Marcó del Pont, restaurador de la monarquía

Por Alejandro San Francisco Profesor del Instituto de Historia y la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Chile.

Por: | Publicado: Viernes 13 de mayo de 2011 a las 05:00 hrs.
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“Cuando dos o tres días después de la batalla de Rancagua entraron a Santiago las primeras tropas realistas, apareció la ciudad completamente adornada con la bandera española”. Esto era, según José Zapiola, una manifestación de la “prudencia” de los chilenos, pero también muestra la debilidad del sentimiento nacional en los años de la lucha por la emancipación. Pronto comenzó el breve gobierno de Mariano Osorio en la capital, iniciando lo que se conoce como Reconquista o Restauración Monárquica.

Después fue designado Francisco Casimiro Marcó del Pont (1770-1819), persona que había seguido una interesante carrera militar en España, luchó contra Francia, estuvo preso, ascendió en diversos puestos y fue designado como Gobernador de Chile, para consolidar el gobierno de Fernando VII en medio de un ambiente hostil.

Rápidamente comenzó la tarea, marcada por la dureza de sus medidas, en un contexto donde muchos patriotas habían partido al exilio, algunos preparaban la lucha militar y la persecución afectaba a otros tantos que fueron enviados a Juan Fernández, donde sufrieron privaciones y dolores. Por otro lado, la actividad policial de los famosos Talaveras –liderados por Vicente San Bruno– alentó la represión y arbitrariedades de la administración.

La figura de Marcó del Pont cuenta con una amplia bitácora de críticos. Como expresa Barros Arana, “la limitación de su inteligencia y su vanidad pueril” lo convirtieron en instrumento de quienes querían influir en su ánimo proclive a la lisonja, mientras los hermanos Amunátegui lo califican como “una figura afeminada y de modales adamados, era cruel a sangre fría”.

En una visión más matizada, el estudio de Cristián Guerrero Lira sobre la contrarrevolución explica que “se debe considerar que la adopción e imposición de medidas que tendían a afianzar a un grupo en el poder, además de las restrictivas, fue común tanto al régimen monarquista como al revolucionario en toda América”. 
De esta manera, la mala prensa con que cuenta, por ejemplo, el Tribunal de Vigilancia y Seguridad Pública que se creó en 1816, que impedía las reuniones sospechosas, vigilaba la correspondencia y prevenía las maquinaciones contra el gobierno, es análogo a las duras normas establecidas previamente por las autoridades criollas. Un documento de 1814 señalaba que “sufrirá la muerte todo aquel a quien se le justifique la menor comunicación, directa e indirecta, con el enemigo”.

Todo lo anterior ni eleva la figura de Marcó del Pont ni pretende desconocer los abusos del gobierno de la Restauración Monárquica, pero pone las cosas en una perspectiva más adecuada. El Gobernador fue detenido tras la batalla de Chacabuco, y San Martín lo envió finalmente a Mendoza. La historia terminó como sabemos: en 1818 Chile proclamó su Independencia, dando comienzo a nuevos desafíos de organización republicana. Un año después Marcó del Pont falleció.

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