Las 10 lecciones que nos dejaron los mercados en 2025
Ni la economía colapsó por el alza de aranceles, ni hubo un colapso de las acciones tecnológicas. En un año marcado por la incertidumbre generada por la Casa Blanca, estas son 10 lecciones que nos dejaron los mercados.
Publicado: Miércoles 24 de diciembre de 2025 a las 10:30 hrs.
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1.- La economía es más resiliente de lo pensado
Cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció el alza de aranceles en el denominado “Día de la Liberación” a inicios de abril, el consenso de los pronósticos apuntaba a un fuerte impacto en la economía global y una alta posibilidad de recesión en EEUU.
Ninguno de esos escenarios se concretó. Las proyecciones apuntan a que EEUU crecerá al menos 2% este año; y aunque muchos estiman que se desaceleraría en 2026, con una expansión del PIB esperada de 1,7%, la Reserva Federal anticipa lo contrario y proyecta un crecimiento de 2,6%.
En el caso de la economía global, tampoco se dio la desaceleración que se había pronosticado. Tras el anuncio tarifario, la OCDE ajustó a la baja la proyección de crecimiento de 3,1% a 2,9% para 2025, solo para elevarla nuevamente a 3,2% en su último reporte. La expansión es casi la misma que en 2024 (3,3%).
La resiliencia económica es atribuida a diversos factores. Según la OCDE, uno de ellos es que el efecto completo de las alzas arancelarias recién estaría trasladándose a los consumidores y desacelerando el comercio. A eso se suma, el dinamismo que el boom de inversiones en Inteligencia Artificial ha generado especialmente en EEUU, donde la economía se sostiene además por la resiliencia de los consumidores gracias a una mayor percepción de riqueza producto del buen desempeño de los activos financieros.
2.- Trump como epicentro
Donald Trump fue el personaje del año en los mercados. Ningún otro gobernante, empresario o inversionistas marcó el vaivén de los índices y precios de los activos de la forma en que lo hizo el presidente estadounidense. Alrededor del “Día de la Liberación”, el índice VIX, que mide la volatilidad del mercado bursátil alcanzó su mayor nivel desde mazo 2020, cuando se produjo la primera cuarentena por la pandemia de Covid-19.
Gobernantes, empresarios e inversionistas pronto descubrieron que las políticas de la Casa Blanca podían cambiar en cuestión de días.
A través de su red social, Truth Social, a veces durante la madrugada, Trump ha anunciado órdenes ejecutivas, amenazado a otros países con alzas de aranceles, y decisiones que han afectado la apertura de los mercados.
A casi un año de haber asumido el gobierno, varias de las medidas adoptadas por Trump todavía están en discusión. La Corte Suprema tiene un fallo pendiente sobre la legalidad de las “tarifas recíprocas” y otros sobre los planes del presidente de retirar la nacionalidad a hijos de extranjeros nacidos en el país, lo que tendría un impacto aún no calculado en el mercado laboral.
Pero el escenario de fondo no ha cambiado. A casi un año de iniciado su gobierno, varias de las decisiones más relevantes de Trump siguen abiertas, desde el fallo pendiente de la Corte Suprema sobre la legalidad de las “tarifas recíprocas” hasta sus planes de restringir la ciudadanía por nacimiento, con efectos aún difíciles de dimensionar sobre el mercado laboral.
Trump ha citado reiteradamente el buen desempeño de Wall Street como una validación implícita de su agenda. Mientras los mercados sigan absorbiendo el impacto de sus anuncios sin provocar una corrección profunda, la Casa Blanca tendrá pocos incentivos para moderar el rumbo. En ausencia de ese contrapeso, todo indica que la incertidumbre seguirá marcando el pulso de 2026.
3.- China ganó la partida
El libro de la Casa Blanca dictaba que China debía ser la gran perdedora de 2025. Las alzas de aranceles, que en algún momento alcanzaron un 145% para la mayoría de sus productos, debían doblegar a Beijing e iniciar un boom de manufacturas en EEUU. Nada de eso sucedió. Hay dudas en el sector privado y en parte del mercado, pero la cifra oficial de crecimiento de China para este año todavía apunta a una expansión de 5%. Es más, en noviembre, su superávit comercial -origen y justificación para el alza arancelaria- alcanzó un récor de US$1 billón, gracias a una diversificación de mercados de destino para sus productos.
