán industrial de diferentes culturas administrativas.

Para Enders la lógica del trato es clara. Una combinación sería esencial si Europa quiere una compañía que pueda competir con Boeing de EEUU y –a largo plazo- con China. En su típico estilo directo, le dijo a los empleados esta semana: “¡Tenemos una historia muy atractiva que contar!”.

Hay mucho en juego para Enders personalmente. Si el trato se lleva a cabo sería el punto más alto de una impresionante carrera en la que él, hijo de un pastor, avanzó desde una de las alas más glamorosas de la milicia germana a un estratega político y a la industria aeroespacial. El fracaso podría ponerle a todo un abrupto fin. Nick Cunningham, analista de la Agency Partners asegura que “si no ocurre, o va mal, estoy seguro que él aceptará la responsabilidad por ello”.

La fusión es un negocio no terminado para él. En 1998, Enders estaba a la cabeza del sector estratégico en la alemana Dasa, cuando trató sin éxito de concluir una fusión con British Aerospace, la predecesora de BAE. El fracasado trato era una respuesta europea temprana a la amplia consolidación de la industria aeroespacial y de defensa de EEUU. Los esfuerzos por crear un campeón pan europeo se concretaron con la formación en 2000 de EADS, a través de la fusión de Dasa, la francesa Aerospatiale Matra y la española Casa.

Enders fue designado jefe del área de defensa de EADS en 2000 y presenció la rivalidad nacional dentro del grupo que la hacia disfuncional.

Cuando ascendió a CEO en mayo, Enders decidió poner fin a las interferencias políticas en EADS de una vez por todas. Bajo su propuesta, el gobierno francés, alemán y de Reino Unido tendrían una acción de oro para bloquear una toma hostil, pero sin derecho a vetos adicionales. “Su gran ambición es hacer de EADS una compañía normal”, dice una persona cercana a él.

Enders comenzó su proyecto de normalización en 2007 al convertirse en jefe de Airbus, la productora de aviones de pasajeros y principal filial de EADS, en Toulouse. Le entusiasma la idea de probar que el orgullo de la industria francesa puede ser dirigido de una manera estable por su tan sólo segundo jefe alemán, y guió exitosamente a Airbus fuera de una crisis provocada por problemas de producción en el superjumbo A380.

Los logros en Airbus se deben a su fuerte equipo y su capacidad de reconciliar las diferentes facciones dentro de la compañía. Enders perdió por un pelo el puesto mayor con Fabrice Brégier, un ejecutivo de French Airbus, pero los dos hombres posteriormente forjaron una fuerte relación laboral.

Sus colegas insisten en que él está lejos de ser un director ejecutivo demasiado poderoso. “Está lejos de ser un tipo de súper CEO al estilo de Jack Welch”, dice uno de los banqueros que lo conoce.

En declaraciones públicas y privadas, Enders es visto como un individuo serio y estudioso –amplificado por su penetrante mirada de ojos azules y su afición por términos militares. Pero también tiene un seco sentido del humor. Una vez bromeó con que Airbus debería fusionarse con Boeing para competir con los chinos.

Su enfoque hacia la vida de trabajo duro probablemente se explica por su origen modesto. Su padre pastor de ovejas luchó contra la enfermedad y el pequeño Enders – hijo mayor- tuvo que ayudar a cuidar el rebaño y también asistir a la escuela.

Su amor por la aviación se remonta a una ambición de su niñez, de ser un piloto de guerra, pero fue rechazado durante su servicio nacional y optó por ser paracaidista. El es un hijo de la Guerra Fría y después de estudiar política en la universidad de Bonn, se convirtió en consejero del Ministerio de Defensa alemán durante la reunificación.

En ese entonces ya había desechado sus tempranas miradas socialistas por las de centro derecha. El año pasado renunció a CSU, partido Bavarian hermano de la Democracia Cristiana de Angela Merkel, en protesta a la oposición del gobierno de apoyar la intervención militar en Libia. Esto podría complicar los esfuerzos por convencer a Berlín de respaldar la fusión.

Enders podría esperar una mejor recepción al otro lado del Atlántico. Algunos colegas dicen que es más estadounidense que alemán después de estudiar en UCLA y vacacionar en ese país. “Es una de las personas más atlánticas en la industria de defensa europea”, dice Sash Tusa, analista en Eschelon. “Si el Departamento de Defensa de EEUU aprueba esta fusión entre EADS y BAE, será porque confían en que Tom podrá realizarla”.

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