El Índice de Precios de Consumo (IPC) chino registró una subida interanual mayor de la esperada en junio, con un aumento del 2,7%, seis décimas por encima del dato registrado el mes anterior, según publicó hoy la Oficina Nacional de Estadísticas de China.
El organismo atribuye esta aceleración al aumento del precio de los alimentos, del 4,9% con respecto al mes anterior.
En cuanto al índice de precios al productor (IPP), que mide la inflación en los precios al por mayor, éste volvió a caer en el mes de junio en un 2,7% interanual, después de registrar una bajada del 2,9% en mayo, la que fue entonces la mayor caída en siete meses.
Este dato marca el decimosexto mes de caída de este índice, según los datos del organismo oficial, y evidencia la continua debilidad de la demanda del mercado y la excesiva capacidad de algunos sectores de la industria nacional.
Con la subida del 2,7%, el dato del IPC de junio ha superado las expectativas de los expertos, ya que éstos la situaban en torno al 2,5%.
A pesar de esta aceleración, la inflación se sitúa aún por debajo del umbral impuesto por el Gobierno chino para este año, en el 3,5%.
El aumento de la inflación también responde al fuerte incremento de la oferta monetaria y del crédito impulsado durante el primer trimestre y que ahora el Ejecutivo chino trata de controlar.
Con estos datos, el gobierno ve limitada su capacidad para flexibilizar la política monetaria de cara a estimular su economía y varios analistas descartan modificaciones de los tipos de interés este año.
En mayo, la subida registrada del IPC, de un 2,1% interanual, así como otros indicadores como el comercio exterior, evidenciaron en conjunto la debilidad de la economía de la segunda potencia mundial.
El crecimiento de China registrado en el primer trimestre de 2013 tampoco resultó alentador, al situarse en el 7,7% interanual, una cifra menor de la esperada por los analistas (de un 8%) y tras crecer un 7,9% en los últimos tres meses de 2012.
El porcentaje, además, no respondió a algunos indicadores macroeconómicos que a principios de año mostraron un repunte de la actividad manufacturera, así como del comercio exterior.
El dato correspondiente al producto interior bruto (PIB) del segundo trimestre se hará público el próximo lunes, junto a los indicadores respecto a la producción industrial, las ventas al pormenor y la inversión en activos fijos del mismo mes de junio, y que reflejarán la tendencia de la economía de la segunda potencia mundial.
Aunque los economistas creen que el crecimiento seguirá siendo "lento", ven "alcanzable" conseguir una cifra en torno a un 7,5 por ciento, precisamente la meta mínima que se marcó Pekín a principios de año.
En declaraciones a Efe, el profesor de Finanzas de la Escuela de Negocios China-Europa (CEIBS) Ding Yuan aseguró al respecto que "debemos acostumbrarnos a tasas de crecimiento de alrededor del 7,5%" y pronosticó una mayor tasa de inflación durante el segundo semestre del año.
"En este momento quizá el Gobierno se enfrentará al dilema entre avivar la economía mediante estímulos monetarios o contener la inflación, y espero que se decante por la segunda opción", precisó el académico.
Un crecimiento del 7,5% supondría la tasa más baja de la segunda economía mundial en décadas, algo que parece "no importar" a Xi Jinping -presidente- y Li Keqiang -primer ministro-, que han mostrado la voluntad de sacrificar el crecimiento económico a corto plazo para llevar a cabo una reestructuración progresiva del modelo económico del país.
Según varios centros de estudio del Gobierno chino, el Ejecutivo estaría dispuesto a ceder crecimiento económico hasta un mínimo del 7% para este fin, un umbral que, de no superarse finalmente, sí comportaría la aplicación de medidas de estímulo.