Quiebre apunta a cambio de poder en cartel petrolero
Las “viejas” prácticas de la OPEP, que dividieron el cartel y moderaron su influencia en...
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Las “viejas” prácticas de la OPEP, que dividieron el cartel y moderaron su influencia en el mercado petrolero en los ‘90, hicieron un regreso inesperado después de una ausencia de diez años.
La acritud que descarriló la reunión de ayer tiene implicancias más amplias que el fracaso en el corto plazo en acordar el aumento en la producción pedido por Arabia Saudita y al que se opusieron Irán y Venezuela. Implica que las ideas moderadas de Riad sobre cuál debe ser el precio prevaleciente del petróleo tienen menos peso ahora en un grupo más influenciado por Teherán y Caracas.
La relación entre Arabia Saudita e Irán se ha deteriorado debido al apoyo militar de Riad a los gobernantes de Bahrein. Libia está dividida tras el alzamiento contra Muammar Gaddafi. Qatar y los Emiratos Árabes Unidos apoyan a los rebeldes libios.
Como resultado, los países consumidores ya no pueden esperar que la OPEP siga a Arabia Saudita y es probable que los precios del petróleo suban de modo más pronunciado que en el pasado ante cualquier señal de problemas geopolíticos en la región.
De hecho, el colapso de la reunión indica que una mayoría en el cartel ve los precios del petróleo por encima de los US$ 100 por barril como un nuevo piso, en lugar de un techo. Si bien Venezuela e Irán han dejado en claro su disgusto por EEUU, su preferencia por la subida de los precios tiene más que ver con sus economías nacionales y la necesidad de apoyar un gasto social galopante.
Sin embargo, describir el resultado como una derrota para Arabia Saudita podría inducir a error.
Cierto, Ali Naimi, ministro de Petróleo saudita y tradicional líder de facto de la OPEP, sufrió un revés personal. A Naimi le gustaba decir que la OPEP era un grupo “tecnócratico” en el que los países se enfocaban en la oferta y demanda de crudo, en lugar de jugar a la política a través de los precios del petróleo. Como resultado, la influencia del cartel, que controla el 40% del suministro mundial de petróleo, se hizo más fuerte.
Pero aunque puede que eso ya no sea cierto -Naimi dijo que era “uno de los peores encuentros que hemos tenido” al salir de la secretaría de la OPEP en Viena- es probable que Arabia Saudita tenga la última palabra en precios y suministros, no Venezuela e Irán.
Incluso si es psicológicamente alcista para el mercado, el desorden en la reunión de hecho enterró el sistema de cuotas de producción que gobierna el nivel oficial de producción en la OPEP desde 1986. Eso le da a Arabia Saudita luz verde para producir tanto petróleo como quiera. Si Riad inunda el mercado, podría causar una baja sustancial en los precios. En cierto sentido, fue Naimi quien provocó la ruptura al no obtener el aumento de producción que exigía Riad.
Riad ya había aumentado en silencio su propia producción antes de la reunión, superando los 9 millones de barriles diarios por primera vez desde 2008. Los analistas y consultores dicen que Arabia Saudita podría bombear hasta 10 millones de b/d en el tercer trimestre.
El resurgimiento de la vieja política OPEP también podría llevar a un retorno de la Agencia Internacional de la Energía al funcionamiento diario del mercado del petróleo.
El observador petrolero de los países occidentales del petróleo dijo al cartel antes de la reunión que había una necesidad “urgente y clara” de una mayor producción. También dejó claro que estaba dispuesto a utilizar todas las herramientas a su disposición -una referencia velada a la liberación de reservas estratégicas- si la OPEP no aumenta la producción. Los acontecimientos de ayer podrían poner a prueba ese compromiso.