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Perfil de Barack Obama: el nuevo rostro de EE.UU.

Nacido en Hawai, hijo de una antropóloga norteamericana y un economista keniano, Obama es hoy la gran esperanza para millones de personas.

Por: | Publicado: Martes 20 de enero de 2009 a las 12:49 hrs.
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La vida de Barack Obama, casado con Michelle Robinson Obama y padre de dos hijas: Malia Ann y Natasha, no responde a los cánones tradicionales de la vida de un político.

Nacido en 1961 en Hawai, es hijo de Stanley Ann Dunham, una antropóloga nacida en Kansas, y de Barack Obama Sr., un economista keniano educado en Harvard, ambos ya fallecidos.

Sus primeros años no fueron fáciles: cuando tenía dos años, sus progenitores se separaron. Volvió a ver a su padre sólo una vez más.

Su madre volvió a contraer matrimonio con Lolo Soetoro-Ng, un ciudadano de Indonesia, donde Obama pasó varios años de su infancia antes de regresar a Hawai a los diez años para vivir con sus abuelos maternos. La idea del retorno era tener acceso a una mejor educación.

Su adolescencia estuvo marcada no solo por una destacada trayectoria escolar, sino también por años de rebeldía y coqueteos con las drogas.

Pero a esos años, les siguió una selecta formación en las universidades de Columbia y Harvard, la etapa como profesor y defensor de los derechos civiles en Chicago, su elección como senador estatal y su desembarco como congresista en Washington en 2004.

Ese año, comenzó a introducir los elementos de "esperanza, cambio y futuro", que permanentemente pueblan su línea discursiva.

Ayudado por su carisma, el demócrata se ha ganado una popularidad similar a la de una estrella del rock, que sus rivales políticos han utilizado contra él para presentarlo como una simple "celebridad". Mucha labia y escasa preparación para el poder, argumentan sus detractores.

De cualquier modo, hasta hace ocho años, el hombre que hoy se convertirá en el primero mandatario afroamericano de la nación norteamericana era un perfecto desconocido en el horizonte político.

Bautizado por algunos como "la gran esperanza blanca", por encarnar el sueño de reconciliación en un país con profundas divisiones raciales, ganó relevancia en la esfera pública estadounidense durante la convención nacional del Partido Demócrata en Boston, en el 2004.

En esa oportunidad, pronunció el discurso programático en el que instó a cerrar las heridas raciales abiertas en el país. "No hay un Estados Unidos blanco y un Estados Unidos negro, sino los Estados Unidos de América", planteó en aquella ocasión.

Además de conciliatorio y unificador, fue también un mensaje de esperanza, ingredientes que impregnan desde entonces su retórica.

En esta misma línea, una de sus proclamas más insignes habla de "la de los esclavos entonando cánticos de libertad frente a la lumbre, la de los inmigrantes que emprenden rumbo a costas lejanas".

Sus dos libros autobiográficos "The Audacity of Hope" (La audacia de la esperanza) y "Dreams from my father" (Sueños de mi padre) se han convertido en best sellers.

Según su círculo cercano, uno de los secretos de su éxito obedece a un arma tan básica como poderosa: la palabra. Pese a ello, asegura no haberse percatado de su poder de oratoria hasta que participó en una marcha contra la segregación racial en la universidad y descubrió que había captado la atención de los asistentes tras empezar a hablar.

Esas son algunas de las pistas que sirven a la hora de analizar a Barack Obama, un niño de padre negro y madre blanca que confió en que en Estados Unidos un hombre de raza negra podía llegar al poder.

 

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