Lula ocupa posición central en investigación sobre corrupción de Brasil
La investigación cada vez más amplia azota la imagen del líder.
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Mientras llegaba a su alborotado fin el carnaval anual de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el ex presidente de Brasil, pasó a formar parte central de algunas de las celebraciones, pero no de la forma que el socialista ferviente hubiera querido.
En un carro alegórico en Recife, una ciudad en el noroeste del país, el líder de Brasil durante los años de auge 2003-2011 fue representado como un preso en una jaula vigilado por una agente del FBI armada con un látigo.
El escrutinio del otrora popular líder — a cuyo gobierno se le ha atribuido la hazaña de sacar de la pobreza a millones de personas con beneficios sociales y aumentos salariales — ha surgido conforme la creciente ola de investigaciones alcanza a sus familiares y amigos.
Las acusaciones de que su partido de izquierda el Partido de los Trabajadores (PT) aceptó favores de compañías de construcción a cambio de recibir contratos con Petrobras, la compañía estatal petrolera, han sido denunciadas por sus abogados como una campaña de difamación.
Pero conforme se acercan las acusaciones al ex presidente — se espera que el líder y su esposa Marisa se presenten en la oficina del fiscal en São Paulo mañana para ofrecer testimonio con respecto a algunas de las denuncias — su sobrevivencia política y la del PT están cada vez más en riesgo. Muchos analistas desestiman las posibilidades de que el partido gane las elecciones municipales este año y de sus planes para volver al escenario político en las siguientes elecciones presidenciales en 2018.
"Las posibilidades de que Lula se postule en 2018 son remotas — ya eran remotas antes y ahora con las denuncias de corrupción aún más", dijo João Augusto de Castro Neves de Eurasia Group.
El movimiento de las investigaciones de Petrobras hacia Lula da Silva comenzó después del arresto de empresarios importantes y figuras de la coalición del gobierno, incluyendo al ex tesorero João Vaccari Neto. El escándalo ha desestabilizado el gobierno de la Presidenta Dilma Rousseff — sucesora designada por el mismo Lula da Silva — quien ahora enfrenta procedimientos de destitución en el congreso.
Un portavoz de la oficina del fiscal de São Paulo dijo que se les pedirá a Lula da Silva y a su esposa que den testimonio sobre un apartamento en la playa que fue presuntamente renovado por una empresa de construcción involucrada en el escándalo de Petrobras para su uso. Los medios masivos brasileños han reportado que una casa de campo presuntamente usada por el presidente también está bajo investigación.
Cristiano Zanin Martins, un abogado de Lula da Silva, dijo que las denuncias eran una campaña de difamación. "Ya se han presentado documentos que descartan cualquier posibilidad de que estas propiedades le pertenecían al ex presidente Lula", le dijo al FT. "Lo que está sucediendo es una campaña orquestada por algunas autoridades que están motivadas por ideología y por algunos sectores de la prensa para arruinar el honor y la imagen del ex presidente Lula".
Lula da Silva apareció en un video esta semana para marcar el aniversario 36 del partido en el que reconoció que "es verdad que hemos cometido errores y quien comete errores debe pagar por los errores que ha cometido". Pero les pidió a los seguidores leales del partido a defender al partido de lo que él denominó como un ataque de los "conservadores".
Los analistas dudan de la capacidad de repuntar del presidente y su partido, aun sin la investigación sobre la corrupción. Ya que la economía de Brasil está enfrentando su peor recesión en más de un siglo, los votantes van a buscar un cambio en las siguientes elecciones. El PT tiene pocos candidatos que puedan reemplazar a Lula da Silva, una situación que se ha agravado por el colapso de la popularidad de Rousseff.
"El PT se creó para darle el poder a Lula," dijo Neves.
Algunos dicen que es demasiado prematuro descartar a Lula da Silva. Ya que no hay líderes evidentes que lo reemplacen, él seguirá siendo la figura sénior de la izquierda, dijo Oliver Stuenkel de la institución académica FGV en São Paulo. "Eso sólo cambiará si es encarcelado o si hay evidencia masiva en su contra", él dijo.
Si es declarado culpable podría repercutir en el PT y Rousseff, posiblemente acelerando el proceso de destitución conforme sus aliados en el congreso pierden confianza en su habilidad para protegerlos.
Independientemente de lo que suceda, el circo político de Brasil seguirá inspirando a los "carnavaleros". Una modelo en el desfile del carnaval fue forzada por su escuela de samba a cambiar su "tapa-sexo" — aparato utilizado para cubrir genitales — en el cual había pintado la cara de Rousseff con un letrero de "no pasar" como protesta.
"No entiendo por qué lo prohibieron, pero estoy muy enojada", ella dijo. "Yo quiero destitución, el pueblo quiere destitución".