El mercado bursátil estadounidense ha ignorado todas las señales de precaución en su camino hacia un vertiginoso alza de 36% desde los mínimos de abril. Ese optimismo, ahora enfrenta una de las métricas favoritas del legendario inversionista Warren Buffett.
El “Indicador Buffett”, una métrica imperfecta, pero útil para evaluar si las valorizaciones bursátiles se han inflado, superó su récord de la era de la pandemia que antecedió al mercado bajista de 2022. La medida compara la capitalización bursátil total de las acciones estadounidenses, actualmente en torno a US$ 72 billones (millón de millones), con el Producto Interno Bruto (PIB). Actualmente, muestra que el mercado bursátil es más del doble del tamaño de la economía, incluso después de que el PIB creciera al ritmo más rápido en casi dos años.
“El ratio actual naturalmente sugiere que las acciones están sobrevaloradas y refleja preocupaciones sobre un comportamiento de tipo burbuja”, señalaron los estrategas de derivados de Barclays, entre ellos Stefano Pascale, en una nota a clientes. Aunque el indicador tiene limitaciones, “sigue siendo prudente que los inversionistas consideren la relación récord entre capitalización bursátil y PIB como otra señal de advertencia de euforia excesiva”.
El indicador Barclays
El equipo de Barclays introdujo a comienzos de este año su propio indicador para medir la euforia del mercado, utilizando datos de opciones que se remontan a 1997. Concebido en momentos en que la revolución de la inteligencia artificial genera miles de millones en valor para un puñado de grandes firmas tecnológicas, y abundaban las comparaciones con la burbuja puntocom de fines de los años ‘90, la idea era ayudar a los inversionistas a detectar posiciones sobreextendidas y signos de exuberancia irracional.
Encontraron que su indicador tiende a imitar los movimientos del Indicador Buffett, y ahora lanza advertencias similares. Mide la proporción de acciones “eufóricas” dentro de un universo de papeles estadounidenses con opciones líquidas, actualmente alrededor del 11%, frente a un promedio de largo plazo de 7,1%. El indicador alcanzó niveles superiores al 10% durante la era puntocom y en la fiebre de las “meme stocks” de 2021.
Las preocupaciones sobre el exceso de optimismo en el mercado han persistido durante meses, dado que las relaciones precio/utilidad del S&P 500 han escalado a niveles vistos solo antes de desplomes previos.
Los bajistas también han advertido que un enfriamiento del mercado laboral y señales de tensión entre los consumidores de menores ingresos implican que la economía estadounidense está sobre terreno frágil. Aun así, las empresas han seguido entregando sólidos resultados, y el gasto en inteligencia artificial ha impulsado la actividad económica.
Limitaciones del indicador
Buffett advirtió en 2001 que cuando la relación valorización/PIB alcanza el nivel actual, los inversionistas están “jugando con fuego”. El presidente de Berkshire Hathaway también alertó sobre analizar el indicador de forma aislada, diciendo en la junta de accionistas de 2017 que “no es tan simple como tener una o dos fórmulas y decir que el mercado está subvalorado o sobrevalorado”.
Buffett enfatizó que aunque “cada número tiene algún grado de significado”, su importancia puede variar mucho según el contexto.
El historial del Indicador Buffett respalda las palabras de cautela. En mayo, señalaba que las acciones estaban relativamente baratas justo antes de un histórico repunte de seis meses. Antes de eso, el indicador emitió una señal de advertencia en la primavera de 2019, solo para que el S&P 500 alcanzara nuevos máximos.
La composición del mercado bursátil ha cambiado drásticamente en las últimas dos décadas, con las grandes tecnológicas -que generan enormes flujos de caja- representando casi un tercio de la capitalización del S&P 500.
Otros problemas del indicador incluyen la creciente exposición de las empresas estadounidenses a ganancias globales, mientras que el PIB mide solo la actividad estadounidense, señaló Pascale. Además, “los inversionistas en acciones tienden a ser optimistas cuando las cosas van bien”, lo que se refleja en un PIB en expansión, agregó.
Hay razones para relativizar ambas mediciones, principalmente las utilidades corporativas. Las ganancias están aumentando, respaldando precios más altos de las acciones, con resultados del tercer trimestre entre los más sólidos en años.
Para más del 70% de las compañías del S&P 500 que han reportado hasta ahora, las utilidades han subido casi 13% respecto del año anterior, mientras que las ventas crecen al ritmo más rápido en tres años, según Bloomberg Intelligence.
El crecimiento interanual de las utilidades de la empresa mediana del S&P 500 se ubicó en la parte superior de su rango típico y cerca del nivel más alto de los últimos 15 años, excluyendo el repunte posterior a la pandemia, escribieron estrategas de Deutsche Bank AG en una nota del 4 de noviembre. Además, el crecimiento de las utilidades en las acciones estadounidenses “se amplió en varias dimensiones”, disipando la preocupación de que estuviera concentrado solo en unas pocas grandes tecnológicas.
La narrativa de mercado ha cambiado recientemente, con nuevas dudas sobre la concentración bursátil que han generado ansiedad respecto de una corrección, escribió el estratega de Deutsche Bank Jim Reid en otra nota. Señaló que la caída cercana al 8% del martes en Palantir Technologies Inc. fue “emblemática de este cambio, especialmente considerando que habían elevado su proyección de ingresos el día anterior”. Aun así, Reid dijo que dado que el papel de la compañía de análisis de datos se había cuadruplicado en el último año, “el listón estaba increíblemente alto para cualquier entrega de resultados”.
Aunque el mercado entra en un periodo de fortaleza estacional, aún hay espacio para la cautela, dijeron los estrategas de Barclays, aconsejando a los inversionistas que “rentar la parte alta sigue siendo una estrategia prudente para consolidar las ganancias recientes y limitar el riesgo”.