El presidente de EE.UU., Barack Obama,
llegó hoy al Golfo de México en una visita de dos días que lo
llevará por Misisipi, Alabama y Florida y que coincide con una
creciente tensión política por el derrame de crudo en la zona.
La
de hoy es la cuarta visita del mandatario al Golfo desde que
comenzó el derrame el pasado 20 de abril a raíz de la explosión y
posterior hundimiento de una plataforma petrolífera operada por
British Petroleum (BP).
El gobernante realizó la primera parada
del día en la localidad
de Biloxi, en Misisipi, donde recibió la última información sobre el
vertido del comandante de la Guardia Costera de EE.UU., Thad Allen.
Su
agenda incluye también una reunión con residentes del área de
Biloxi, así como una visita al estado de Alabama, donde tiene
prevista una reunión con la prensa a las 19.40 GMT.
Tras su paso
por Alabama se desplazará a Pensacola, en Florida, a
donde llegará a última hora del día.
Obama aseguró este fin de
semana en declaraciones a la revista
Politico que la fuga de crudo en el Golfo tendrá un impacto
psicológico similar al de los atentados del 11 de septiembre del
2001 contra Estados Unidos porque cambiará la psique del país en los
años venideros.
"Al igual que nuestra percepción de los puntos
débiles de nuestra
política exterior fue moldeada profundamente por el 11-S creo que
este desastre cambiará la forma en la que pensamos sobre el
medioambiente y la energía durante muchos años", dijo Obama en
declaraciones que publicó ayer Politico.
La
multinacional británica hizo público hoy un nuevo plan con el
que espera incrementar de forma significativa la recolección de
crudo que ahora contamina las aguas del Golfo.
La compañía indicó
que podría aumentar la cantidad de crudo que
captura desde los 15.000 barriles actuales a los entre 40.000 y
53.000 barriles para finales de mes.Esa cantidad podría subir a
entre 60.000 y 80.000 barriles para
mediados de julio.
El Gobierno de Obama envió una carta el
viernes a los
responsables de la petrolera en la que les daba un plazo de 48 horas
para diseñar un plan más enérgico para contener el derrame.