El segundo debate electoral en Hempstead (Nueva York) sacó lo peor de los aspirantes a la Casa Blanca. Mostró a un Barack Obama mucho más agresivo que en el primer cara a cara, y acusó repetidamente de mentir a su rival. Y a un Mitt Romney visiblemente más nervioso que se metió en terrenos farragosos en los que no se sentía nada cómodo.
Ese juego le salió mucho mejor al presidente demócrata. Según las primeras impresiones y encuestas, logró imponerse al republicano, que se había hecho con la victoria en el primer debate, dejando así el marcador en un Obama 1-Romney 1. En concreto, los datos de CBS News mostraban que un 37% de los americanos otorgó ayer la victoria a Obama y un 30%, a Romney. Similares eran los datos de la encuesta de CNN, según la cual el 46% de los televidentes consideró vencedor a Obama, frente a un 39% que optó por Romney. Además el 73% de los consultados en esta encuesta aseguraron que Obama lo hizo mejor de lo esperado, frente a un 37% que dijo que Romney tuvo un desempeño mejor de lo previsto.
Para desempatar, queda por delante un último debate, el lunes 22 de octubre. Será la tercera batalla antes de la guerra final, que tendrá lugar en las elecciones del 6 de noviembre con Obama como favorito en las encuestas.
Acusa a Romney de mentir
El inquilino de la Casa Blanca es consciente de esa ventaja en los sondeos. Y por eso salió al ruedo con un discurso más valiente y ofensivo de lo acostumbrado. "Lo que dijo Romney simplemente no es verdad", «eso no es cierto» o «ése no es el plan que había anunciado» fueron algunas de sus constantes, con las que intentaba desbaratar los ataques del republicano sobre los rescates a la industria del motor o las subidas de impuestos.
Romney, por su parte, también siguió una misma línea para su defensa, repitiendo frases como «Obama es fantástico como orador, pero ahí tenemos su gestión» o «veamos lo que ha hecho el presidente en vez de escuchar su retórica». En esa batalla 'hechos contra realidad', hizo hincapié en el mercado laboral o en el déficit, sin pasar por alto la alusión a Europa, al decir que la gestión de Obama «dirige a EEUU por el mismo camino que Grecia». En el debate anterior, había aludido a España, poniendo al país como ejemplo público de dispendio público.
Y, frente a esa situación, ofreció su experiencia como empresario (fue fundador de Bain Capital), «Yo administré negocios durante 25 años con presupuesto equilibrado y equilibré también las cuentas como gobernador de Massachusetts en cuatro años».
¿Y mi empleo?
Ese toma y daca alcanzó su primer punto álgido con el empleo, tras una pregunta de un estudiante que pidió remedios para asegurarse de que iba a tener trabajo tras su graduación. Romney, que dijo que el nivel de desempleo es «inaceptable», se comprometió a mejorar las condiciones financieras para los estudiantes, en un contexto en el que «la clase media ha sido destrozada en los últimos cuatro años". Obama, que tachó esos planes republicanos de simplistas, se defendía apostando por facilitar la implantación de empresas en EEUU y beneficiar a las compañías que producen en el país.
Pero ese no fue el tema más encendido. Ese papel correspondió a la inmigración, que entró en escena a tres semanas de las elecciones. "Tenemos que detener la inmigración ilegal, no daré amnistía a aquellos que lleguen aquí ilegalmente", sostenía el republicano, acusando a Obama de no haber cumplido su promesa de presentar una reforma migratoria al Congreso. El presidente, sin embargo, sigue contando con la mayoría del voto hispano.
«Mira tu plan de pensiones»
Junto a estos temas, la educación, la energía, el ideario político o los impuestos también fueron protagonistas. Como lo fueron las alusiones personales que no han faltado durante la campaña. «Mi plan de pensiones no es tan grande como el tuyo», espetó Obama a Romney ante 50 millones de televidentes. Fue uno de sus ataques clave, pues no hay nada que más duela al ciudadano medio de EEUU que ver muchos ceros en una cuenta en plena resaca de la peor crisis del país en más de 70 años. Y pocas cosas hay que ayuden tanto a sacar más ventaja en las encuestas como esa circunstancia, según los expertos.
Aunque la gran pregunta es si este debate logró convencer a algún indeciso, tal y como marcaba su propósito.
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