Las tarifas impuestas por Washington representaban un embargo económico de facto, que hería en lo inmediato a los retailers y fabricantes estadounidenses. Las advertencias de posible escasez en las repisas alcanzaron a la Casa Blanca. Más aún cuando China decidió bloquear las exportaciones de tierras raras, dejando en claro cuán dependientes de Beijing son industrias como defensa, energía, comunicaciones y electrónica.
Hacia octubre, luego de tres treguas, se llegó a un acuerdo que permitió la reducción de los aranceles a los productos chinos a 47,5% (en promedio). A eso se sumó la decisión de la Casa Blanca de autorizar a Nvidia a exportar sus chips H200, de alta capacidad para IA, a China. Algo que Washington había calificado por meses como un peligro a la seguridad nacional. En lo político, el presidente comunista chino, Xi Jinping, tuvo la oportunidad de presentarse ante el mundo como un defensor del libre comercio, y al mismo tiempo demostrar al mundo que el dominio alcanzado por sus industrias de procesamiento de minerales implican también un poder político.
Xi puede declararse ganador de la partida. Pero su victoria tiene puntos débiles. A pesar de medidas de estímulo la demanda interna continúa desacelerándose, y el casi default de una empresa constructora con respaldo estatal alertó que los problemas en el sector inmobiliario no han terminado.
4.- Redescubrir Latinoamérica
El rendimiento de 15% de las acciones estadounidenses, o el 25% de las acciones de Europa Emergente se queda corto con el casi 40% de avance de las acciones latinoamericanas. La región se benefició de su tradicional posición neutral y fue vista por el mercado como una las menos afectadas por el alza de aranceles de EEUU.
Al mismo tiempo su riqueza en recursos naturales la convirtió en una región estratégica tanto para EEUU como para China y la UE.
Además del factor geopolítico, que llevó a los inversionistas a buscar alternativas a EEUU, las acciones latinoamericanas se beneficiaron del positivo impacto de la caída del dólar en las monedas de la región; el precio al alza de los metales, la caída del petróleo y banco centrales que iniciaron un ciclo de bajas de tasas.
Tras una caída del 26% en 2024, las acciones latinoamericanas entraron este año con valoraciones castigadas, y transando con precios atractivos no solo respecto a acciones similares en otros mercados sino también respecto a sus promedios históricos.
Analizando el boom de las acciones latinoamericanas hacia mediados de año, Camila Guzmán, portfolio manager de LarrainVial Asset Management, los resumía así: “Hay factores que son tácticos, como la valorización. Mientras tienes a Estados Unidos transando en múltiples históricamente altos, tienes a Latinoamérica transando en múltiples históricamente bajos. Pero creemos que son valores que no reflejan todavía los cambios de institucionalidad que se han sucedido en las economías latinoamericanas”.
En el caso de Chile, a la mejoría del escenario macroeconómico se sumaron las expectativas de un cambio en el entorno político.
5.- La renta fija es atractiva
“El regreso de la renta fija”. La frase se hizo común en el mercado, especialmente alrededor del segundo trimestre, a medida que los inversionistas descubrían en los bonos una alternativa atractiva para generar retornos con menor riesgo, especialmente en mercados emergentes. Por ejemplo, el ETF VanEck Emerging Markerts Local Currency Bond (en moneda local) acumula un rendimiento de 18,19% en el año (al 17 de diciembre), superando al S&P500 (15,14%). Oxford Economics extiende a 2026 la apuesta por los bonos emergentes en moneda local, especialmente los latinoamericanos y con sobreponderacia en papeles chilenos.
A nivel internacional, 2025 vio un cambio en el ciclo de política monetaria, con recortes de tasas de parte de los grandes bancos centrales (excepto Japón) y varios emisores emergentes.
En el caso de los bonos emergentes en moneda local, el atractivo fue aún mayor. Muchos países llegaron a 2025 con una inflación controlada, y se vieron impulsados por la debilidad del dólar y el buen momento de las materias primas, especialmente metales.
