Una nueva ola de niños migrantes, la mayoría desde El Salvador, se están apareciendo en la frontera entre EEUU y México, causando temores de una nueva crisis humanitaria en la frontera mientras se lleva a cabo la campaña electoral estadounidense.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) dijo que el número de niños menores de 17 años interceptados en la frontera — que se extiende desde Texas hasta California — ha aumentado en un 97 por ciento, alcanzando casi 5,000 en octubre comparado con el mismo mes en 2014. El número de familias aprehendidas creció en un 179 por ciento a más de 6,000.
Esto sugiere que las restricciones impuestas en la frontera sur de México — junto con las campañas informativas en Guatemala, Honduras y El Salvador dedicadas a disuadir a los migrantes potenciales — ya no está funcionando.
El torrente de niños no acompañados — cuyo número alcanzó 10,000 — causó una crisis humanitaria que resultó en la imposición de restricciones más estrictas. Pero desde entonces, la violencia de las pandillas en Centroamérica y el surgimiento de nuevas rutas de contrabando han causado que el número de migrantes aumente de nuevo.
La nueva oleada comenzó después de que Donald Trump, el candidato presidencial republicano, habló en contra de los indocumentados que llegan de México, asegurando que él construiría una pared para mantenerlos fuera.
Si los números aumentan de nuevo a más de 10,000, "habrá una presión enorme, justo en medio de las elecciones presidenciales", para detener la ola, dijo Adam Isaacson, un ejecutivo sénior en el Washington Office on Latin America, quien ha estado monitoreando la situación.
Isaacson aseveró que el número de niños migrantes había alcanzado la cifra más alta que se había visto desde junio de 2014, cuando 10,359 niños de El Salvador, Guatemala, Honduras y México fueron interceptados. Muchos de ellos habían viajado creyendo que tener un familiar cercano en EEUU les otorgaría una entrada automática.
Después de junio de 2014 — cuando el número total de niños no acompañados que intentaron entrar en EEUU desde todos los países fue de 10,620 — los números cayeron, pero han estado subiendo de nuevo desde mediados de 2015.
Dado que El Salvador ha sido desgarrado por la violencia brutal de las pandillas que ha cobrado un promedio de 18 vidas al día este año, muchos están dispuestos a arriesgarse a emprender la jornada hacia el norte, pagando hasta US$10,000 a un traficante para que los transporte.
"Es mucho más peligroso que antes", dijo el Padre Heyman Vázquez, quien dirige un albergue para migrantes en Arriaga en el estado de Chiapas en México. Explicó que el precio había subido desde que México impuso restricciones en su frontera sur el año pasado.
Las campañas informativas para disuadir a los migrantes en el "Triángulo del Norte" — Guatemala, Honduras y El Salvador — de viajar al norte han sido demasiado "esporádicas", dijo Isaacson.
"La corrupción juega un papel importante," añadió. "Al igual que la violencia".