Los resultados que dejó la primera vuelta presidencial en Chile siguen resonando con fuerza en los mercados, alcanzando incluso a la banca internacional.
El banco suizo UBS envió este lunes un informe a sus clientes con una lectura categórica del resultado electoral: “La derecha política está ganando terreno a expensas de la izquierda gobernante, y los votantes están rechazando decisivamente a los partidos tradicionales que han moldeado la política chilena durante décadas”, sostuvo la entidad.
Aunque la candidata oficialista, Jeannette Jara, obtuvo el 26,8% de los sufragios y el abanderado opositor, José Antonio Kast, un 23,95%, UBS destacó que mientras la representante del PC estuvo en línea con los sondeos, “Kast superó significativamente las expectativas”.
Sin embargo, el informe subrayó que el golpe más duro lo recibieron las coaliciones históricas de centroizquierda y centroderecha. La irrupción de Franco Parisi con un 19,2% de las preferencias y el 13,9% obtenido por el libertario Johannes Kaiser, sumados al 12,9% de Evelyn Matthei, representante de Chile Vamos, dejó en evidencia el rechazo transversal hacia las estructuras tradicionales.
En un análisis regional, el banco afirmó que “el péndulo de América Latina se está alejando de la marea rosa de izquierda, y se está inclinando hacia líderes de derecha”, con ejemplos visibles en El Salvador, Ecuador, Argentina y Bolivia.
Segunda vuelta y Congreso
Aunque Jara encabezó la primera vuelta, UBS señaló que la distribución total de votos favorecerá ampliamente a Kast en un balotaje.
En conjunto, los aspirantes de derecha -incluyendo una fracción de Parisi- sumaron cerca del 70% de las preferencias, lo que, según el informe de IBS, subrayó la “ventaja estructural” con la que el republicano llegará a la segunda vuelta.
En paralelo a la elección presidencial, Chile renovó la Cámara de Diputados y parte del Senado. Para la entidad suiza, los resultados preliminares muestran un triunfo contundente para el bloque de derecha.
En la Cámara Baja, el Partido Republicano pasó de alrededor de 15 a cerca de 41 escaños -un salto desde el 10% al 26% de la sala-.
Al sumar los aproximadamente 37 escaños obtenidos por la centroderecha tradicional, la derecha controla ahora entre el 50% y el 51% de los 155 puestos, un avance relevante frente al 45% que tenía antes de la elección.
El oficialismo, en cambio, retrocedió de unos 72 escaños a aproximadamente 60, cayendo desde el 46% al entorno del 39% de la Cámara.
Según UBS, estos cambios configuran un Congreso donde la derecha emerge con una posición significativamente fortalecida.