Camila Astaburuaga, senior portfolio manager de renta fija en EFG Asset Management, destaca que el “fin del excepcionalismo estadounidense” también jugó un rol, con la diversificación de portafolios hacia bonos de países emergentes que ofrecían fundamentos económicos más atractivos. “Los mercados emergentes son, en lo general, muy distintos a los que vimos en los 80s-90s. Antes se explicaba el mayor costo por riesgo, debido a la inestabilidad política, instituciones débiles, mercados chicos. Hoy, los emergentes son otro planeta. Vemos mercados emergentes en general con todos esos negativos de antes muy positivos ahora: niveles de dudas bajos, con déficit fiscal o superávits mucho más atractivos que el mercado desarrollado. También crecimiento, demografía”.
6.- Hora de diversificar los portafolios
Para cuando los analistas de Bank of America Andreas Bruckner and Sebastian Raedler midieron las posiciones en el mercado, en marzo pasado, un neto de 23% de inversionistas declaraban estar subponderados en acciones estadounidense. Es más, las colocaciones en acciones de EEUU habían caído en 40% en un mes, la mayor variación desde 1999, desde que el banco realiza la encuesta entre gestores de fondos. En su lugar, un 39% tenía a las acciones europeas como la principal apuesta en sus portafolios.
“Rotación” fue el término con que se describió lo que pasaba en el mercado. Una rotación fuera de los activos estadounidenses y, sobre todo, fuera de las “siete magníficas” de la tecnología. Al cierre del primer semestre, el S&P500 acumulaba un avance de apenas 5,7%, muy por debajo del 10% de las acciones emergentes (MSCI EM) o el 23% del Hang Seng.
En su revisión de medio año, Gargi Pal Chaudhuri de Blackrock destacaba: “La mitad de nuestros clientes buscan diversificarse a través de activos alternativos líquidos como materias primas y activos digitales”.
La tendencia se acentuó a partir de entonces, impulsada además por el acceso de inversionistas retail a activos como el oro y la plata y el bitcoin a través de ETFs.
Más que una rotación, lo que hemos visto es una diversificación. Las apuestas por las tecnológicas se mantienen, pero dando espacio para otros activos como los metales. En su encuesta de diciembre a los gestores de fondos, BofA encontró que un 54% de los portafolios tenía “posiciones largas (a favor) en las siete magníficas” y un 29% con “posiciones largas en oro”.
7.- Mantener la calma paga
Este fue un año ejemplar para mostrar a los nuevos inversionistas la importancia de mantener la calma frente a episodios de volatilidad. El nerviosismo que se apoderó del mercado en torno a las políticas arancelarias de la Casa Blanca fue comprensible. Hasta el 2 de abril, el S&P 500 acumulaba una caída de 7,7% desde el 19 de febrero, cuando había marcado su máximo del año. Las pérdidas se profundizaron tras el llamado “Día de la Liberación”: el índice cayó un 12% en solo dos jornadas.
El 8 de abril, el S&P 500 tocó los 4.982,77 puntos, su nivel más bajo desde abril de 2024. Sin embargo, desde ese punto —y pese a nuevas correcciones en las primeras semanas de diciembre— el índice ha subido un 36%.
El rebote fue aún más pronunciado en acciones que habían sido duramente castigadas. Nvidia se ha recuperado un 84% (al 18 de diciembre) desde el mínimo registrado el 4 de abril. En el caso de Tesla, el repunte alcanza el 113% desde los US$228,30 por acción que marcó el 11 de marzo, luego de haber acumulado una caída de 52% frente a su nivel de comienzos de año
8.- La IA no es una moda
Tras dos años de estar limitada a la curiosidad de los chatbots, la Inteligencia Artificial (IA) dio señales de una mayor adopción, con impacto en el empleo, las inversiones y el crecimiento económico. Incluso, se reveló como una fuente de conflicto geopolítico, como lo demostraron el intercambio de alzas de aranceles y restricciones comerciales entre EEUU y China.
Grandes tecnológicas comprometieron US$ 320 mil millones en inversiones este año. Según S&P Global, las inversiones relacionadas a los centros de datos e IA fueron responsables del 80% del crecimiento de la demanda interna privada de EEUU en el primer semestre del año. Las inversiones supusieron una mayor actividad en construcción, energía, manufacturas de equipos, software e investigación y desarrollo.
Las inversiones para 2026 de las cinco “hiper escaladoras” (Microsoft, Oracle, Meta, Alphabet y Amazon) ya se proyectan en los US$600 mil millones. A nivel global, la inversión total en IA (no solo centros de datos) crecería de US$1,4 billones en 2025 a US$ 2 billones en 2026, según la consultora Gartner con cifras a diciembre.
9.- Bitcoin no es un refugio
Una de las narrativas que perdió fuerza en 2025 fue la del bitcoin como “activo refugio”. Sus promotores sostenían que la criptomoneda podía reemplazar al oro como instrumento para proteger los portafolios frente a la incertidumbre y la pérdida de poder adquisitivo causada por la inflación. Ese argumento se apoyaba en episodios de correlación inversa entre el bitcoin y el S&P 500 —o, en particular, con las acciones tecnológicas— que se observaron con cierta frecuencia entre 2019 y 2020.
Sin embargo, desde 2024, con la progresiva institucionalización del bitcoin, el ingreso de inversionistas institucionales y el mayor acceso de inversionistas minoristas a través de ETF, estos episodios se han vuelto menos frecuentes y menos intensos. Una mirada al comportamiento del bitcoin frente al Nasdaq 100 muestra que ambos activos han tendido a moverse en la misma dirección: caídas en abril, repuntes entre mayo y octubre, una nueva corrección en noviembre y recuperación en diciembre. Como referencia, en noviembre el bitcoin cayó un 17%, frente a una baja de 1,6% del Nasdaq en ese mismo mes.
Es cierto que el bitcoin también se vio afectado por factores propios de la industria, como la falta de avances en la anunciada agenda de la Casa Blanca para ampliar la adopción de las criptomonedas y desregular el sector. Con todo, su creciente sincronía con el Nasdaq y el S&P 500 ha sido interpretada por el mercado como una señal clara la mayor participación de inversionistas institucionales y minoristas expone al bitcoin a los mismos shocks macro y financieros que suelen gatillar episodios de volatilidad en los mercados tradicionales.
10.- La importancia de los minerales
De la mano de la IA, los metales y minerales necesarios para semiconductores, dispositivos electrónicos y la transición energética cobraron relevancia geopolítica en 2025. La Casa Blanca actualizó su lista de materiales estratégicas, impuso aranceles de 50% al acero, aluminio y algunos productos derivados del cobre (pero al metal puro o refinado, lo que podría suceder en 2026).
EEUU y la UE se lanzaron en una campaña por asegurar suministros de los materiales, para reducir su dependencia de China. La decisión de Beijing de restringir las exportaciones de tierras raras, en abril y octubre pasado; y la adopción de una medida similar al cobalto de parte de Congo, aceleraron la carrera. EEUU incluso entró a la propiedad de tres productoras de tierras raras, litio, cobre y cobalto: MP Materiales, Lithium Americas y Trilogy Metals. La Casa Blanca además promete “más acuerdos históricos” en el sector minero en el 2026.
Las grandes mineras también aceleraron la carrera por capturas recursos, especialmente en el cobre. Anglo adquirió Teck, BHP formó un joint venture con Lundin para proyectos entre Chile y Argentina, Glencore adquirió el proyecto Quechua en Perú, en el que Fortescue se hizo con el control de Alta Copper, entre otros.
En su informe de diciembre, BloombergNEF afirma que el cobre es el metal que enfrenta una mayor presión de demanda, por el rápido crecimiento de los centros de datos, la expansión de la red eléctrica y la adopción de los vehículos eléctricos. Los analistas anticipan un déficit estructural del mercado del cobre a partir de 2026, con un déficit que crecería hacia los 4 millones de toneladas en 2030 y alcanzaría los 19 millones de toneladas a 2050, sino se construyen nuevas minas y plantas recicladoras.
El precio del cobre ha subido más de 30% en 2025. Pero otros metales acumulan avances mayores. El oro ha ganado 65%, la plata ha rendido 124% y el platino un 112%.
Además de una demanda desde el sector industrial, estos metales se han beneficiado del mayor interés de los inversionistas.
En el caso del oro, razones políticas llevaron a bancos centrales a aumentar sus reservas del metal. Polonia inició la expansión de sus reservas de oro tras la invasión de Rusia en Ucrania. Otros bancos centrales habrían tomado la misma estrategia tras el congelamiento de los activos rusos y ante la incertidumbre en torno a las medidas de la Casa Blanca.
Tras el alza del precio del oro, la plata y el platino aparecieron como alternativas atractivas, presionando aún más suministros ya estrechos.
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